Lisa

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Que linda se ve durmiendo, quien diría que en su pubertad era el mismo Diablo. 

Se ve tan tranquila durmiendo... me pregunto si será porque sus pinturas ya están en el museo... quizás es porque simplemente es Lisa y ella siempre duerme bien.

– _______ – Tomó mi mano.

– Me asustaste... – Dije sintiendo como mi corazón palpitaba con fuerza.– ¿Qué pasa?

– Quiero helado – Hizo un puchero.

– Son las 3 de la mañana – Rasqué mi cabeza.

– Quiero helado... – Comenzó a jalar mi mano.

– No tenemos helado – Miré el techo.

– Yo compré... – Golpeó mi abdomen.– Traelo.

– Ve tú por el – La miré abrazar su almohada.

– Tengo sueño...

– Lisa, esta no es una buena hora para comer helado – Solté un suspiro.

– Está bien... – Me dio la espalda.

– Lisa... – Tomé su cintura.– Ya lo traeré... no te enojes... – Dejé un beso en su mejilla.– ¿Solo eso?

– Ya no quiero nada – Dijo seria.

– No te comportes así... – La abracé.– Solo quiero cuidar tu alimentación porque me preocupas...

– Casi no comemos helado... – Dijo en voz baja.

– Lo sé y no importa que lo comas pero... no necesito que tengas energías desde muy temprano... – Hice una mueca.

– Pienso que no me toleras...

– ¿Enserio?

Por favor, llevo más de dos años a su lado, ¿Qué demonios la hizo pensar eso?

– Bueno... – Se dio la vuelta y me abrazó.– ¿Por qué estabas despierta?

– Me llegaron unos mensajes... – Contesté y sentí como metió sus manos debajo de mi camiseta.

– Mmm... – Sonrió.– Hace algunos días que no lo hacemos... – Acarició mi espalda.

– Sabes que he estado ocupada – Tomé su mejilla.

– Deberías de recompensarlo... – Me jaló hacia ella haciendo que me pusiera encima suyo.

– No tienes ropa interior ¿Cierto? – Pregunté y ella me sonrió.

– Tengo que estar libre para ti... – Bajó sus manos a mi abdomen.– ¿Qué pasa si me quieres tocar y estoy dormida? Tienes que tener el acceso libre...

– Eso nunca pasará... – Ella subió sus manos quitando mi camiseta.

– Ha pasado mucho tiempo y sigues siendo igual de cerrada... – Comenzó a besar mi cuello.

– No es eso... – Sonreí.– Es respeto hacia ti.

– Olvida eso por un momento... – Tomó mis mejillas.

– Sabes que no puedo hacerlo – Quité su camiseta.

– De todas formas me gusta – Puso sus manos en mis hombros.– Lo haces con amor y se siente lindo... – Bajo sus manos a mis brazos.

– Deja de tocarme así – Reí.

– ¿Por qué? – Tocó mi trasero.– Si me gusta...

Mi teléfono comenzó a sonar, ¿Por qué alguien me llamaría a las 3 de la mañana un sábado?

Como Un Chico - Imagina Con LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora