Capitulo VII

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Sofia estaciona su auto enfrente de la casa de Chloe—¿Estás segura de que estás bien?

—Uh-hum—Chloe asiente con la cabeza, clavando su mirada en los ojos de Sofia—estoy bien—asegura, formando una sonrisa débil sobre sus labios y en un tono suave vuelve a hablar—Gracias... por todo.

Sofia sonríe devuelta y sacude su cabeza—No... no fue nada.

De repente el ambiente entre ambas chicas comienza a tornarse incómodo, básicamente porque Sofia sin darse cuenta ha estado mirando a Chloe mientras medita sobre hacer o no hacer algo que tiene planeado. 

Incómodo, piensa Hosterman comenzando a sentirse nerviosa, sólo un poco. 

La rubia sin decir nada más, se acomoda y sonríe abriendo la puerta dispuesta a bajar del auto—Oye—Sofia reacciona y la detiene poniendo su mano sobre el hombro de ella. 

Sofia deja salir un suspiro –para armarse de valentía– sonríe—Q-quiero... preguntarte una cosa.

Chloe se pone más cómoda en el asiento, abre sus ojos ampliamente, sorprendida—Claro—responde. 

Daccarett traga fuerte, mirando los labios de la pequeña y después sus ojos—¿Saldrías c-conmigo... el sábado en la noche?—propone con una sonrisa nerviosa. 

Chloe levanta sus cejas asombrada ¿Sofia Daccarett la está invitando a una cita? 

Por más que Chloe quiera decir que sí, ella guarda silencio por varios segundos antes de responder—Uhm... Lo siento no puedo... ir.

—¡Oh!—Sana se encoge de hombros desviando su mirada hacia el volante—¿Ya planeaste hacer otra cosa o-.

—No—Chloe interrumpe y sacude su cabeza obteniendo la atención de Sofia—no es eso.

La castaña parpadea confundida—¿Entonces qué es?

Tal vez Chloe no siente lo mismo, Sofia piensa y comienza a sentirse derrotada, sus ojos desbordan preocupación en ese momento. 

Chloe es capaz de notarlo y baja la mirada, desanimada –la razón por la cual no puede aceptar la invitación de Sofia le avergüenza, realmente lo hace– levanta su cabeza y antes de responder, suspira—No me dejan tener citas.

Oh, entonces es eso, Sofia suspira aliviada y sonríe. 

Sofia hace un puchero,y suelta un—Oh—es lo único que logra decir.

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El reverendo Hosterman prepara su prédica sobre el altar de la iglesia—No se engañen, Dios no puede ser burlado—hace una pausa leyendo la biblia—¡Aquí!—se dice a sí mismo, agarrando un lápiz para marcar un versículo del sagrado libro—Lo que un hombre siembra es lo que cosecha—lee en voz alta, agarrando un vaso de agua. 

Mientras tanto Sofia entra sigilosamente a la iglesia y camina en silencio por la nave central. 

—porque los que siembran para su carne, entonces de la carne..—dice llevando el vaso a su boca y levanta la vista. 

Tan pronto ve a Sofia de pie frente al altar, frunce el ceño—¿Te puedo ayudar?—pregunta bajando el vaso. 

Mierda, Sofia nerviosa lo mira desde abajo mientras juega con sus propios dedos—Ah... si señor. Quiero invitar a su hija a cenar el sábado en la noche.

El hombre no tarda ni un segundo en responder—¡Eso no será posible!—y levanta nuevamente su vaso para beber agua, ignorando la presencia de la chica, concentrándose en lo suyo. 

Daccarett aprieta fuerte sus labios –ella está nerviosa pero su temor no le impedirá seguir insistiendo hasta conseguir lo que quiere– inclina un poco su cabeza hacia abajo, toma una bocanada de aire y sugiere—Con todo respeto, señor Hosterman, le pido que lo reconsidere.

Nuestro amor es como el vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora