Capítulo 11

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Capítulo 11, Ares y su tarea. 

Parecieron caminar por lo que fue cerca de una media hora antes de que encontraran un restaurante que parecía medianamente decente. 

Era un restaurante familiar pero haria el trabajo, para su buena suerte ni Boruto o Grover lograron sentir monstruos en las cercanías. Pronto los cuatro se sentaron en una mesa y minutos más tarde la camarera del lugar se acercó a ellos. 

Tenía el cabello castaño y tenía su mirada posada en el Uzumaki, ante esto el rubio solo alzo una ceja. 

"Uhm, hola... ¿Qué querrán tú y los niños para comer?" 

Dijo la chica solo prestando atención al despampanante que había encontrado. La falta de atención molestó a los otros campistas pero irritó más que nada a Annabeth. ¿Acaso esta mortal estaba intentando ligar con su hermano? Si ese fuera el caso esto fue de su desagrado y la respuesta del rubio mayor no hizo otra cosa que complacerla. 

"Tres Hamburguesas con papas fritas y una ensalada para el castaño, asegurate de que no tenga pollo o cualquier carne..." 

Dijo el hombre sin mirar a la mujer en lo absoluto. Esta frunció un poco su ceño al respecto pero anotó su orden en su libreta de todas formas. Estaba a punto de que bebidas elegirían pero el ruido de una moto llamó la atención de todo el lugar. 

Una vez el hijo de Atenea dirigió su mirada hacia la ventana del lugar abrió sus ojos con sorpresa. Ahí mismo había una motocicleta negra con un tanque de gasolina rojo con llamaradas, era incluso más grande que un elefante pequeño y su asiento parecía estar hecho de piel humana. Al ver a su conductor una sola palabra escapó de su boca. 

"Ares..." 

Dijo el rubio en casi un susurro alterando al resto del grupo. 

"Ares ¿El dios de la guerra? ¿El mismo que posiblemente sea el ladrón del rayo?" 

Dijo un alterado grover más rápidamente Annabeth puso sus manos para silenciar al sátiro. 

"Sí, ese mismo. Ahora escuchen me bien, yo seré el que hable con él y no quiero que se les escape ni un suspiro ¿Entendido?" 

Dijo el shinobi con su típico ceño fruncido, al unísono los tres campistas acataron la orden del semidiós mayor. 

Pronto el sonido de las campanillas de la puerta se escucho y un motociclista de pelo negro y tan alto como el rubio se hizo presente. 

Vestía unas botas de combate negras junto a unos pantalones camuflados, una remera roja y una chaqueta de cuero típica de un motociclista. Lo más destacable de este sujeto es que era incluso más musculoso que el rubio, además posee cicatrices en su rostro al igual que usaba anteojos de sol incluso si estaban en un lugar cerrado. 

El hombre le dio una gran sonrisa al ver al rubio y volteo a ver a la camarera. 

"Tú, tráeme lo mismo que el rubio te pidio..." 

Dijo Ares mientras le lanzó una moneda de oro a la mujer. Por el miedo irracional que este sujeto le producía ella no hizo nada y se alejó del grupo. Por su parte Ares tomó asiento junto al hijo de Atenea. 

"Bien bien bien. Veo que estás ayudando a los mocosos en su búsqueda ¿eh rubio? Incluso si el hijo del viejo algas marinas está aquí, los cielos Atenea deben estar maldiciendo a todo lo que se cruce en su camino ahora mismo..." 

Dijo el dios mientras se quitaba sus gafas relevando unas bolas de fuego en donde tendrían que estar sus ojos. Bufando en irritación el rubio volvió a ver al dios. 

El frío hijo de AteneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora