Capítulo 18

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Verdad o Reto?
Elisa:
Prestar atención en clases es jodidamente difícil, sobre todo si tratas de escuchar al profesor y tienes la mente metida en par de ojos azules que te miran como lobo a su presa.
¡Maldita sea la hora en la que apareciste Aleck Pierce!
Suspiro y sé que tengo que concentrarme, las vacaciones de invierno no han sido las mejores y tampoco he estudiado con toda esta mierda a mi alrededor. Miro mi reloj y aún falta más de la mitad para que la clase termine, intento concentrar mi atención y todo mi interés en esto, pero desgraciadamente la imagen de esos brazos sosteniendo el volante a prisa, el pelo ondeado y esos labios que muestran apenas una sonrisa me entorpece mi objetivo, sacudo mi cabeza para intentar sacarlo y apagar la voz de mi subconsciente que me pregunta ¿a dónde fue el odio?
Sinceramente no sé qué sucede conmigo, como si todo lo que ha hecho y dicho no hubiese existido, debo meterme en mi cabeza de una vez y por todas que sigue siendo el jodido orgulloso y egocéntrico Aleck Pierce que me dejó como una mierda tirada en el suelo y no hizo más que preocuparse por su carro lujoso, el mismo que no ha pensado en mandarme al infierno con sus humillaciones delante de media universidad.
¡No ha cambiado Elisa!
Me digo en mi interior como si eso fuese a calmar los latidos exagerados de mi corazón cada vez que le pienso. Muerdo mi lápiz y acaricio el blog de notas que tengo en las piernas y allá va otra vez mi mente ¡Hola Elisa! ¿Recuerdas que te agarró de la mano anoche? ¡Joder tío! No he parado un solo minuto de extrapolarme a ese momento en el que me quedé rotundamente anonadada, apopléjica como si no tuviese el control de mi cuerpo, su perfume quedó en mi piel y sus manos eran tan delicadas y a la misma vez tan fuerte, siento un calor en mis mejillas que se convierte en electricidad cuando recuerdo esto. Mi respiración se acelera y no hago más que pasar un poco de pelo por detrás de mi oreja. ¿Puedes devolverme a Elisa? Necesito que mi yo verdadera vuelva en sí y deje de pensar tanto en el gran gilipollas de Aleck. ¡Como si fuese inevitable! Pienso y una sonrisa se me escapa, joder que puta pena.
—Tierra llamando a Elisa... — Me dice una voz chasqueando unos dedos delante de mí y me saca de mis pensamientos compulsivos, gracias por eso.
— ¡Eh! — Suelto asustada y para nada enterada de lo que ha sucedido, miro hacia los lados y la clase ha terminado, muy bien Elisa te has perdido media conferencia pensando en un patán.
— ¿Elisa estás bien? — Me pregunta Carlos poniendo su mano en mi hombro a lo que le miro ruborizada por completo.
—Sí, por supuesto — Expreso nerviosa y tomando mis cosas. — ¿Qué sucede?
— ¿Qué si quedamos el viernes? — Inquiere e intento saber de qué coños habla.
— ¿El viernes, tú y yo? — Me incorporo a la velocidad de una centella y le observo apretando mis labios y abriendo los ojos como plato, a la verdad no tengo ni puta idea de lo que se refiere.
— El proyecto de clases... —Señala el pizarrón y se detiene, mi mirada se desvía al suelo inmediatamente. Joder, sí que estaba desconcentrada. — De Arquitectura histórica ¿no te has enterado de nada verdad?
—Sí, solo estaba confundida —Afirmo y disimulo un poco— ¿Qué tal si quedamos por la mañana en el centro?
—Me parece perfecto —Contesta y saca su móvil del bolsillo. — ¿Me das tu número y nos ponemos en contacto?
—Vale, sí —Respondo anotando mi número en su móvil y registrando mi contacto en él.
—Pues nos vemos luego. —Dice y sale de mi vista ¡ufff! Vi mi carrera colgando en un hilo si no hubiese sido por Carlos.
Termino de tomar mis cosas y salgo de clases, camino por los pasillos gigantescos de la universidad y me dirijo a casa, tengo mucho estudio pendiente y mis exámenes finales casi se asoman a mi vista. Llevo puesto un vestido de flores rosadas y negras por encima de un suéter rosado y mis botas beige, como si fuera de extrañar. Mi bolso cuelga de mi hombro y en mi otra mano llevo mis apuntes y libros. Mi pelo está un poco acomodado, pero no le he recogido esta mañana, así que el frío viento me despeina cuando me roza. Camino por toda el área de la entrada de la universidad y no puedo evitar sentirme sonrojada cuando todos me miran seriamente como queriendo disimular algo que no pueden. Intento ignorarle y continuar con mi marcha. El sol ha salido y da en mis ojos por lo que extiendo mi mano para poder ver.
¡Mierda! De pronto veo un auto negro de cristales oscuros y una especie de adonis dirigiéndose a su puerta con las llaves en sus manos. Tal parece que este tío persigue mis pensamientos, pasa de mí, como de todos, lleva un suéter rojo que cubre hasta su cuello, pantalones marrón perfectamente ajustados a esa musculatura esculpida por el mismo Miguel Ángel.
Es tan jodidamente hermoso, su piel parece algodón de tan suave que se ve, ese tono rosado en su cara, con esa expresión de alguien altivo e inconforme, las muecas perfectas que hacen sus labios cuando los frunce y sus surcos tan notables, pasa la lengua por sus labios y los muerde levemente, joder y yo justo aquí transportándome telepáticamente a cada momento de anoche y mirándole como una fanática loca.
¡Como si no lo fuera!
Bajo mi mirada unos segundos para distraerme de lo que tengo en frente y convencerme que es un imbécil, que no vale la pena mirar pero es inevitable devolver el placer a mis ojos.
— ¡Hey Eli! —Interrumpe una voz fina y delicada mientras su mano suave se desliza por mi brazo.
— ¡Joder! —Suelto con el corazón palpitándome a mil y mirando un par de ojos café que brillan al centrarse en mí— ¡Roberto, disculpa no sabía que eras tú! —Digo asustada y sin saber qué hacer, a la verdad llevo días sin verle y sin hablar con él.
— ¡Disculpadme a mí! —Dice nervioso sosteniendo unos papeles en sus manos.
—Está bien, no te preocupes. —Me incorporo acomodando mi pelo.
— Hace tiempo no te... —Dice mirando el auto de Aleck que sale como el mismísimo flash— Nada, solo pasaba a por unos papeles y casualmente te vi.
—Sí, iba de salida, mis clases han terminado. —Expreso acomodando el bolso y desviando mi mirada de esos ojos embriagadores, me dispongo a irme en cuanto vuelvo en sí.— Me da gusto verte de nuevo.
— ¿Tienes algo que hacer luego? —Inquiere con las llaves de su auto— Podemos ir a por un café, conozco un lugar cerca de aquí y así platicamos un poco.
—Me parece bien, necesito despertar del todo aún. —Respondo entrando en su auto lanzo un suspiro enorme para seguir con mi arruinada vida. Quiero sacar de mis pensamientos a Aleck, pero noto que es una batalla perdida ¿qué tiene este puto tío que ha hecho este efecto en mí? ¿Por qué luego de odiarle ahora me empieza a causar cosquillas cuando le pienso? Necesito una explicación lógica que termine con todo esto.
— ¿Qué tal los estudios? —Inquiere y logra sacarme de mis pensamientos absurdos.
— ¡De puta madre! —Me limito a contestar y me mira con el ceño un poco fruncido notando mi despiste total. ¡Joder! que estoy hablando con un médico que puedo darse cuenta que ando por la putas nubes distraída— Tengo muchas tareas y proyectos para el fin de semestre, puedo con tres meses más sin dormir —Me incorporo y él asienta con su cabeza, le miro en instantes y sus manos son tan finas, sus brazos cubiertos por un traje negro perfectamente estirado y sin arrugas, su sonrisa cariñosa, como si nunca se molestara por nada, sus ojos rasgados y su aroma es tan sencillo como pétalos, cierro mis ojos y respiro la tranquilidad que emana de él, se siente tan bien.
— ¿Tres meses más? —Inquiere y sonríe a la vez, bueno, sonreímos ambos— No me digas que te has pasado dos años y medio sin dormir para ser la mejor arquitecta.
—En teoría... —Expreso levantando mis hombros.
— ¿Qué piensas hacer luego que te gradúes? —Pregunta nuevamente mirando por el retrovisor — Porque imagino que tienes planes ¿no?
—Me faltan dos años aun Roberto —Contesto sonriendo y a lo que sonríe también y me mira de reojos.
—Tienes el futuro a tus pies y aún no sabes qué hacer con él —Me dice. ¡Joder! Elisa, maldita costumbre de malinterpretar todo.
—No cuando tienes varias opciones y no sabes qué hacer con ellas. —Respondo y le miro fijamente. ¿A qué coños estoy jugando?
—Siempre puedes arriesgarte —Expresa— Solo si conoces bien tus opciones— Frena de una y puedo sentir lo tensas que fueron estas palabras. — ¡Llegamos!
—Lo necesitaba —Digo y me dispongo a salir detrás de él, que saluda amablemente a los porteros, aparta una silla para mí y me siento mientras se dirige a pedir par de cafés y le noto sonreírle a la chica de la barra.
—Aquí tienes tu café Eli. —Coloca la taza, se sienta, se quita el saco y lo pone en la otra silla.
—Gracias —Le digo echando varias cucharadas de azúcar y tomando un poco, el olor del café caliente es una de las cosas más placenteras para mí— Que despiste de mi parte no preguntarte cómo vas con tu vida tan ocupada.
—No te preocupes, no ha habido cambios importantes en ella. —Responde poniendo su taza en la mesa— He estado en estos días tratando de mantener a la par el hospital y la clínica pero es demasiado trabajo para uno solo. Estoy considerando dejar el hospital e irme con mi padre a la clínica, pero a la verdad no sé qué hacer.
—Pues, solo sigue tu corazón.
—Eso hago —Suelta al instante como si estuviera esperando esa respuesta— No es nada fácil pero uno siempre persigue lo que quiere. —Me habla mirándome a los ojos, intentando descifrar qué se esconde en mi mente distraída.
—Tienes razón —Digo cubriendo con mis manos la taza de café por un momento he olvidado al capullo de Aleck pero ahí está nuevamente en mi cabeza, me quedo en silencio un par de minutos y miro fijamente mi rostro en el café.
— ¿Quieres tomar algo más? —Pregunta nervioso apartando su mirada de mí como si no tuviera nada más que decir.
—No, no, es perfecto así, gracias. —Respondo y sigo mirando el café. — ¿Y... qué tal el amor por tu vida, alguna privilegiada que haya flechado ese corazoncito? —Inquiero sonriendo y él lo hace también pero permanece en silencio unos minutos.
—Sí la hay, de hecho.
— ¡Enhorabuena! —Digo sonriendo y sus ojos brillan aún más— Mereces lo mejor.
—Todos merecemos lo mejor, solo que no estamos preparados para recibirlo. —Dice y desvía su mirada
—No todos saben dar lo mejor de sí, muchos dan menos de lo que tienen y otros dan más de lo que pueden. —Expreso mirando el café.
— ¿Tú de cuál eres? —Pregunta mirándome.
—No lo sé —Respondo— Pero supongo que lo poco muchas veces no llena.
—Tienes un gran corazón, Elisa, de esos que no te encuentras ni buscando en mil años.
— Yo... —Suelto de momento y callo— Te debo una disculpa por todo, no fue mi intención alejarme, peo entiende que mi vida estaba siendo un poco convulsa...
—Jamás haría algo que te dañe, no te conozco del todo, ni siquiera sé tu número de móvil o de dónde vienes pero no quiero que este mundo convierta tu nobleza en un puto juego de mesa y termines como muchos, ahogados en sufrimiento y dolor. —Me dice mirándome fijamente.
—No creo que este mundo me provoque más dolor que de lo que ya lo ha hecho, llega un punto en el que te vuelves inmune a ello.
— Pero tú no lo eres Elisa —Me interrumpe tomando mi mano puedo sentir su calidez, una notificación de mi móvil interrumpe el momento y yo aparto mi mano.
—Disculpa de veras, me la he pasado genial pero tengo que irme. —Espeto levantándome del asiento.
— ¿Sucede algo? —Pregunta preocupado y se levanta igualmente.
—No, solo Babi y Marina que han quedado y están como locas, lo he olvidado por completo, tomo un taxi y... —Expreso recogiendo mis cosas.
—No por favor, déjame llevarte a casa. —Interviene al momento.
—No tienes que molestarte Roberto, de veras, tomo un taxi.
—Insisto Elisa. —Vuelve a incorporarse y se dirige hacia el auto.
Roberto es un chico diferente a los demás, hay algo en él que le hace tener ese corazón tan grande y amable, es un alma pura y tierno, merece a alguien que le ame tanto como sus ojos hacen notar. En este momento he dejado salir un pedazo de rencor que tenía trancado sin razón alguna en mí, no quiero cargar con tanto, ya tengo demasiado con todo este rollo en mi cabeza.
La mañana ha sido totalmente sorprendente, mi mente volaba y de un momento a otro ha cambiado algo, pero esta puta noche ha quedado clavada en mí y no encuentro explicación para ello, necesito sacarlo ya, subo las escaleras del edificio pensando en todo el estudio que tengo pendiente y lo cansada que realmente estoy para hacerlo, no quiero más que salir corriendo de toda esta mierda de realidad y escapar de todos. Me encuentro a Babi y a Marina sentadas en el suelo esperándome y con caras de no estar contentas.
—Hasta que al fin apareces Elisa —Me dice en cuanto me ve— Pensaba que te había tragado la tierra.
—También me alegro de verte Babi. —Respondo y abro la puerta. — Venga ya que solo hacen par de días que no nos vemos.
— ¿Dónde has estado Eli? —Inquiere Marina mirando su móvil y sentándose en el sofá.
—Pues en la universidad —Contesto extrañando su forma de recibirme— ¿Dónde más habría de estar? —Me incorporo sonriendo y quitando el bolso de encima de mí.
—No sé, dinos tú —Responde Babi mirándome fijamente sin rastros de sonrisas en su cara.
—He ido a por un café luego de clases y estuve conversando con Roberto hasta que vi sus mensajes. —Expreso yendo a por un vaso con agua.
— ¿Roberto? —Inquiere Babi y cruza sus brazos parada delante de mí— ¿Qué te traes con Roberto?
— ¿Estáis bien vosotras? —Pregunto totalmente anonadada— Me ha invitado a un café y hemos vuelto a hablar, es todo.
—Deberías haberlo llevado a tu gran noche con Aleck —Suelta y mi cara de asombro es notable, mis ojos abiertos como platos y mis mejillas ardiendo.
— ¿Cómo? —Inquiero nerviosa pasando un flequillo por detrás de mi oreja. — ¿Cómo lo saben?
—Los paparazzi cariño. —Dice Marina enseñándome las noticias en su móvil— Es Aleck y tiene los ojos de la prensa encima de él todo el tiempo.
— ¡No puede ser! —Exclamo con mis ojos abiertos y mis manos temblando.
— Obviamente la Prensa Sensacionalista siempre al detalle —Expresa Babi haciendo gestos con sus manos— Lo que más flipa de todo es el puto titular: "La chica misteriosa de Aleck Pierce."
— ¿Estás saliendo con Aleck y no nos habías dicho? —Pregunta Marina mirándome y mi cara está tan roja y ardiente que no puedo si quiera mirarles.
—No estoy saliendo con Aleck —Respondo al instante y ellas se miran— ¿De qué habláis?
— ¿Y cómo apareces tomada de su mano? —Se incorpora Babi con un cigarrillo en la mano— Porque sí eres tú la de la foto ¿no?
—O sea sí, pero... —Digo nerviosa y no sé qué responder— Solo me invitó a una sencilla exposición de arte de Michael James.
— ¿Y ya está? —Pregunta Babi con cara de "no me lo creo"— Venga ya, que es Aleck y no están amable como para llevarte a una exposición del grandísimo Michael solo porque sí. —Expresa volteando sus ojos hacia arriba— Y menos a ti Elisa. —Espeta con frialdad y le miramos fijamente.
— ¡Babi! —Le requiere Marina al oírle y ella abre sus ojos.
—Estoy consciente de que soy la puta pobre de mierda que nadie saldría con ella, sé cuál es mi lugar entre ustedes, pero ni aunque Aleck fuera el último hombre del universo saldría con él. —Explico mirando hacia otro lado.
—Venga ya, que no quise decir eso, solo que no me creo tanta cordialidad de su parte. —Se disculpa mirándome con preocupación.
—Es tan extraño todo Elisa, hace par de días atrás no le podías ni mencionar y ¿ahora vas y sales en las noticias con Aleck de la mano? —Inquiere Marina con asombro— ¿Te lo has follado?
— ¡No! —Expreso rotundamente a su pregunta— Odio a este tío con todo mi ser y jamás olvidaré todas las mierdas que ha hecho. —Balbuceo y tomo un poco de agua.
— ¡Ya vemos! —Expresa Babi suavemente y desvía su mirada— Elisa ¿sí sabes que Aleck es un gilipollas manipulador que solo quiere bajarte las bragas y enredarte en su cama de lujos, verdad?
—No pienso dejar que eso suceda Babi ¿por quién me tomas? —Me incorporo y a la verdad por mi mente pasaron como ráfagas de viento miles de pensamientos de Aleck que hacen que me erice completa.
—Por alguien que Aleck Pierce ha invitado a una exposición de la nada y en menos de un suspiro vas a estar clavada por él, por eso te tomo. —Contesta y sacude su cigarrillo.
—No lo creo Babi, no seas paranoica. —Exclamo y acomodo el vaso en la encimera.
— ¡Perdóname cariño! —Suelta abriendo sus ojos terriblemente— Dime que esto es una putada y que Elisa no es esta tía que está babeando por Aleck ahora.
—Es que el tío está rebueno, por favor, admítelo Babi —Interviene Marina— Solo mirar ese puto cuerpo, yo que tú Elisa, me comería completo ese dulce. Hay rumores de que folla de manera descomunal. —Dice nuevamente mirándose las uñas y mi cara se torna roja tomate en segundos.
—Pero... —Habla Babi frunciendo el ceño— ¿Tú de que vas tía? Que no ayudas en nada con tus putos comentarios.
—Es que es la verdad, pienso que Elisa debe decidir por sí sola, si lo que quiere es un revolcón con el tío este, pues de una no lo pienses, no todas tenemos el privilegio de tirarnos a un hombrazo como ese. Es como ir acostumbrado a montar bici y de momento ¡boom! —Expresa chocando sus manos— Te encuentras delante de un Ferrari con una carrocería de lujo.
— ¿Marina puedes cerrar la puta boca? —Expresa Babi en voz alta— Estás montando una porno de hostias con una cría que es virgen aún.
—A ver, terminemos con esto de una vez ¡joder! —Me incorporo al oír las guarradas que están diciendo— No estoy saliendo con Aleck, no voy a acostarme con Aleck y ya está, así de listo.
—Creo que tus bragas y tu cara dicen lo contrario. —Dice Marina recostada y con las piernas cruzadas.
—Marina, déjalo estar ya. —Digo molesta y suspirando, este tema de veras que es tedioso— Por favor ¿podemos cambiar de tema?
— ¡Joder tío! —Balbucea Babi llevando un cigarrillo entre los dedos y sacudiéndole— El cumple de Enrique es el sábado y sus padres quieren hacerle una fiesta sorpresa, en su casa, claro, están planeando todo y es una fiesta ya saben, su padre piensa entregarle los regalos en un momento determinado y no tengo ni puta idea de que puedo regalarle ¡una mierda esto!
— ¿Y se supone que nosotras sí? —Pregunta Marina mirándole con asombro— ¡Joder, Babi! si tú que te lo tiras todas las noches no sabes que hacer ¿qué podremos saber nosotras?
—Quizás puedas regalarle...—Digo y me detengo a pensar un poco— Un reloj, una corbata, no tengo idea Babi, algo sencillo.
— ¿Sencillo? —Inquiere con ironía— Su padre le va a entregar la firma delante de todos y su madre le regalará una casa Elisa, no puedo quedarme a ver cómo todos me lanzan en cara sus regalos de mierda. —Expresa poniendo su mano en la frente con el cigarrillo— ¿Es que...qué le puedo regalar a alguien que ya tiene todo?
—El ser humano es la criatura más incompleta que existe —Digo mirando hacia el balcón— Siempre pensamos que tenemos todo cuando en realidad hay vacíos que son imposibles de llenar. —Expreso dejando salir mi lado metafórico— No necesitas impresionar a sus padres, lo único que debería importarte es su felicidad joder, que los ricos lo resuelven todo con pasta.
—Soy asco de detallista —Gruñe para sí misma
—Prepara una habitación de un hotel. —Dice Marina abriendo el refri— O pues un viaje.
—Marina, no puedo raptarlo de la puta fiesta de sus padres y llevarlo a follar a una habitación, eso lo hacemos todos los días —Expresa Babi y una lágrima se desliza por su mejilla.
—No son necesarios los detalles —Contesto a su desfachatez.
—Babi ¿en serio vas a hacer un drama por no saber qué regalarle a un capullo que conociste hace una semana? —Inquiere Marina mirándole con cara despreciable, en realidad no sé qué pinto en esta conversación, me quedo mirando fijamente con una taza de té cerca de la boca, imaginando a Aleck con su traje y su cabello despeinado, tomándome de la mano y sacándome de la multitud o parado justo a veinte centímetros de mí sintiendo su aliento a fresa o arándanos y su mirada relampagueante clavada en mí, joder, no sé de veras que me sucede, pero tampoco quiero que salga de mis pensamientos ¡un momento! ¿Qué coños acabo de pensar? No, esto no me puede estar pasando, no me puedo estar volviendo loca. Me niego a aceptarlo.
— ¡Elisa! —Suena en mi mente mientras intento volver a la realidad y sacar a Aleck Pierce y su maldito encanto adictivo de mi cabeza— ¡Elisa!
— ¿Qué? —Digo asustada— Es que chicas, lo siento tengo miles de tareas pendientes y a la verdad estoy liada, quizás pudiéramos vernos en otro momento.
— ¡Ya! —Dice Babi apagando el puto cigarrillo— ¡Tareas de ojos azules y trajes de lujo!
—Os llamo en otra ocasión y quedamos en un lugar mejor, lo siento ¿vale? —Expreso parada en la puerta y ellas toman sus cosas y se disponen a salir.
—Recuerda observar bien los planos de tus proyectos, algunos son muy buenos. —Me susurra Marina, despidiéndose con un abrazo.
— Marina no necesito tus consejos y por favor, consulta a tu psicólogo.
— ¡Qué te he oído gilipollas! —Exclama Babi en voz alta entrando en el ascensor.
— ¡Os quiero! —Digo y cierro la puerta. Joder, no puedo creer que mi vida esté cambiando tanto, a la verdad no sé qué cojones me sucede pero algo bueno no es.
Me dirijo al balcón y miro mi móvil que está en la encimera, la tentación me aniquila por dentro y lo tomo para revisar, no hay rastros de él, ni un mensaje, ni publicaciones, es como si solo me hubiese llevado como un maldito guardaespaldas a ese evento, su juego me vuelve y loca y no quiero que mi mente vuele más de lo que lo hace. El viento mueve mi pelo y me recuesto un poco, no puedo dejar de imaginar todo de esa noche.
Es algo incomprensible y me niego a comprenderlo. A su lado sentí calma en medio de temores, sentí algo más que una emoción desconcertada.
«No entiendo cómo puedes encontrar la paz y la guerra en una misma persona»

"Entre el Orgullo y el Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora