Capítulo 1

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                                                                                                      ~Así comienzan los cuentos de invierno.

Elisa:

"No soy un pájaro y ninguna red me atrapa. Soy un ser humano libre con una voluntad independiente"

Son las últimas letras de Brontё que leo en mi libro "Jane Eyre" luego de tomar una taza de té sentada en la ventana mirando a la gente caminar de un lado a otro, con el aire fresco que llega del mar hasta mi cabello y le alborota y justo en este pequeño rincón de mi casa me escondo a ratos, jugando a ser una niña feliz que tiene todo y a la vez nada y aquí vamos otra vez; estoy con un bajón horrible solo de pensar que me queda medio día para terminar las maletas e irme lejos como un ave que emprende vuelo sin rumbo, solo que mi rumbo lo llevo bastante claro y preciso; Madrid.

Mi vida en Valencia es bastante apacible, diría yo, vivo en un apartamento cerca del mar, pues tengo una obsesión con el olor del salitre, la gente pasando a la orilla de la playa, las palmas y todo esto que ya lo estoy dejando atrás, incluyendo mi casa, donde pasé los últimos 10 años de mi vida. Eso también abarca mi universidad donde inicié mi carrera, la cual amo y estoy segura de que me espera un buen futuro como arquitecta, pero aún me faltan dos años más para poder graduarme y la quisquilla de Gabi, todo este tiempo me hizo que dejara todo atrás y me mudase, donde comenzaré una nueva vida, sin conocer a nadie menos a su familia que es como mi familia también y a Marina que ambas son lo más cercano que tengo.

En Valencia me las apañaba para llevar un control riguroso de mi tiempo, por las mañanas, tomaba las clases en la universidad, justo dos horas después estudiaba bocetos, debía perfeccionar mi trazado a mano alzada, ocupaba media hora para realizar la video llamadas diaria a Gabi y a Marina, que nunca se cansaban de rogarme, somos como hermanas, fuimos juntas al jardín, tomamos clases juntas pero nos separamos al entrar en la Preparatoria, quise quedarme aquí y ellas se quedaron allá, hace cinco años no las veo, literalmente, las veo todos los días pero no nos encontramos y en realidad le echo mucho de menos.

De esta ciudad extrañaré la playa por las mañanas, antes de que el sol saliese, mis paseos por los museos los sábados ¿que ya lo tenía rayado? vale, pero era uno de mis hobbies favoritos, me encanta la historia, la Catedral y por las tardes salía a por café y a la librería pero todo ha quedado en un simple recuerdo lleno de lágrimas, no quiero irme y dejar todo, pero mi realidad es que estoy sola y necesito desprenderme de lo que me aferra a este lugar: mi pasado.

Ahora me encuentro empacando todas mis cosas con lágrimas en mis ojos y mirando con nostalgia como me deshago de todo lo que me hizo una mujer. Me siento en la ventana por última vez y contemplo el mar, siempre he admirado el oleaje y sus misterios, pienso que nuestras vidas son como olas, que van siempre van hacia su final a encontrarse con la arena y luego la misma fuerza les arrastra a lo profundo. Miro mi reloj, mi vuelo es en la noche y yo todavía estoy haciendo teorías de la vida. Empaco un par de libros ¿A dónde voy yo sin que ellos vayan conmigo? Observo a mi alrededor y no queda nada más, solo las sonrisas encerradas en estás cuatro paredes.

Termino de empacar, dos maletas sobran para llevar mis cosas, en realidad una parte de mí quiere desprenderse de todo y otra está aún agarrando por su mano el pasado. Me dispongo a contactar a un taxi, tomo mi móvil y hago todo lo correspondiente, espero unos minutos en la acera y le veo venir, suspiro, me volteo a ver por última vez mi hogar, lo que a partir de ahora será de otra persona, pues lo he vendido para poder rentar un pequeño apartamento en Madrid, quiero tener la libertad y ser independiente y decidir por mí misma lo que haré, ya tengo vistos varios pero ninguno se ajusta a mis ahorros, venga ya, que vivo tranquila pero no soy rica.

"Entre el Orgullo y el Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora