Prólogo

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New York era un caos, casi siempre lo era, pero desde que volvió la mitad de la población mundial que había desaparecido meses atrás, las cosas se pusieron mucho peor.

Cuando Natasha le dijo a Wanda que se quedarían en uno de sus lugares seguros, la sokoviana no esperaba terminar en una vieja bodega en uno de los muelles; ciertamente sus expectativas fueron muy bajas al ver la fachada del lugar, pero se vio gratamente sorprendida al encontrarse con un cómodo y funcional apartamento adaptado a la vieja estructura.

No había mucho que Maximoff pudiera hacer para pasar el rato, Romanoff hubiera estado tratando de enseñarle sus tácticas de espía si se tratara de cualquier otro caso, pero todo el asunto de Belova parecía personal.

La sokoviana tuvo que encontrar alternativas para mantenerse ocupada, siendo la principal de estás el cocinar para ella y especialmente para los dos espías rusos que apenas hacían algo más que respirar y estar frente a las computadoras buscando a otro espía ruso.

Sí, Alexei se estaba quedando con ellas o, mejor dicho, se estaba quedando con Natasha en su habitación ya que sólo había dos y una de ellas era de Wanda.

A nadie le había decepcionado y dolido tanto la separación del 'Romanogers' más que a Tony, pero todos lo habían sentido, en especial porque los había tomado por sorpresa; por suerte no tuvieron que elegir un bando ya que la separación fue amistosa.

Maximoff no tenía problemas con Shostakov, en realidad, le agrada bastante; el castaño era amable, le daba consejos de cocina y le ayudaba a cuidar a Natasha para que ella comiera y durmiera lo suficiente, lo que era un trabajo difícil a pesar de que tan sólo llevaban dos días ahí.

Además, Alexei había conseguido una televisión para que Wanda pudiera ver sus series de comedia mientras él y Natasha trabajaban.

—Vamos, Claire, levántate de ahí y ve a la cama, tu cuello te lo agradecerá.

Un quejido salió de los labios de Maximoff al ser despertada y otro más surgió al moverse porque, efectivamente, los músculos de su cuello dolieron.

La sokoviana observó a su amiga con sus ojos semi abiertos debido a la incomodidad que le generaba la luz en ese momento; la rusa llevaba su cabello suelto y se veía más oscuro de lo normal, lo que delataba que acaba de salir de una ducha.

Detrás de la rusa se encontraba la televisión con una imagen de congelada de la serie Modern Family que Maximoff había estado viendo antes de quedarse dormida en una incómoda posición en el sofá.

—¿Claire? —cuestionó Wanda cuando su cerebro finalmente procesó lo que había pasado desde su despertar.

—Bueno, llamarte Gloria ahora que tu acento se fue ya no tiene sentido.

Maximoff se sentó mientras sujetaba la parte de su cuello que seguía tenso—. Así que sí prestas atención cuando te obligo a ver series conmigo, ¿eh?

—No tenía caso resistirme más tiempo —respondió Romanoff quitándole la manta de encima—. Ahora sube a dormir.

Wanda miró al reloj en la pared y se dio cuenta que aún faltaban algunas horas para que amaneciera—. ¿Qué hay de ti? También necesitas descansar.

—Comeré algo primero.

—No deberías de considerar los sandwich de mermelada y mantequilla de maní como una comida completa.

—En ningún momento dije que fuera una comida completa.

—Pero los comes como si lo fueran —señaló Maximoff al ponerse finalmente de pie—. Como sea, no me quejaré porque al fin decidiste comer y dormir algo un poco razonable por tu propia cuenta —añadió mientras masajeaba su cuello—. Hasta mañana, Nat.

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