Un grupo de adolescentes del último año enfrentan las expectativas de ser adolescente. Por concidencias externas específicamente siete alumnos, con personalidades distintas, pensamientos diferentes, y actitudes nada parecidas, se reúnen después de q...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dante.
Asher no llega... En los diez minutos que nos dieron.
Porque cuando ya estábamos listo para presentar el trabajo sin material de apoyo y sin él, la puerta del salón es tocado por unos nudillos.
Comparto miradas con mis compañeros de equipos. ¿Puede que sea él...?
Mis dedos detrás de mi espalda se descruzan cuando la persona que ingresa luego de la autorización de la profesora es él, Asher. Claramente todos soltamos bufidos y suspiros de alivio.
«Espero que valga la pena haberles expuesto mi lista de reproducción...»
Asher no nos dirige la palabra y solo nos entrega el afiche. Kendall prosigue en sujetarlo con cinta adhesiva contra la pizarra y ahora si nos ponemos los siete en nuestra debida posición. Theo ya está preparado para dar la presentación cuando la persona que se le adelanta a la acción es Asher.
—Buenos días. Soy el líder el grupo y nosotros hablaremos sobre la sociedad, y un problema que sentimos que afecta a la sociedad con y sin compartir una opinión en común.
—¿Quién eligió a Asher como lider? —me susurra Theo a mi lado y solo me encogo de hombros.
Cada quién empieza a exponer los puntos que Riley nos exigió que estudiaramos y memorizaramos. La profesora nos presta atención y creo que soy de los que ya quiere saber qué es lo que acaba de escribir sobre la hoja dónde está nuestros nombres. Una vez terminamos con nuestra exposición ella no nos aplaude como los restos de los estudiantes.
No sé si debamos preocuparnos por eso...
Los aplausos cesan y la profesora nos examina desde su puesto. Vienen las preguntas...
—Quiero preguntales algunas cosas. En primera, por qué eligieron este tema —nos mira con expectativas y ya todos nos miramos cómplices de quién se arriesga a responder.
—Que responda Dante —murmura Luther a mi lado.
—Seras idiota. ¿Por qué no a tú? —le respondo dándole una mala cara.
—Fuiste el que menos hizo —me acusa y yo lo miro ofendido.
—Si a esas vamos, Theo solo puso su casa para estar. Además que seguro ni leyó bien lo que tenía que aprenderse —ahora Luther y yo estamos acusando a Theo.
—Cría cuervos y te sacaran los ojos, los muy idiotas —nos recrimina y los tres nos sumergimos en una pequeña dispuesta de quién hizo qué y que no. Obviamente todo de manera silenciosa.
