LA FIESTA
JAYDEN
No tendría que haberla llevado, eso me pasaba por no saber qué responder cuando se trataba de ella. Nada me estaba saliendo como pensaba, o eso creía.
¿Qué carajo te pasa Jayden? No lo sé, esa tía me estaba volviendo loco.
Llegamos a la casa de Dani, uno de mis amigos, mi mejor amigo para ser exactos. Nos conocíamos desde que íbamos al colegio. Cuando le dije que tenía coches de carreras con los que jugar se volvió loco. Nos volvimos inseparables desde ese momento.
Dani era un chico normal, es decir, no le gustaban los lujos ni esos rollos. Sus padres tenían un negocio, la ferretería del barrio, y con ella iban tirando. Él iba a trabajar allí algunas mañanas cuando era verano. No le disgustaba porque ayudaba a sus padres en la ferretería, pero lo que realmente le gustaba era estudiar medicina. Y en eso estaba metido.
—Eh tío, ¿qué pasa?—dijo, se subió en el asiento trasero del coche.
—Nada importante.—puse en marcha el coche.
—¿A qué se debe que no me pueda sentar en mi sitio de siempre, hermano?—preguntó, mirando a Kayla.
—A esta preciosidad de aquí—dije mirándola de reojo mientras conducía rumbo a la fiesta—. Es una chica que últimamente le da por dormir cerca de mi cuarto.
—Wow, chico con suerte—comentó Dani y como no, se presentó—. Hola, me llamo Daniel, pero te doy el privilegio de llamarme Dani—visualicé a Dani a través del retrovisor y vi como le guiñó un ojo a Kayla. Le fruncí el ceño.
—Encantada de conocerte Daniel, soy Kayla Brown.—dijo ella, sonriéndole tímidamente.
En ese momento no sabía los problemas que me iba a causar esa sonrisita tan tímida.
—Muy bonito nombre.—sonrío y se reacomodó sus gafas por encima de su nariz.
Carraspeé mi garganta e hice acto de presencia.
—Bueno, ¿habéis terminado ya? Porque hemos llegado—anuncié y apagué el motor del coche.
Los dos se bajaron del coche y Kayla me siguió a una distancia muy corta. Cada persona que pasaba por allí se paraba a saludarme. Yo asistía a prácticamente todas las fiestas, solo para beber lo máximo que me daba el cuerpo.
Me fijé en como le lanzaban miraditas a Kayla que no me gustaron un pelo. Kayla se dió cuenta de ellas y eso hizo que se pegara más a mi espalda.
Jayden por favor, se supone que esta niña no te importa. Mi subconsciente hablaba por mi. No me gustaba ni un pelo.
Cogí a Kayla de la mano y entramos en la casa y la música nos inundó por completo. Había chicos y chicas tomando alcohol, otros jugando al Birra-Pong, otros bailando tan pegados que parecían un solo cuerpo o besándose en las esquinas de la casa. Por favor, que buscasen una habitación, como si no hubiera suficientes en aquella casa.
—Jayden—me llamó Kayla—, ¿a qué hora volveremos a casa?—estaba incómoda, lo podía sentir.
—Hasta que el cuerpo me lo pida. O sea, nunca.—la preocupación se reflejo en esos ojos azules que tenía. Fui a por mi primera copa de la noche.
Esa noche necesitaba algo más que eso.
—Joder.—se quejó, exasperada.
—Oye, si no hubieras querido venir te hubieras quedado en casa, hermanita.—le dije, y con eso se quedó en silencio.
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TODO POR NOSOTROS
Novela JuvenilLa vida en un orfanato puede parecer una vida llena de compañerismo, pero en realidad está llena de soledad. Si no que se lo digan a Kayla Brown. Ha vivido sola toda su vida, salvo por una persona, su mejor amiga. Surf, playa y sol son las tres pala...