Todo

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Quizás son los relámpagos los que hacen que mi corazón palpite con fuerza... eso debe ser...

Solo ha pasado un día del accidente y ya es de noche... me encuentro en la sala esperando a que Lisa llegue... nadie tiene ni idea de dónde está pero... ¿Por qué a nadie le interesa?. "Es Lisa, siempre se desaparece". ¿Alguien que no sea yo puede mostrar interés por ella?

Mis padres están durmiendo en la que era mi habitación y he evitado hablar con ellos todo este tiempo, usar muletas ya me es suficiente.

– _______... – Dijo Lisa.– Pensé que estarías con...

– ¿Dónde estabas? – La miré.– ¿Por qué no contestabas mis llamadas? – Me puse de pie.– Estás toda mojada...

– Yo estaba... con unos amigos... – Se acercó a mi.

– Vienes drogada, no soy estúpida – Solté un suspiro.– Tu pupila está dilatada y tus ojos rojos... ¿No entiendes que quiero ayudarte? Me estás complicando todo...

– No sabía que estarías aquí... – Tragó saliva.

– ¿Y era necesario? – Fruncí el seño.– Lisa...

– "Lisa, necesitas ayuda" – Rodó los ojos.

– Lisa... ya no quiero esto... – Ella me miró enseguida.– Yo solo quiero una vida normal... mi vida se basa en pelear y a los minutos estar teniendo sexo... luego en el hospital, corazones rotos y confusos... lagrimas y después comer para arreglar todo... y todo eso pasa en un maldito día... yo te amo pero... si no puedes ayudarte a ti misma... por más que me preocupe por ti... ya no cuentes conmigo... – Tomé mi celular y mis muletas.– Esto no es solo para ti... ya ni quiero que nadie cuente conmigo.

– Espera... – Tomó mi mano.– No te vayas...

La miré incrédula y después negó con su cabeza apenada.

– Y-yo sé que no puedes caminar pero no me refería a eso... – Rascó su cabeza.

– Olvídalo, Manoban – Negué con mi cabeza.

– Amor... – Apretó un poco mi mano.– Dime amor... no Manoban... – Dijo con un puchero.

– Tus pucheros y lagrimas ya no funcionan... ya no somos niñas – Solté su mano.– Ya no somos nada.

– No me digas eso... – Miré su barbilla temblar dando a entender que lloraría.

– Lo siento... pero ya no eres la misma chica que conocí hace tiempo... la Lisa que me odiaba y trataba de empeorar mis días... – Me senté de nuevo en el sofá.– Deberías dormir... ya es tarde.

– Te prometo que...

– ¡Cállate! – Grité molesta.– ¡Deja de prometér cosas que no vas a cumplir! ¡No seas estúpida!

– No me grites... – Dijo con lágrimas en sus ojos.

– ¡No llores! – Tomé su camiseta y la acerqué a mi.– ¡Deja de ser una maldita llorona!

– Basta... – Hizo un puchero.

– ¡Escúchame! – Ella dejó caer su peso y se puso de rodillas mientras yo seguía jalando su camiseta.

– No... – Dijo temblando.

– ¡Deja de ser una maldita niña engreída, grosera y presumida! – Ella me miró triste.

Sin pensarlo dos veces, besé sus labios esperando a que rechazara mi beso lo cual nunca sucedió. Ella dejó salir sus lagrimas y me abrazó con fuerza sin alejarse de mi.

Como Un Chico - Imagina Con LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora