Capítulo 17

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                                              ~Puto juego.
Aleck:
Salgo del ascensor del hotel acomodando la corbata de mi traje, camino en dirección a la puerta de salida, con la mano metida en el bolsillo y la otra sosteniendo mi móvil; los Pierce me han llamado para una reunión familiar con los amigos de Kyle que han llegado de Inglaterra ¡maldita familia! y sus antojos. Paso la mano por mi pelo alborotado y me dispongo a ir, Devon me espera, no tengo ánimos de conducir hoy. Los trabajadores me miran como suelen hacerlo pero les ignoro. Camino hacia la salida y noto el aire frío que hay en Madrid hoy.
—Andando Devon. — Le digo abriendo la puerta del auto y entrando de una.
—Sí Sr. Aleck. — Responde mirándome por el espejo mientras miro el móvil y me pongo mis lentes oscuros. Devon conduce y continúa mirándome como si quisiera decirme algo.
— ¿Quieres decir algo Devon? — Pregunto con intriga mirando por la ventanilla oscura de mi carro.
—Señor... — Dice arrastrando las letras por su pésimo español, al menos yo disimulo un poco lo de británico. — Tiene...— Señala el cuello de su traje — Tiene labial. — Dice de una vez y mueve el espejo del carro para que me vea.
— ¡Mierda! — Expreso en voz baja y saco un pañuelo para limpiarlo, pero lo único que consigo es regarlo y suspiro para no terminar arrancando el puto traje, acomodo la corbata para que no se vea tanto. Joder, putas de mierda, que no saben complacer  a un hombre.
— ¿Quiere pasar a por otra señor? — Inquiere mirándome.
—Olvídalo, Devon, solo conduce.
— ¡Cómo diga señor! — Expresa y siento como el auto acelera en dos minutos. Devon toma posesión de la carretera y la velocidad aumenta, miro por los cristales negros templados el ambiente de Madrid, han pasado 15 días desde que inició el año y sinceramente quisiera que fuese por la mitad de los meses, debo graduarme lo antes posible ¡joder! Las calles están llenas de gente, las tiendas con sus ofertas de año nuevo, cafeterías y demás, todo está abarrotado, puta pobreza, me da asco el simple hecho de pensarlo.
Voy pendiente a mi reloj, mi móvil suena desesperadamente de parte de la Sra. Pierce, pero estoy a unos minutos de la casa, falta poco para arribar al infierno y ya siento los tambores resonar de la emoción. La casa está un poco apartada de la ciudad pero no en los límites, tomando la carreta de salida está a unos 20 minutos del centro. Miro a mi alrededor los árboles que cubren a cada lado la carretera y ya puedo ver la Mansión Pierce, la que supuestamente es mi herencia, pintada de blanco, con su diseño británico, las verjas de hierro grandes que se abren al paso del carro, la fuente en el centro, los jardines bien cuidados, las columnas inmensas que sostienen la entrada principal de la casa, miles de trabajadores y porteros, joder, esto es una maldita prisión, aunque debo reconocer que es una de las casas más bellas de España, hace tiempo no venía y todo está intacto, los asientos para tomar el aire y el té en el jardín y obviamente las ventanas de mi cuarto en lo alto, miro un instante pero continúo, Devon se dirige a estacionar el coche, le he pedido que se quede esta noche en casa, así puede llevarme de vuelta.
Entro y Pedro me da la bienvenida, es uno de los trabajadores más viejos de la casa, apenas tenía 10 años cuando llegó. Están todos en la sala principal charlando y riendo a carcajadas como si algo de lo que dijesen fuera gracioso cuando en verdad es patético. Sus amigos se asombran al verme entrar pero no digo ni una palabra, está Kyle vestido de negro, con el bastón en las manos, su sortija en el dedo anular izquierdo y sus ojos azules queriendo penetrar mi alma.
— ¡Aleck! hijo, has llegado — Expresa Kyle con su cinismo ridículo pero paso de él.
—Tal parece — Respondo inclinado mi cabeza y acomodo mi traje.
— ¡Wow! — Se asombra Richard — Aleck es todo un hombre — Dice levantándose del asiento y apretándome la mano fuertemente. — Kyle... ¿qué puedo decirte? — Expresa mirándole.
—A la verdad estoy muy orgulloso de mi hijo — Le responde Kyle sonriendo con hipocresía a lo que lo miro con una ceja arqueada.
—Cualquiera lo estaría — Suelto con ironía y ellos se echan a reír.
—Juro por mi vida que te he visto entrar y no te he reconocido Aleck — Espeta Marco dándome unas palmadas en mi espalda con los ojos abiertos como plato — La última vez que te vi eras un pequeño diablillo correteando por toda la casa en Londres.
—El tiempo pasa volando queridos amigos — Se incorpora Kyle. —Toma asiento hijo, comparte con nosotros este momento especial. — Expresa alzando su vaso — Brindemos por Aleck.
—¡Por Aleck! — Dicen y yo tomo un trago que me he servido, me mantengo sin decir una sola palabra, muero porque pasen los minutos rápido y largarme. ¡Esto es una gilipollez!
—Cariño mío, has llegado. — Expresa la Sra. Pierce al verme. — No he sabido nada de ti en estos días. — Dice y me da un beso en la cara a lo que me aparto.
—Vale ya. — Digo llevando el vaso a mi boca — He estado ocupado.
— ¿Estás hambriento cariño? — Inquiere con su repugnante voz — He ordenado tu plato favorito — Dice en voz baja acariciando con sus manos mi cara, pero le vuelvo a apartar, no soporto siquiera que esté a mi lado, le miro de reojos y ella nota mi incomodidad.
Una botella de Whisky SackMan me basta para hacer de mi noche un verdadero desafío. Par de tragos con hielo bajan por mi garganta mientras el olor de la comida preparándose sale y nos encuentra a los Pierce sentados junto a las amistades de Kyle en la sala principal de la puta casa. Algo de música clásica suena, yo tomo mi móvil y reviso, un par de mensajes de Roberto invitándome a cenar, como si pudiese irme y no regresar jamás. Hablan de negocios y uno que otros asuntos de sus vidas privadas, me muestro ajeno a ello, como si no existiese, he venido solo de espectador en esta dramaturgia.
—Pero Kyle, tu empresa es todo un éxito — Interviene Marco — Los valores de tus negocios incrementan cada día más y más.
—Es esfuerzo y dedicación, querido Marco. — Se incorpora Kyle y los oigo de lejos hablar mientras sigo clavado en mi móvil — Desde que papá murió toda la responsabilidad cayó sobre mis hombros, mis cuatro hermanos aún pequeños y yo, con 20, no hice más que conservar la humilde herencia que mi padre nos dejó. — Expresa, enciende un cigarrillo y me mira. Este tío es todo un gilipollas.
—Siempre te admiré, tu familia fue para nosotros un refugio cuando nuestra empresa cayó. — Balbucea Richard ¡joder! qué asco dan, a decir verdad, este exceso de mierda me pone mal.
—Mis casas son suyas — Dice Kyle. — Y mi familia es suya también.
—Un brindis por ello. — Mueve su copa Richard y yo miro hacia arriba para desconectarme de este circo, me acomodo en el asiento y me recuesto un rato.
El tiempo pasa y miro mi reloj 6:20 de la tarde, juro por mi vida que no soporto un minuto más. Kyle con su buen humor y su ironía marcada, me mira en acecho, por lo que me levanto y voy hacia al baño. Entro y cierro la puerta con seguro ¡joder! estaba al punto de mandar a todos a la puta mierda, es un martirio evidente poner un pie en este lugar.  Echo un poco de agua en mi cara y miro varios minutos el espejo con las manos puestas en el tocador. Siento las risas descoordinadas, el sonido de los vasos cuando tocan la mesa. Todos son unos estúpidos.
— ¡Me encanta España! — Expresa Kyle abriendo sus brazos, paso por detrás de él sin decirle ni una palabra, no merece que me esfuerce tanto. —Se está agotando tu tiempo Aleck — Me lanza de una con su vaso en la mano disimulando y llevándolo a su boca, yo me detengo a espalda suya y volteo al instante.
— ¿Te parece bien hablar el tema delante de tus queridos amigos Kyle?
—La mesa está lista, queridos — Interrumpe la Sra. Pierce y me quedo mirándolo con los puños cerrados pero los abro nuevamente.
—Por favor, poneos cómodos, estáis en vuestra casa. — Dice Kyle caminando con su bastón y sentándose en la silla principal de la casa, mientras yo me siento en la otra, estamos frente a frente, con el choque de miradas desagradables evidente. ¡Enhorabuena! Por la cena.
Kyle da unas palabras antes de cenar, yo me quedo recostado de la silla, no me interesan las mierdas que está diciendo. La sirvienta se acerca a mí temblando para servirme el vino, no la miro pero puedo sentir como el miedo brota de ella, continúo con mi mano puesta en mi boca y mis cejas arqueadas observando. Al fin termina y nos incorporamos a cenar.
—Es toda una delicia la cena Vanessa — Dice Marco bebiendo un sorbo de vino.
—Un gusto enorme poder atenderos — Responde ella, con su marcada elegancia. — Lástima que no puedan acompañarnos más tiempo.
—Así es cariño — Se incorpora Kyle tomando su mano y ella sonríe. —Pero ya les he dicho que son bienvenidos en cualquier momento.
—Espero poder volver para la primavera. — Interviene Richard aun masticando. Mi silencio se hace notar, por más que obligo a mi mente a estar presente divaga por todos lados.
—Aleck, apenas te he escuchado decir una palabra — Expresa Marco mientras bebe un poco de vino.
—No tengo mucho de qué hablar — Respondo y todos me miran pero continúo comiendo.
—Aleck no es muy expresivo — Dice rápidamente la Sra. Pierce. —Prefiere permanecer en silencio. — Expresa y me mira asentando levemente con la cabeza.
—Es carismático. — Bromea Marco — Me hace recordar a su padre cuando tenía su edad. — Dice y siento el fuego correr por mis venas, se ha atrevido a compararme con la porquería de Kyle, le miro seriamente y dejo caer los cubiertos en la mesa.
—Venga ya, cuéntanos ¿qué tal tu vida? — Señala — ¿Qué estás estudiando?
—Economía y Gestión de Empresas — Contesto y me incorporo, los Srs. Pierce se muestran atemorizados con mis respuestas, sus caras de mal gusto y su color rojo intenso me hace sentir tan bien, no dejo de mirar a Kyle que tiene su bastón sujeto mostrando su poder en lo que él llama familia.
— ¿En qué curso vas?
—Faltan 4 meses para la graduación. — Suelto tomando los cubiertos nuevamente.
— ¿Has pensado en el matrimonio ya, Aleck? — Pregunta Richard sonriendo.
—A la verdad... — Me detengo y suspiro sus preguntas me tienen agobiado — No está en mis planes.
—Aún no pero está saliendo con una chica. — Interrumpe mi respuesta Kyle por lo que me quedo con los cubiertos en las manos totalmente anonadado, mirándole con cara de "no me he enterado de lo que ha sucedido" la Sra. Pierce me mira con la cabeza abajo sabiendo que es la puta manipulación de su querido esposo — ¿Verdad hijo? — Inquiere y sé que está vacilándome, solo suspiro conteniendo mis ganas de romper su cara en pedazos y mis puños apretados al máximo nivel, mi sangre hierve pero trato de contenerme.
—Ya los has dicho tú — Afirmo sin mirarles.
— ¡Joder pues enhorabuena Aleck! — Responde Richard abriendo los ojos. — Es una pena que no la hayas traído — Señala nuevamente.
—El matrimonio es algo que ocupa y no tengo ánimos de más papeleos en mi vida. — Lanzo de una a lo que ellos sonríen. — Bastante tengo con los negocios.
—A la verdad sí, el matrimonio es tan complicado como las mismas mujeres, con todo respeto que merece Sra. Pierce — Bromea al instante Marco mientras coloco mi mano en la barbilla. — Apuesto a que tu chica es hermosa, es que de mirarte sé que tienes a todas las crías a tus pies.
—Kyle sabe todos los detalles — Espeto señalándole y termino de cenar, en serio no me apetece seguir en esta farsa.
—Espero seas feliz Aleck — Dice y pone la copa de vino en la mesa.
—Ya lo soy — Contesto levantándome al igual que ellos, me dirijo hacia el jardín a por un poco de aire fresco, tomo en mi mano un vaso de whisky, hoy el alcohol corre por mi sangre, prefiero perder el puto conocimiento  que tener que soportar la cara del gilipollas de Kyle chantajeándome todo el tiempo.
Salgo y el aire despeina mi pelo ondeado que cubre casi mis ojos. Tomo un trago y meto la otra mano en el bolsillo del pantalón, me quedo observando toda la casa, saber que odio este lugar con todo mi ser, los peores años de mi vida los pasé dentro de esa maldita caja pintada y adornada de lujos caros. Pasan unos minutos y sigo afuera, la noche estrellada me deslumbra, el frío me roza y la piel se torna rosada al instante, pienso en lo incómodo que me resulta ir a por una maldita cría que solo ha aparecido a mi existencia para quitar la poca paciencia que tengo, la rabia me recorre todo mi ser, ataca la furia y puedo sentir como me voy transformando en algo que no quiero en este instante, tomo el último trago Kyle está despidiendo con abrazos y apretones de manos a Richard y Marco que están en el vestíbulo, les oigo desde afuera hablar y balbucear sus mierdas.
—De veras Kyle ¡qué placer poder compartir con tu maravillosa familia! —Expresa Marco apretando la mano de Kyle, qué asco de hipocresía —Espero podamos vernos de nuevo antes de regresar a Londres.
— ¡Aleck! — Me llama Kyle que me ha visto afuera y le pienso dos veces para ir — Ven hijo.
—Estoy contento de verte Aleck — Me dice Marco poniendo su mano en mi hombro a lo que le miro la mano al instante y él la retira. — Michael cada día nos cuenta su infancia juntos. Hace muchos años no se ven.
—Algún día le veré — Me incorporo y cambio la mirada hacia otra parte de la casa.
—Espero pronto se celebre boda en la casa Pierce — Se incorpora el otro estúpido y sonríe junto con Kyle. — Sra. Vanessa, que gusto verle tan bella como siempre — Dice yéndose hacia la Sra. Pierce.
—A propósito Marco ¿Michael se ha venido a Madrid? — Inquiere Kyle y yo cuento los segundos para perderme de este lugar en paz.
— ¡Joder! — Suelta Marco y mira el reloj con apuro — Mañana es la exposición de Michael aquí en Madrid, había quedado en ayudarle en gestiones de local y demás pero... lo he olvidado por completo y esta exposición es importantísima para él. Ha firmado con una marca que estará promocionando sus cuadros en América. — Explica y la preocupación se le escapa. — ¡Joder! ¿Cómo pude olvidarlo? — Exclama y da un golpe en la mesa que está a su lado — ¡Mierda!
—No te afanes viejo amigo. — Dice Kyle entre sonrisas — Michael puede hacer su exposición en un espacio mío, el que desee.
— ¡My Goodness! — Exclama Marco — Joder Kyle, estaré agradecido con vosotros, de veras ha sido una negligencia mía olvidar el evento.
—Siempre será un placer ayudaros. — Espeta Kyle y caminan hacia la puerta. — Espero todo salga genial mañana.
—Aleck... — Me dice Marco y volteo a verle — A Michael le gustará verte. — Expresa y saca de su traje una invitación. — Por favor ve mañana a la exposición. Puedes en ir en compañía de alguien.
—¿Por qué no llevas a tu chica?— Suelta de momento Richard que pasa por mi lado, mala pasada me han jugado, trato de ser inexpresivo pero la cara de Kyle ha dicho todo, muerdo mis labios para contener mis ganas de mandaros a todos a la mierda y largarme. Tomo el último trago y dejo caer el vaso en la mesa fuertemente. Ellos me miran con asombro pero me importa una mierda lo que digan y piensen. — De paso así os conocemos.
—Será un placer para ella poder estar en tan... — Dice Kyle y se detiene a mirarme — Importante evento.
—Como queráis. — Contesto. — Ahí estaremos — Me incorporo, ellos se despiden y se largan en sus autos, yo voy a por el mismo objetivo pero Kyle interrumpe mi paso. El alcohol ya ha creado en mí un efecto no agradable, no tengo ganas de estar en paz con el hijo de putas de Kyle pero tampoco voy a darle la guerra que quiere, es un punto a su favor.
— ¿Hasta cuándo estaré haciendo el trabajo por ti? Aleck — Lanza acercándose a mí. — Estás tardando más de lo previsto.
—No vengas con tus mierdas otra vez Kyle. — Respondo y continúo.
—Mañana mandaré a mis hombres a confirmar que has ido con Elisa — Dice y hace sonar su bastón en el suelo de madera. — La pobre debe estar ansiosa por ir a una exposición tan brillante como esta.
—Me parece perfecto. — Contesto y le miro a los ojos — Ahora dime ¿querrás mandar hombres a vigilarme cuando esté follándome a Elisa o querrás ir tú? — Inquiero sarcásticamente y bajo los escalones de la casa, Devon me espera en mi coche.
—Espero que el labial que traes en tu camisa sea de ella — Espeta y me detengo en la puerta del auto pero entro en él, me desaparezco de su vista, he dejado al gilipollas de Kyle parado observándome, lanzo un suspiro recostando mi cabeza en el asiento. Cierro mis ojos y dejo escapar mi mente de esta puta realidad que castiga.
Jamás imaginé ser chantajeado por un imbécil como Kyle, la idea de hacer las cosas como él pide me come los sentidos. Me quedo dormido pensando pero ya el alcohol me está dejando sus secuelas, Devon detiene el auto en frente del hotel. Siento el frenazo del coche que me sacude y me hace despertar en instantes.
— ¡Tu puta madre Devon! — Me quejo abriendo la puerta.
— ¡Lo siento Sr. Aleck! — Expresa mirándome. — ¿Desea algo más señor?
—Puedes irte. — Contesto y lanzo la puerta del auto.
Llego y respiro paz, me quito la corbata y la echo a un lado, arranco mi camisa de una y la tiro encima de la cama. Me meto en la bañadera sin quitarme el pantalón y me sumerjo completamente en el agua tibia y espumosa, siento el gran peso de mi responsabilidad a partir de ahora. Kyle no ha hecho más que joder todos mis planes para su maldita conveniencia. A la mierda la jodida familia en la que nací.
«No soy más que un alma negra que brilla en las sombras del pasado»
Voy a por algo para beber, mi garganta arde, camino hasta a cocina pero  me detengo al ver la puerta cerrada de una habitación en mi apartamento, me dirijo hacia ella e intento abrirla, pero miles de recuerdos me invaden la jodida mente y la voz inocente de un niño me aturde, por lo que me retracto así que continuo a mi objetivo. Tomo una copa de vino y observo mi teléfono mientras pienso en la idea perfecta para llevar a la imbécil de Elisa a la exposición. Aparto la copa y la dejo en la encimera, tomo el móvil y envío un mensaje  a Elisa: Llegó tu hora de pagarme ¡imbécil!
Tomo un libro del estante y me siento un rato a leer, el sonido del silencio me hace sentir tan bien que no lo cambiaría ni por un imperio. Siento una notificación entrar: @Eli send you a message: Admiro tu sutileza para ofender. Ignoro su mensaje a lo que vuelve a mandar otro: @Eli send you a message: Y quede claro que no haré ninguna estupidez que implique humillarme... Esta chica juega con fuego y está al arder, pienso ignorar su idiotez pero me siento gentil hoy así que le respondo: Como quieras... ¡Chequea tu comentario en las redes! Sé bien claro que no va a permitir que salga nuevamente y menos de mis manos, desbarataría su vida por enésima vez, así que dejo el móvil a un lado y voy hacia la cama, mañana hay trabajo que hacer.
Quedo dormido entre las sábanas blancas y suaves de mi cama, mi mente comienza a divagar por los rincones, siento como las gotas de sudor corren por mí, estoy tan profundamente dormido que no hago más que tratar de despertar ¡joder! otra vez esa imagen que se acerca dando gritos a mí pero no logro descifrar quién es, solo veo, sangre y muertos a mi alrededor, un auto prenderse en candela y alguien arrastrarse a por ayuda.... ¡mierda!
No puedo salir de aquí, miro mis manos y las veo sujetas por alguien que está a mi lado, continúan los gritos y las sirenas de ambulancias... solo puedo escuchar a una mujer decir mi nombre repetidamente. Me levanto de una vez y miro el reloj, son  apenas las 3:00 de la mañana, voy a por un sorbo de agua fría y lavo mi cara, me quedo parado delante del espejo mirando fijamente mi rostro perfecto, cierro los ojos y aparece nuevamente la misma mujer gritando mi nombre, abro los ojos al instante y miro a mi alrededor ¡Joder! lo que faltaba, estoy volviéndome loco al parecer.
Camino hacia la cocina y preparo un trago que arranque esta noche de mierda. Aún se ven las luces de Madrid resplandecer. La fría madrugada azota y estoy desvelado esperando que el día amanezca por completo. Mi cabeza parecer querer estallar, siento cada latido cada vez más fuertes y punzantes que me obligan a sentarme en el asiento del balcón, cierro mis ojos y trato de desconectarme de toda la puta gente imbécil que me persigue. No paro de dar vueltas y vueltas hasta que me pierdo nuevamente en mis sueños.
Respiro el aire frío, dejo caer el vaso de mis manos hasta que la luz del Sol da en mi cara y apenas me deja ver ¡joder! qué rápido ha amanecido, miro el reloj y son casi las 11:00 de la mañana, apenas he dormido en la puta noche. Mi cabeza duele a más no poder ¡mierda! y hoy es la jodida exposición de Michael. Me levanto con el cuerpo abatido y preparo un café amargo, tomo una bolsa de hielo para colocarla en mi cabeza y termino recostándome del sofá. Necesito sacar de mi mente toda basura que me atormenta.
Tomo el móvil y escribo a Elisa, pero lo borro inmediatamente, debo convencerme de que no soy nada bueno para andar detrás de la maldita gente. Escribo nuevamente pero vuelvo a borrarlo, ¡mierda, mierda! Kyle ha subido un anuncio diciendo que Michael James estará haciendo su X exposición en el Hotel Amus, obviamente posesión de los Pierce.
Suspiro y mando el mensaje: Busca tu mejor ropa, irás a una exposición de arte. Sí que es difícil hacer estas cosas ¡qué asco tío! El día que todo esto termine hare pedazos a Kyle. Recibo una notificación,  es ella, @Eli send you a message: Perdona... ¿desde cuando me invitas a salir contigo? Responde al instante como si estuviera esperando mi mensaje así que le contesto, necesito darle un toque de drama a esta gilipollez: Desde que quiero y puedo, pero si quieres perderte una exposición de Michael James... Su respuesta está clara, par de caritas abismadas dejan dicho todo, como si jamás le hubiera visto en persona, otra notificación entra @Eli send you a message: Es broma ¿verdad? Vaya, vaya, qué rápido se captura  a la presa, no es para menos: Dije que me debías una... a las 7:00 paso por ti.
Llamo a mi empleada personal para una sesión de masajes, mi cuerpo ruge como león, parece que me han atropellado. Voy a por una toalla y la coloco rodeando mis caderas. Pongo algo de música mientras la empleada viene. El timbre de la puerta me indica que ha llegado a tiempo antes de despedirla.
—Sr. Aleck ¿me ha llamado? — Pregunta parada en la puerta con su maleta de trabajo en las manos mirándome de arriba abajo.
— ¿Tú qué crees? — Inquiero arqueando una ceja con la mano recostada de la pared — Pasa y hazme lo mejor que sabes.
—Como usted quiera Señor. — Responde acomodando sus espejuelos. — Acuéstese y relájase. — Dice entrando a la habitación destinada para estas cosas tiro el móvil a otro lado y me acuesto, ignoro la hora y cierro mis ojos. El silencio y sus manos me hacen suspirar y caer dormido profundamente. Adoro esta sensación de bienestar. Sentir las cremas pasar por mi blanca y fina piel es agradable y excitante.
Me vienen a la mente miles de ideas pero paso de todas estas mierdas. Siento como mi cuerpo se relaja y me sumerjo en sueños. Por primera vez en mucho tiempo conozco la verdadera tranquilidad. Me olvido totalmente de todos mis compromisos mientras ella se dirige de mi espalda hacia mis piernas, necesito estar perfecto para esta noche. He follado con ella unas 6 veces, luego de terminar cada sesión de masajes, sus manos recorren mis músculos, vaya privilegio tiene.
Siento como me voy poniendo en instantes que me hace olvidar el cansancio y el sueño. ¡A la mierda el masaje! Me lanzo de la cama y dejo caer la toalla al suelo, ella trae faldas cortas y una blusa abierta en sus senos, como si estuviera esperando follar conmigo, la subo en la cama de una y me paro delante de ella, con sus manos rodea mi polla y la cubre con sus labios, siento la calidez de su boca en mí, joder, exploto de tan dura que está. Pasa par de minutos jugando con ella en círculos.
Con una fuerza voraz la viro de espaldas a mí y siento como todo en mí se pone tan duro que se nota, bajo sus bragas que están tan húmedas y son fina, recorro su cuello y aparto el pelo que está en su cara, dejo al descubierto sus nalgas blancas, meto mis dedos y ella gime apretando la cama, sostengo su pelo con una mano mientras tomo un profiláctico y lo pongo, entro bestialmente en ella y se arquea, paso mis dedos por su boca ¡Joder! Entro y salgo de ella, tomo sus manos y las coloco detrás de su espalda y las sostengo fuertemente, siento que se aprieta cada vez que entro en ella, los gemidos se hacen fuertes, unos minutos moviéndome y sus piernas tiemblan. Le cargo en peso y la pongo contra la pared, sus muslos me rodean mis glúteos y mis manos aprietan los de ella, ella gime tan fuerte que juraría que todo el hotel se entera que está follando. El sudor me recorre, mi pelo se impregna en mi cara y deja ver sus maravillosas ondas con las ráfagas azules de mis ojos que se encienden cuando follo. Mi polla tan dura al punto de explotar dentro de ella. Ella pasa sus manos por mi espalda fuerte y perfecta, yo muerdo su cuello fuertemente a lo que ella gime. Aprieta cada vez más, 15 minutos me bastaron para hacerle correr y temblar.
Siento el calambre recorrerme así que intensifico mis movimientos hasta lanzar un grito de éxtasis. Joder, mi corazón palpita y pongo mis manos a cada lado de ella saliendo de una.  Las gotas de sudor recorren mis brazos y mis músculos que dejan a la vista las venas marcadas. Mi respiración está tan agitada que mi pecho lo deja ver. Ella me mira fijamente con su boca entreabierta tratando de toma aire pero me aparto.
—Listo, puedes marcharte —  Le digo cubriéndome con la toalla.
— ¿Necesita algo más Sr. Aleck? — Pregunta tomando sus cosas y acomodando sus bragas.
—Follaría toda la tarde pero tengo asuntos pendientes — Respondo y me dirijo a la puerta, la abro y ella sale, la empleada de limpieza estaba parada justo en la puerta con los ojos como plato y la cara roja como un tomate, sostiene la escoba fuerte con sus dos manos y me mira como si fuera algo comestible.
— ¿Qué? — Inquiero mirándole — ¿Te quedarás a mirarme todo el tiempo?
—Lo siento señor, permítame pasar. — Expresa y yo me dirijo al baño a por una ducha fría, noto la cama de masajes mojada pero paso de ello y me meto al baño.
—Retira las sábanas — Le ordeno caminando y dejando caer la toalla frente al baño.
El tiempo corre y no me percato, luego de un par de horas de relajación, me encuentro secando mi cabello con la toalla y mirándome en el espejo del cuarto, me dispongo a seleccionar mi traje, mi perfume y demás, al fin me decido por el pantalón azul, lo ajusto con mi cinto, los zapatos negros, la camisa blanca que deja marcarse mis músculos, abotono cada parte de ella, la chaqueta azul, acomodo mi reloj y pulsera. Aplico el perfume en mi cuerpo y admiro mi perfección en el espejo que tengo delante de mí ¡Joder! luzco tan bien.
«Como si el mismo Da Vinci hubiese pintado mi cuerpo»
Voy a por mi auto. Solo espero que la imbécil de Elisa esté lista, no soporto tener que esperar por alguien y menos por ella. Estoy relajado a más no poder. Conduzco a toda velocidad, bajo la ventanilla de auto y pongo mi brazo, mientras tengo el volante sujeto con mi otra mano, en 15 minutos estaré en su casa, subo la música para olvidar el martirio que viviré hoy, mis dedos llevan el ritmo de la música en el volante, miro como las venas de mi brazo se marcan en mi piel y aprieto mis manos mientras doy un golpe en él, la furia me invade, no puedo creer todo lo que Kyle hace para salirse con las suyas. La carretera se hace invisible por la velocidad, mi móvil vibra, arqueo una ceja y miro en la ventana de notificaciones el mensaje, muerdo mis labios, conduzco aún más rápido hasta acercarme a mi destino, la luz del coche se refleja en un vestido beige largo que está en la acerca, esperando, puedo notar la pena y vergüenza en su cara que voltea al ver el coche acercarse, acaricia su cerquillo y su rostro se vuelve rojo.
— ¿Te vas a quedar parada toda la noche o vas a subir de una vez? —Inquiero mirando hacia el frente.
— ¿Es en serio tío? — Dice acercándose — ¿Qué quieres que salga a recibirte y me lance delante del auto?
—No sería mala idea — Me incorporo y le miro frunciendo el ceño.
—Mi gran pregunta es... — Expresa y mira hacia el costado — ¿Por qué quieres que vaya a una exposición de alguien tan importante contigo?
—No tengo que escuchar esto toda la puta noche — Espeto y lanzo un suspiro.
—No has respondido aún...
—Ni yo te estoy obligando a ir — Le interrumpo de una alzando mi voz y no dejo que termine de hablar, su voz me irrita. — Siéntete afortunada.
—Perdona...— Abre los ojos — Me has chantajeado con un puto mensaje ¿y me dices que no me estás obligando a ir? — Inquiere retóricamente mientras sonríe. — Primero me atropellas, luego una serie de humillaciones, me dices puta y pobre delante de todos, fijas un comentario y por último me invitas a una expo... ¿a qué juegas Aleck?
—No voy a rogar, si es lo que estás pensando — Respondo y tomo el volante nuevamente. — No estoy jugando a nada y ¿qué crees que estoy perdiendo mi tiempo con estas estupideces de críos? — Rodeo el volante con fuerzas.
—Aleck — Dice y se detiene — Juro por mi vida que si esto es otra de tus humillaciones contra mí, me las pagarás.
— ¿Puedes dejar la paranoia? — Expreso y ella me lanza una mirada fulminante abriendo la puerta para entrar, se sienta y observo de reojos su vestido abierto en las piernas blancas de ella, es de tirante y deja ver su espalda, lleva su pelo recogido con una cola y una cartera en sus manos.
Me dispongo a conducir y ella se pone el cinturón de seguridad. Permanece en silencio en el camino, sé que su cara está más roja de lo normal, sus labios carnosos van pintados de rojo, me incorporo a mirar al volante, vuelvo a colocar el brazo en la ventanilla acariciando mi barbilla mientras conduzco.
— ¿Cómo sabes que me gusta el arte? — Inquiere mirando sus manos.
—Solo lo sé — Contesto y continúo conduciendo
— ¿Acaso eres adivino? — Sonríe levemente mientras juega con sus dedos, puedo notar el miedo que siente.
—No — Respondo tan seco que se nota el silencio y miro mi mano que conduce — Observador.
— ¿Y qué hacías observándome? — Pregunta mirándome.​
— ¿Acaso eres policía? — Suelto ante su ráfaga de preguntas que me alteran.
—No puedes tener un minuto de paz ¿verdad? — Lanza y mira por la ventanilla. El camino se hace tenso entre los dos, pongo un poco de música y veo en el reflejo del cristal como mueve sus labios cantando la canción. Miles de luces que visten la ciudad, mi olor se siente en el auto, es tan agradable sentirlo. Entro a la calle del hotel y puedo notar la aglomeración de gente que hay fuera.
Me acerco al estacionamiento, hay miles de coches y de gentucha, por favor es doble el suplicio hoy. Ella está asustada. Freno el carro y lo estaciono, abro la puerta y salgo abotonándome la chaqueta, ella abre la puerta y sale también. A nuestro alrededor hay periodistas, empresarios y media España que ha venido. Paso de todos y ella me sigue.
— ¿Por qué tantas personas? — Pregunta con voz de pánico acercándose a mí.
—Porque es un pintor famoso ¿no crees? — Digo sarcásticamente. — ¿Puedes apresurarte?
—Eso intento gilipollas — Responde agitada.
Entro al Amus y me dan la bienvenida, siento las miradas clavadas en mí, Marco, Richard y Michael están a lo lejos, así que me desvío a por una copa. Acomodo mi traje, joder estoy perfectamente bien. Tomo un trago y miro a mi alrededor, mierda, busco a la imbécil de Elisa que se ha perdido de mi lado, miro a todos lados y no le veo, me dirijo a la entrada y ahí está, parada como una estatua que no le han dejado pasar.
—Lo siento señorita, no puede entrar sin invitación. — Le dice el portero.
—Ella viene conmigo — Contesto y arqueo una ceja.
—Sr. Pierce, disculpe, no, no sabía — Expresa él nervioso al verme. — Ha sido un error.
—Vamos Elisa. — Digo tomándole la mano por lo que ella se queda como hielo mirándome, está tan fría y sus manos tiemblan, finalmente agarro la copa en mi mano y me dirijo a ver los cuadros. Sus ojos brillan al verlos, está maravillada y aún no ha visto a Michael.
— ¡Wow! — Exclama pasando por delante de ellos y tocándose las manos — En verdad son bellos ¿no crees?
— ¿Nunca los habías visto? — Inquiero llevando la copa a mi boca.
—No tan cerca, de esta manera. — Contesta con sus ojos llenos de emoción. — Imagino que estás acostumbrado a estas cosas.
—Nunca había estado en una expo de Michael. — Digo mientras estoy parado con mis manos en los bolsillos.
— ¿Y cómo recibiste la invitación? — Inquiere mirándome con curiosidad.
—Michael y yo nos conocemos de la infancia — Expreso caminando — Solíamos jugar juntos cuando pequeños, es su primera exposición en España y su padre me dio la invitación. — Alardeo pasando la mano por mi pelo — Sin contar que soy el anfitrión, este lugar me pertenece.
—Por más que lo intento, no puedo creerte — Dice abismada, mientras James Blunt suena suevamente en el lugar ¡joder! esto se hace más difícil de lo que imaginé, tener que socializar con ella a este nivel en el que no puedo humillarla me está volviendo loco. Miro mi reloj y las horas parecen estancarse. ¡Mierda! — Parece que cada lugar que piso es propiedad tuya. — Se incorpora y yo permanezco en silencio, ella recorre el lugar, mirando detenidamente cada cuadro, admira profundamente el arte, lo he visto en su perfil, ha posteado varias fotografías de cuadros famosos, mi plan es perfecto para librarme de Kyle.
—Por más que quieras huir de mí, no puedes. — Expreso y ella me mira con cara no agradable.
—Eres un jodido egocéntrico.
Veo a Michael que viene en dirección a mí, con una sonrisa muy expresiva, luciendo su porte británico, unos 1.86 de altura y su pelo largo como siempre. Le interrumpen en su paso por lo que se distrae y va hacia otro lugar, un suspiro de tranquilad sale de mí. Tener que mostrar que Elisa y yo salimos es algo aterrador ¿cómo podría salir con alguien tan tonta?
Salgo de mis pensamientos y la busco nuevamente con la mirada, vaya idiota que se ha desparecido de nuevo. Busco por el salón de nuevo pero no le veo, no me preocuparía por ella si no supiera que hay ojos de Kyle en todas partes. Camino en dirección a un cuadro que está apartado de los demás, iluminado con luces azules y justo ahí está ella, observándole con las manos cruzadas delante.
— ¿Por qué te vas de mi lado sin avisar? — Le pregunto mirando el cuadro.
—Es evidente Aleck. — Dice — ¿Cómo te sentirías si la persona que arruina tu vida todo el tiempo te invita a algo así sin más?
—Dije que deberías sentirte afortunada.
—No logro entenderte Aleck — Expresa mirándome.
— No podrías hacerlo nunca — Le digo — Fuera de estas cuatro paredes hay miles de mujeres que mueren por esto, en cambio tú, estás aquí, deberías agradecerme...
—Y eso es lo que me está volviendo loca, tus cambios repentinos, un día estás haciéndome mierda y otro estás tratando de arreglarlo — Me interrumpe y le miro — ¿Por qué te empeñas en hacerlo?
—Odio que me cuestionen.
—Sr. Aleck Pierce — Siento mi nombre mal pronunciado a mis espaldas por lo que me volteo.
—Michael...— Devuelvo el saludo mientras él aprieta mi mano fuertemente, su alegría es notoria, hacen más de 10 años que no nos vemos y no ha cambiado nada en absoluto.
—Gracias por venir — Expresa con entusiasmo.
— ¡Enhorabuena por la exposición! — Exclamo metiendo mis manos en los bolsillos, con mi voz penetrante y mis cejas levantadas como de costumbre.
— ¿Has traído compañía? — Señala con la mirada a Elisa, a lo que la tomo por un brazo trayéndola hacia nosotros.
— ¡Michael James! — Se asombra la verle y él sonríe — No me lo puedo creer, Dios mío ¡qué emoción!
—Un gusto tenerte aquí — Sonríe él mientras habla — Espero disfrutes. — Le dice pero al instante le llaman unos periodistas.
—Disculpe... — Dice Elisa y le miro de reojos, si hace alguna estupidez juro que le mato — ¿Le importaría tomarnos una foto?
—Me parece perfecto — Contesta él y toma el móvil de ella.
—Aleck, luego hablamos, estaré par de semanas en la ciudad — Dice y saca de su chaqueta una tarjeta y me la da — Gracias por todo, espero volver a verte — Espeta y yo asiento con mi cabeza.
—Un placer enorme conocerte bella — Le dice a Elisa y ella se sonroja pero se voltea nuevamente a mirar el cuadro, le ha gustado y no deja de mirarlo
— ¿Satisfecha? — Inquiero
—No sabes cuánto — Contesta con un brillo inquebrantable en su mirada, saca su móvil y hace par de fotos, se detiene a mirarlas y guarda el móvil. Es jodidamente desesperante. — ¿Podemos irnos? — Pregunta inquieta.
—Siento complacerte pero sí.
Atravesamos toda la puta gente a nuestro alrededor, par de periodistas que se acercan a mí pero les evito, Marco y Richard están de espaldas pero se voltean y me ven ¡Mierda! La puta ostia este día. Marco viene con su sonrisa burlona en la cara hasta mí.
—Aleck, hijo, que gusto verte aquí — Exclama pasando su mano por mi hombro. — ¿Qué te ha parecido la exposición?
—Es... — Me incorporo y miro a mi alrededor — Maravilloso.
—Aleck me he retrasado haciendo par de fotos... — Irrumpe Elisa y yo suspiro, Marco abre sus ojos al verla y sonríe. — Espero no haber interrumpido algo...
— ¡Cuánto me alegro de verte en compañía de tan bella dama! — Suelta y ella abre los ojos. — Es hermosa, de veras. —Marco James, querida — Se presenta ante ella.
—Elisa Velarde, un gusto — Contesta. — ¿Eres el padre de Michael?
—Sí cariño — Afirma y suena desesperadamente para mis oídos todo esto.
—Bueno, si no te importa, me gustaría ir temprano a casa — Digo y señalo a Elisa con la mirada.
—Por supuesto, Aleck — Exclama alegre y nos mira — ¡Enhorabuena!
Logro salir hasta el estacionamiento y entrar al auto, espero a que la gilipollas de Elisa lo haga, viene detrás. Entra, se acomoda y lanza un suspiro. Veo como se quita los zapatos que le han hecho heridas pequeñas en sus pies. Está en silencio total como si le hubiesen comido la lengua. Tomo el volante y salgo de este lugar, pongo la calefacción del carro, el frío aún azota en las noches. 
—Aleck — Dice y le miro — No sé cuál es tu intención pero...— Se detiene — Gracias. — Se incorpora nuevamente a lo que asiento con el cabeza, paso la mano por mi pelo y me recuesto del asiento mientras conduzco.
¡Vaya, vaya! Al fin la ovejita triste da las gracias al lobo feroz, sigue cayendo como oveja al matadero. Pobre niña desdichada, le miro y veo la inocencia marcada en su rostro, la tristeza por encima de su maquillaje pero ¿Por qué tuvo que aparecer a joder mi vida?  No estaría haciéndole daño si no se hubiese herido mi orgullo. A partir de hoy subida cuelga en las manos de la persona que más odia, como si pudiera evitarlo pero no, ella corre a mis brazos en todo momento.
«Juego a ser el superhéroe para ella en una historia de villanos.»

"Entre el Orgullo y el Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora