WC | BURN THE WITCH!
Un peligroso viaje por Europa pone a Tabitha frente al libro que cambiará su vida, y la de sus amigas. Intrigada por la magia, pero careciendo de cualquier tipo de conocimiento de la misma, terminaran trayendo a la vida a la br...
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3 ZELENKASLAVIK
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La figura desnuda delante de ellas las miró con ojos brillantes, pero con sus pupilas verdes oscurecidas. Por un instante, un espasmo le hizo sacudir los hombros, pero fue un movimiento tan pequeño e imperceptible que Tabitha creyó haber visto mal. Quiso intentar mirar a sus amigas, entender si estaban pasando por alguna situación similar en cuanto al terror y la desesperación que inundaba su propio cuerpo, pero ni siquiera fue capaz de llenar sus pulmones con aire en un momento como aquel. El único pensamiento que persistía en su mente y al que deseaba aferrarse era que los padres de Paige hubieran escuchado sus gritos y estuvieran a punto de ingresar a través de la puerta del cuarto.
Pero los segundos en silencio pasaban, y nada ocurría.
—Bude někdo mluvit? —volvió a hablar en un idioma desconocido para ellas, y escuchó a Andrea sollozar a poco de ella.
Era la única que parecía poder reaccionar —para bien o para mal— a la situación: su cuerpo se contraía y su espalda se movía encorvada mientras daba largas bocanadas de aire en un intento por recomponerse y entender lo que ocurría. La rubia quería que aquello que estaba viendo no fuera más que una pesadilla, una clase de ensueño al que había saltado sin darse cuenta. Pero por más que se pedía a sí misma despertar, nada servía.
—Français? —soltó la mujer casi sin moverse. Notaba por el suave movimiento de su pecho que se encontraba respirando de forma agitada. Su rostro, aunque serio, tenía un aspecto que causaba cierto temor en cada una de ellas: era una mirada de superioridad y agresividad, mezclada con una pequeña y casi imperceptible mueca de molestia en sus labios—. Русский?
—No entendemos —fue Paige quien habló con voz temblorosa. Con sumo cuidado, levantó sus manos que se encontraban apoyadas sobre el suelo y llevó una mano a sus labios y negó con la cabeza, intentando darse a entender.
—Español —soltó la mujer finalmente, con un perfecto acento. Parecía como si fuera su primer idioma, pero Tabitha sabía a la perfección que no era así—. Entonces, ¿quién recitó el hechizo?
