EL SURF
JAYDEN
Tenía que empezar a hacerle caso a Dani, no podía seguir fumando de la manera en que lo hice esa anoche. Pero era un asunto de vida o muerte.
No sabía qué hora era. No volví a encender el móvil desde que la chica con la que compartí un poco de tiempo en la fiesta me llamó. Pasaba algunos ratos con ella, pero no me interesaban. En esos momentos no.
Me quedé mirando al techo de mi habitación pasándome la mano por la cara. A mi mente vinieron imágenes de anoche, desde que la vi bajar por la escalera sabía cómo aquello iba a terminar.
Recordé la velada como una película que se repitió miles de veces en mi cabeza. Primero, cuando vi como bajaba las escaleras, su manera de vacilar me volvía loco. La tuve que dejar sola en la fiesta porque no podía seguir soportando tenerla a mi lado y llevarla a un sitio en el que estemos solos, por eso hablé con Dani para que se ocupase de ella en mi ausencia.
Fui a comprar porque estaba muy jodido. Joder, ¿tanto se me notaba? Y ya para mi buenísima suerte, cuando estuve bailando con aquella chica con la excusa de buscar a la que me importaba entre el barullo de gente me la encontré hablando con Alex. ¿Con él? ¿De verdad? Por mucho que se lo dije no me hizo caso, y aún así se atrevió a hablar con él, se les veían muy cómodos.
Exactamente no sé cuando fui a sacarla de la fiesta, ni sabía donde estaba Dani. ¿Qué intentaba? ¿Provocarme? Lo estaba consiguiendo. Si ella sabía jugar, yo sabía mejor.
Me levanté y me dí una ducha de agua fría para relajar mis músculos mientras pensaba que no podía seguir así.
Kayla era como una fruta prohibida y aunque vaya de buena y tímida de primeras, esa chica era muy lista y sabía lo que hacía. Era como la fruta prohibida que una vez que la pruebas no habrá vuelta atrás. Igual que la fruta que creció en el Huerto del Edén y que Dios ordenó a la humanidad que no comiese, pero Adán y Eva comieron y fueron exiliados del Edén. Vaya dos avariciosos.
Salí de la ducha pensando en que si ese relato fuese cierto y algún día me llegara a pasar con la persona que vivía a unos pasos de mí.
Tenía que sacármela de la cabeza, era mejor en aquel momento que más tarde cuando ya sería muy complicado hacerlo.
Ese día iba a quedar con Dani un rato en la cafetería que estaba junto a la playa de Santa Mónica, si me quedaba todo el día en esa casa sin salir terminaría perdiendo la cabeza.
Así que me puse unas bermudas vaqueras, una camiseta básica y mis deportivas favoritas. Todavía hacía un calor infernal. Estábamos en agosto y ya faltaría menos para que empezase de nuevo las clases. Que dolor.
Crucé el pasillo de las habitaciones y bajé las escaleras. Entré a la cocina y estaban los cuatro desayunando.
—Buenos días cariño. —saludó mi madre en cuanto me vió.
—Qué pasa. —sabía que Kayla estaba allí y por eso no intenté mirarla.
—Estábamos comentando de que hace un fantástico día para que vayáis a surfear.
—No puedo. —dije con indiferencia.
—¿Por qué? —saltó mi padre.
Entonces su voz se hizo presente.
—No pasa nada, será otro día. —dijo Kayla mirando hacia abajo. No me dejaba contemplar su bonita mirada.
Mierda, mierda. Joder Jayden, ¿tan rápido se te ha olvidado lo que dejar apartado lo que te pasa con ella?
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TODO POR NOSOTROS
Novela JuvenilLa vida en un orfanato puede parecer una vida llena de compañerismo, pero en realidad está llena de soledad. Si no que se lo digan a Kayla Brown. Ha vivido sola toda su vida, salvo por una persona, su mejor amiga. Surf, playa y sol son las tres pala...