Primera Parte

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Las pocas pistas que tenía Natasha de Yelena la habían llevado a ella y a Alexei a Ucrania, específicamente a Odessa, para vigilar de cerca a Georgi Luchkov, un posible aliado de Belova.

Si bien Romanoff lo había detenido sin obtener toda la información que pudo haber conseguido de él al enterarse que Clint había sido secuestrado por Loki, hubiera esperado que permaneciera más tiempo en prisión, aunque no le sorprendía que ex Coronel hubiera hecho un trato para reducir su sentencia y le sorprendía todavía menos que no se haya mantenido alejado de su antigua vida criminal apenas fue libre.

Luchkov se había reunido con un traficante de armas horas antes, por lo que la pelirroja y su compañero tuvieron que separarse al finalizar aquella reunión en caso de que Yelena se encontrara con el otro sujeto, aunque esto era poco probable.

Shostakov se ofreció voluntariamente a seguir al traficante antes de que la espía le diera la orden de hacerlo, así que ahora cada uno se encontraba solo.

Durante la noche, Georgi fue transportado a un viejo muelle industrial y se adentró en una de las enormes y abandonadas bodegas de allí, haciendo qué Natasha lo perdiera de vista.

Sin perder mucho tiempo, la espía burló a los guardias y encontró una entrada a la bodega, se movió entre las sombras buscando a su objetivo hasta que algo llamó su atención; una cabellera rubia oculta detrás de los restos de una caja fue fácil de ver desde su posición sobre ella.

Tienes que estar bromeando —murmuró Natasha para sí misma al notar que aquella rubia no era precisamente la que ella estaba buscando.

Carter se hizo cargo de uno de los guardias que caminaba hacia ella sin mucho esfuerzo y sin causar demasiado ruido, pero la rusa estaba segura de que no se había percatado del otro hombre que se acercaba por detrás.

Romanoff no podía gritar para advertirle, eso podría exponerlas a ambas a cualquier otro guardia que estuviera por la zona, así que sin pensarlo demasiado se lanzó sobre el segundo hombre y aterrizó sobre sus hombros mientras le daba una descarga eléctrica con uno de sus brazaletes.

Sharon se giró en estado de alerta, sosteniendo su arma con silenciador frente a ella y lista para disparar; sin embargo, el arma casi cae de sus manos al ver de quién se trataba—. Se supone que estás muerta —señaló con incredulidad—. No es que no me alegre de que estés viva, pero no me pareció que fuera una mentira.

—Eso es porque no fue una mentira; realmente estuve muerta, sólo que no demasiado tiempo.

La pelirroja empezó a revisar el cuerpo inerte del hombre que acaba de dejar inconsciente ya que no se veía como el guardia que la rubia derribó unos segundos antes, no vestía un traje y su equipamiento era en definitiva mejor.

—¿Qué haces aquí?

—No es de los hombres de Luchkov, definitivamente es un mercenario... —comentó Natasha, ignorando la pregunta que la otra mujer acababa de haberle—. ¿Persigues a Luchkov o a otra persona?

—Luchkov. Rastree una de las obras robadas por las que me incriminaron hasta él —respondió Carter dando otro vistazo a su alrededor—. Y si tú estás aquí significa que él también está involucrado con Belova.

—Resulta que el mundo sí es tan pequeño como dicen... —la espía levantó su brazo y disparó el gancho de uno de sus brazaletes al techo, se aseguró de que él agarre fuera firme y miró a la rubia haciéndole una señal para que se acercara—. Ni siquiera perderé tiempo intentando convencerte de que te vayas de aquí por tu propia seguridad, así que vamos.

Sharon se acercó a pasos lentos con una expresión de confusión—. ¿Cuál se supone que es el plan?

—No hay un plan, estoy a ciegas aquí, no sé cuántos hombres hay, pero cuando estaba arriba pude ver que en esta sección no hay nada más que cajas apiladas una sobre otra y también vi que podemos usar los huecos que dejaron en las paredes para el paso de las vigas que sostienen el techo y así pasar de una sección a otra sin utilizar las puertas.

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