Quinta Parte

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La cena fue seguida por una larga sesión informativa en la que todos se pusieron al día, a pesar de que la parte del equipo que fue a la selva no encontró más que los mosquitos más grandes que habían visto en su vida y el dinosaurio del cual huyeron antes de que pudiera verlos.

Yelena, Anya, Kate, Cassie y Nathaniel fueron informados sobre la historia detrás de las versiones de Los Vengadores que acaban de conocer mientras que Los Vengadores finalmente conocieron las identidades de los jóvenes que no habían reconocido.

Después de un resumen sobre lo encontrado en la investigación de los archivos de la Torre, llegaron al acuerdo de al día siguiente separarse en dos equipos: uno volvería a la selva en busca de Hulk y el otro probaría suerte en el bosque que habían mencionado los chicos ya que era en ese tipo de lugares, más fríos que una sofocante y húmeda selva, en donde más registros de encuentros y avistamientos de vampiros habían encontrado.

Natasha había intentado convencer a los demás de posponer la búsqueda del nido de vampiros para que fueran a la pirámide y conseguir el artefacto dentro de ella, pero nadie más parecía estar de acuerdo con su enfoque de prioridades.

Luego de planear lo que harían al día siguiente, decidieron que era hora de finalmente descansar y dormir un poco; también acordaron que era mejor si se mantenía todos en un mismo lugar, por lo que ahora todos debían de compartir habitación con una o más personas.

Algunos se ofrecieron a dormir en los sofás de la sala común y el piso de fiestas, incluso en las colchonetas del gimnasio a causa de la falta de espacio en las habitaciones para todos.

Sin embargo, a pesar de que la mayoría había tenido que dormir en superficies mucho más incómodas y en situaciones en definitiva peores, la relativa comidas y seguridad no les garantizó a todos tener una noche de sueño tranquila.

Anya despertó a las pocas horas debido a una de sus pesadillas, por suerte no había gritado y sólo se había sentado abruptamente con su respiración agitada.

—Tranquila, estás a salvo... —mencionó Yelena con una voz apagada, aunque lo suficientemente fuerte como para que la ucraniana la escuchara—. Aunque dudo que en realidad estemos a salvo en este mundo controlado por una especie de Dios loco.

Orlova terminó de controlar su respiración y relajarse un poco antes de empezar a buscar a Belova con su mirada; la encontró a los pocos segundos sentada frente a la barra del pequeño bar en el piso de fiestas, donde les había tocado dormir.

La pelirroja se levantó del sofá con cuidado de no hacer demasiado ruido al ver qué Cassie todavía se encontraba dormida en el sofá de enfrente con su cabeza y la parte superior de cuerpo prácticamente colgando en el aire.

—¿En dónde está Kate? —preguntó Anya al llegar a la barra junto a la espía rubia; también notó la ausencia de la arquera en el otro sofá.

—Se levantó y se fue hace un rato —informó Yelena mientras tomaba otro pequeño vaso y le servía un trago de vodka a su compañera—, no le pregunté a dónde iba, pero supongo que tampoco podía dormir y decidió hacer algo para matar el tiempo.

Orlova aceptó el trago de vodka que le ofreció la rusa y lo bebió de una sola vez sin pensarlo demasiado e hizo una pequeña mueca extraña ante el repentino sabor en su boca.

La ucraniana observó a Belova por unos segundos en silencio y casi pudo sentir la culpa que estaba segura que la rubia sentía desde que escuchó lo que su variante hizo en la línea de tiempo de donde venían Los Vengadores con los que se habían cruzado.

—No eras tú —comentó la pelirroja al alcanzar la botella y servirse un poco más de vodka—, así que no te tortures haciéndote sentir culpable por algo que no hiciste.

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