Capitulo IV

666 44 26
                                    

—¡Vine a ver si estabas listo!—lee Sabrina semi-acostada en una silla de madera en la terraza de la casa de Sofia, ayudándole a practicar el libreto de la obra.

—Cuida lo que dices, chica—contesta Sofia insegura, tratando de recordar cada palabra mientras sostiene el libro en una mano y con el otro brazo se apoya en una de sus muletas—porque sólo estoy listo para la muerte.

Sofia da un par de saltitos, pasándole la muleta a su amiga—¿Listo para mirar dentro de tu corazón, Tommy?—lee Sabrina sin ninguna emoción—Tus palabras han sido escuchadas y no solo por mí—continúa, mientras recibe la muleta y la recuesta en las patas de la silla.

Sofia da pasos cortos afirmando con dificultad su pie y comienza—Cuando llegaste a-—

Sofia se detiene y suelta un suspiro molesta, mira hacia arriba –a nada en específico– por un par de segundos, tratando de recordar la siguiente línea.

Pero falló.

—¡Mierda!—se queja.

Abre de rapidez el libro y comienza a leer—Cuando llegaste bajo la lluvia hasta mi club—recuerda finalmente, así que cierra el libro y apunta a Sabrina con su dedo índice—No fue una coincidencia, ¿Cierto?—

—Nada es una coincidencia, bebé—molesta Sabrina, esta vez fingiendo tomar el papel en serio—Tú eres el único que puede hacerme cantar— termina de hablar y le lanza un beso acompañado por un giño.

—Deberías aprovechar esta oportunidad para meterte bajo las sabanas de la profesora Keegan, así te pondrá en todas sus patéticas obras— propone Sabrina con una mirada coqueta, moviendo sus cejas repetidamente y comienza a reír.

—¡Ya basta, Sabrina!—regaña Sofia, colocando una expresión seria—Sabes que solo tengo tres semanas para memorizar esta cosa—

Sabrina aun riendo, se acomoda y se sienta derecha en la silla—Sofia, por favor... No podrías ni memorizar esto en tres meses.—

Sofia camina lentamente de un lado a otro, escuchando en silencio las palabras de su amiga—Ni siquiera De Niro—asegura Sabrina.

Sofia se detiene y la mira—Yo no lo escribí, ¿Ok?—se defiende con desgano.

—No... pero si eres la que hará el ridículo vestida de hombre enfrente de toda la ciudad, la escuela, tus amigos-—molesta antes de que Sofia la interrumpiera, —Sabrina, ¡No tengo otra opción!—reprocha clavando su fría mirada en los ojos de su amiga.

—¿Quieres ayudarme por favor?—pregunta, seriamente.

Sabrina suaviza su mirada, entonces se levanta y coloca sus manos sobre los hombros de su mejor amiga—Sabes que sólo estoy bromeando, ¿Verdad?—

Sofia baja su mirada, desalentada y suspira.

—Estaré ahí la noche del estreno, en primera fila—Sofia en silencio levanta la mirada, encontrándose con los ojos azules de Sabrina—y sabes que cuentas conmigo—asegura haciendo una pausa, quitando una de sus manos del hombro de Sofia—y con tomates—bromea finalmente mientras con la punta de su dedo índice, presiona suavemente el abdomen de Sofia repetidas veces haciéndola reír.

—Gracias, Sabs—contesta suavemente con una sonrisa entre sus labios.

—¡Sofia!— grita su madre bajando del auto— Chicas podrían ayudarme a bajar las bolsas—

—Claro, no hay problema— responde Sofia golpeando el hombro de su amiga para que la siguiera.

//////
En horas de descanso, Sofia se encierra en el cuarto de conserjes para estudiar sus líneas. Minutos después, se asoma por el vidrio de la puerta moviendo sus ojos de un lado a otro y ve a Chloe leyendo un libro que está dentro de su casillero.

Nuestro amor es como el vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora