12. Quiebre

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Corre Seonghwa— Hongjoong miró asustado a su muñeco quien estaba rodeado por policías. Tenía que ayudarlo, pero no lograba abrirse paso entre toda la gente que también estaba de chismosa— por favor— por primera vez sintio miedo de manera irracional— ¡Seonghwa!— comenzó a sollozar mientras empujaba con fuerza a todas las personas que se interponían en su camino. 

Seonghwa no quería llegar a eso, para no hacer peor la imagen de los Sweet Little Dolls, pero escuchaba los gritos de su dueño así que no tuvo otra alternativa, saco su arma con pesar, la gran pistola asusto a los oficiales de policía.

¡Que demonios!— gruño un policía mientras apuntaba hacia el muñeco. Ahora todos estaban en estado alerta, hasta la gente que comenzaba a sentir miedo de lo que fuera a pasar. Seonghwa solo tenía pensado asustarlos, no quería matar a nadie, aunque ya lo hubiera hecho cientos de veces.

Hongjoong logro abrirse paso entre la gente, llego a la barrera de los policías, pudo ver a Seonghwa un poco dañado, intentó entrar, pero un oficial lo retuvo, golpeando su rostro con una porra. Todo se quedó en silencio en cuanto eso ocurrió, la gente sorprendida y Seonghwa atónito.

¡No lo toques!— Seonghwa disparo aunque eso significaba que lo catalogaran como peligroso, aunque eso significara condenarse a muerte, Hongjoong lo sabía, y tenía miedo de eso, a 'le no le importaba cuanto lo denigraran y golpearan, lo habían hecho ya mas de un millón de veces, pero jamás podría ver a Seonghwa sufriendo lo mismo.

El oficial cayó encima de Hongjoong, este lucho un poco para lograr sacárselo de encima, cuando al fin lo logró sus ojos se encontraron con el rostro deformado de su compañero, viéndose molesto.

Los policías dispararon hacia Seonghwa, aunque este solo recibió rasguños por estas, era más resistente y al tener una pistola sabia muy bien como protegerse.

No debieron tocarlo— gruñó el muñeco antes de dispararle a cada uno de los oficiales, sin miedo a fallar, los cuerpos se pintaron de colores gracias a sus balas, los hacía ver más bonitos, presentables para su funeral.

Hongjoong llegó a su lado y lo abrazo, bajo el arma de su muñeco, este hizo caso, solo apretó el abrazo, se habían extrañado tanto. 

Jamás volverían a dejar que nada ni nadie los separara, esos cien días separados con Hongjoong tras las rejas y Seonghwa intentando rescatarlo. Ahora ambos finalmente se sentían, Hongjoong restregó su mejilla en el pecho de Seonghwa como un pequeño cachorro, la gente de los alrededores tenían miedo por su vida, frente a ellos se encontraba el dúo explosivo.

Vayámonos, ya hicimos suficiente— murmuró Hongjoong con suavidad, tenía pequeñas lágrimas en su rostro por la felicidad que sentía de ver a Seonghwa, ni siquiera le importaba el dolor del golpe anterior— mañana regresaremos— afirmó y Seonghwa no tuvo más remedio que obedecer. Tomó la mano del humano con fuerza y corrieron, todos los oficiales habían muerto y los refuerzos tardarían en llegar.

Seonghwa miro a Hongjoong de vez en cuando, admirando su rostro brillante, lleno de lagrimas, corrieron y desaparecieron ante la vista de todos. 

Lograron huir, Hongjoong llegó a su casa aliviado.

Ven, déjame ver ese golpe— Seonghwa hizo que Hongjoong se sentará en el sillón, el muñeco sacó el algodón y un poco de alcohol, limpio la herida abierta y suspiro, eso dejaría un feo hematoma— te dije que no te volvieras a lastimar— suspiro— cada que salimos... Siempre regresas con feas heridas— dijo un poco molesto consigo mismo, no podía ayudar a Hongjoong adecuadamente.

Son recuerdos— rio haciendo que Seonghwa rodara los ojos— se que mis heridas no te gustan, pero las que se convierten en cicatrices se convierten en recuerdos— sonrió, parecía estar feliz aunque en realidad le dolía, no quería que Seonghwa viera su cuerpo lleno de cicatrices y heridas, sin embargo era inútil, Seonghwa conocía todo, sus heridas, sus cicatrices y estaba seguro de que sus lunares también.

Sweet Little DollsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora