Aprender a Escuchar

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– ¡No estoy loca! – Gritó Lisa mientras lanzaba un vaso de vidrio al suelo.

– Tranquilizate... – Tomé sus manos que estaban temblando.– Un psicólogo no es para la gente loca, claro que no estás loca.

– Hija... cálmate... – Dijo mi tía asustada.– Solo queremos ayuda...

– ¡No me están ayudando! – Gritó molesta.

– Lisa... nadie está gritando... – Miré sus ojos.– Tienes que aprender a mantener la calma...

– Tu actitud no es la mejor... – Dijo mi tío.– Creo que debemos comenzar con aceptar que estás mal...

– ¡No estoy mal! – Dijo con sus ojos llenos de lágrimas.– ¡Ustedes están mal!

– Tranquila... – La abracé y ella hizo lo mismo comenzando a llorar en mi cuello.– Está bien... lo que dijo mi tío es verdad...

– Siempre están trabajando... – Dijo triste.– Nunca están en casa... ellos no saben nada...

– Pero yo si... yo siempre estoy contigo... – Acaricié su espalda.– Tienes que aprender a escuchar y a hablar... no es difícil... todos tienen su momento para hablar... tú siempre tendrás el tuyo... y todos te vamos a escuchar...

– T-tengo miedo... – Susurró.

– Hija, siéntate... – Dijo mi tía.

– Váyanse... – Sentí como Lisa comenzó a dejar caer su peso en mi.– ¡Váyanse!

– ¿Quieres ir afuera? – Susurré y ella negó.– Está bien... creo que... yo hablaré con ella – Miré a mis tíos y ellos me miraron preocupados.– Solo será una charla...

– No queremos que... te... lastime... – Susurró mi tío.

– Ella no hará eso... – Sonreí.– Eso espero...

Mis tíos salieron de la sala y se fueron a la cocina. El carácter de Lisa se había hecho solo aún más fuerte estos días... ya no era solo esa chica ruda que todos conocían... ahora todos le tienen miedo...

– Lisa... – Susurré en su oído.– Yo te acompañaré si psicólogo si puede hacerlo... ¿Si? Necesito que aceptes esta ayuda...

– No la necesito...

– Sí la necesitas... – Tragué saliva.– Tengo miedo de que lastimes a alguien... sabes que esto ya es un problema de ira... – Abracé su cintura.– Amor... por favor... escúchame...

– Te estoy oyendo... – Dijo llorando.

– Me estás oyendo pero no me estás escuchando – Tomé sus mejillas.– Lisa, solo quiero ayudarte – Fruncí el seño.– No quiero que te alejen de mi...

– No me entiendes...

– No lo hago porque no me dejas hacerlo... – Miré sus ojos.– No sé si te sientes sola, triste o confundida... si te sientes así cuando estás conmigo... me estarás lastimando a mi también... yo te voy a apoyar en todo lo que quieras... pero necesito que ya no actúes de esta forma... sé que no es fácil... es difícil ser tú... pero no sé porque es difícil... todos quieren ayudarte y tú solo te rehúsas.

– ¡Es por su culpa! – Frunció el seño.– ¡Ellos nunca están cuando los necesito! ¡Nunca saben que pasa! ¡Solo me regañan!

– ¿Es eso? – Solté un suspiro.– Lisa... sé lo horrible que es la falta de atención... por eso estoy aquí... – Sentí lágrimas en mis ojos.– Pero tú tienes a una familia que se ama... que nunca discuten... y que probablemente este es su único error... no pasar tiempo contigo... – La miré.– Tus padres pueden entender todo lo que sientes... ellos son así pero necesitas decirlo... no solo te molestes... y grites... – Pasé mi dedo pulgas por una de las lágrimas que salieron de mis ojos.

Lisa metió la mano a su pantalón y sacó una navaja y me miró completamente triste.

– Toma... – Dijo en voz baja.

– Gracias – Tomé la navaja y dejé un beso en su frente.

– ¿Por qué siempre que sufro llega alguien sufriendo más y se olvidan de mí? – Miró el suelo.

– Porque tu sufrimiento es egoísta... ni siquiera tú sabes que es lo que te duele... y aunque supieras... no haces nada al respecto... – Metí la navaja a la bolsa de mi pantalón.

– ¿Por qué lloras? – Me miró.– ¿Por que lo haces? – Dijo con su voz quebrada.

– Porque... nunca tuve a alguien que me quisiera tanto... mi tía siempre está ahí para escucharme y nunca me falta un abrazo de mi tío... – Sentí un nudo en mi garganta.– Yo solo buscaba comprensión... me confié tanto de mi inteligencia y... perdí...

Sentí como mi cuerpo comenzaba a perder fuerza y de un momento a otro ya no miraba absolutamente nada.

– ¡_______! – Escuchaba que gritaban pero no podía diferenciar las voces.

Me sentía mareada...

– ¡Despierta!

Sentí como alguien tomó mi cuerpo y me llevó a un lugar.

– ¡_______!

Alguien tomó mi mano y solo sentí como si todo desapareciera como por arte de magia.

Como Un Chico - Imagina Con LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora