07.Sueños y pesadillas.

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07.Sueños y pesadillas.

Tabitha no estaba segura de lo que ocurría. Su mente activa le indicaba que era real. Una fracción de ella, buscaba alguna clase de consciencia para descubrir que era una mentira. Sin embargo, la adolescente no pudo acercarse a ninguna respuesta. 

    Estaba descalza. El suelo era frío, y la tierra seca le molestaba entre los dedos. Pero mientras más intentaba alejarse del lugar en el que se encontraba, más le molestaba la tierra subiendo por su piel. No era una sensación extraña en demasía, pero causaba incomodidad en la muchacha.

    Todo estaba oscuro, y su corazón temía. Sus manos temblaban por el simple hecho de desconocer su propio paradero. Miraba a un lado y hacia otro, pero no podía descubrir nada más que sombras extrañas, y un cielo estrellado en lo alto. Sabía que estaba perdida, pero no podía recordar nada sobre los últimos momentos antes de llegar allí. Sin embargo, algo le decía que ella se había metido en aquel problema sola. 

    Una pequeña luz danzante se movió lejos de ella. La forma de los árboles a su alrededor comenzó a formarse, y entendió que era una clase de bosque oscurecido por la noche. Como una polilla atraída a la luz, Tabitha comenzó a avanzar con cautela. Fue allí donde entendió que portaba un vestido. Cuando se detuvo para observar con atención, un pequeño recuerdo asomó a su mente, pero no pudo retenerlo. Era blanco, con un bello bordado, y cubría casi todo su cuerpo. Debió levantar parte de la tela para que no se manchara con el suelo, y pronto, regresó a su camino. 

    La luz a la distancia pareció multiplicarse. Lo que antes había sido un apaciguado llamado amarillento, ahora eran cuatro estrellas que avanzaban entre los árboles. Tabitha apuró el paso, a la espera de poder dar con ayuda. Quería saber dónde se encontraba, pero más que nada, quería regresar a su casa. 

    Su cuerpo se detuvo abruptamente cuando dio con una de las personas que portaban las luces. Era Zelenka Slavik, llevando un bello vestido como el suyo, y cargando una lámpara de aceite en alto.

    —¿Te habías perdido?  —consultó con amabilidad. Sus ojos brillaban en la noche, y mostraba una bella sonrisa que definía su rostro—. Te estábamos esperando. 

    Zelenka no pareció reconocer a la adolescente. O quizá sí, pensó. Porque la miraba como si la conociera de toda la vida. 

    La mujer extendió una mano hacia ella. Tabitha accionó rápidamente, enviando su cuerpo hacia atrás. Pero Zelenka no pareció enojarse; una pequeña pero animada risa escapó de sus labios. Su rostro era diferente a como lo recordaba: era la misma mujer, pero se la veía relajada, amable, sin violencia. Zelenka parecía feliz. 

WITCH CLUB | Peter ParkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora