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Ten siente que sus pulmones van a explotar de cansancio. Incluso respirar le lastima en el pecho, sus piernas pican en cansancio y siente que sus pies no responderán más.

—De nuevo.

Alza la vista incrédulo ante las palabras de la directora, quién mira al grupo de jóvenes con suma atención y cierto cansancio.

—¿No oyeron? ¡De nuevo! —tronó los dedos un par de veces antes de levantarse y tomar uno de las katanas que formaba parte de escenografía.

—Directora Tredau, por favor regalenos unos minutos de descanso... —pidió con cansancio Ten.

Habían pasado de las doce del día a las seis de la noche practicando los cuadros de danza y no habían pasado de la segunda escena, dónde la directora había encontrado errores, errores que tardan horas en perfeccionar y errores que el vestuario empeoraba.

Ten sintió un golpe en su espalda baja.

—Corrige esa postura, no hay descanso merecido en tanta mediocridad en la que están hundidos. Si los niños no pueden tolerar horas de ensayo y no pueden servir para mejorar sus errores, será mejor que dejen sus estúpidos sueños irreales de Broadway y se dediquen a actuar en bares de porquería en la quinta avenida, será lo más cercano que pueden estar del éxito.

Tanto el tailandés como el resto de sus compañeros se impresionaron ante aquellas palabras, sabían que habían errado pero tampoco merecían ser llamados como una porquería.

—Ya no podemos más, nuestros cuerpos van a colapsar, no hemos parado en horas. Sólo unos minutos, no somos mediocres, somos humanos que por el momento necesitan un descanso.—volvió a insistir Ten, mientras sostenía el brazo de Rosé, quién parecía estar a nada de desmayarse.

Pero la directora simplemente observó con desdén al grupo de chicos, prestó atención especial al tailandés, el sudor resbalando por su rostro, la respiración agotada y sus ojos agotados no causaba ninguna otra reacción que no sea decepción.

—Sinceramente me decepciona cada vez más, joven Lee. Mis expectativas en ti eran altas al leer y ver sobre tus anteriores actos... Quizá el joven Qian lo alaba por ser su amigo, no por tu talento... El cuál tienes, pero nunca me imaginé que tu resistencia y actuación fueran tan... Dudosas...

Ten ve como la mujer frente a él lo analiza con duda y repulsión. Su corazón duele, le encierran una estaca por cada palabra que sale de aquella directora que tanto admira.

—Primero: no puede hacer una escena importantísima y culminante de la obra solamente porque no sabes representar sentimientos y ahora... ¿no puedes corregir errores en un acto musical de tres minutos? ¿no puedes tolerar horas de ensayo para mejorar? mejor dicho, ¿no puedes mejorar? ¡Que mediocre eres! ¿Sabes que esto no es nada comparado a lo que exigen los grandes escenarios de Broadway?

La mujer ríe frente a él con ironía y burla.

Mientras que Ten muerde el interior de su mejilla y entierra las uñas en la palma de su mano para evitar llorar.

—Estoy comenzando a buscar reemplazo para muchos de ustedes... Y para ti, Lee... No me importa que seas el protagonista, si no mejoras y quitas esa mediocridad en ti, te cambiaré, ¿oíste?

Ten debe tragar saliva para deshacerse un poco de aquel nudo en su garganta.

—Oído directora. Me esforzaré.

—No quiero que te esfuerces, quiero que lo hagas a la de ya. Los demás mediocres, ¿me oyeron? Mejoren ya o los lanzo a la calle.

El resto el grupo responde con un "oído" y el ensayo da por terminado una vez la directora lanza al suelo con molestia la katana en sus manos y sale del auditorio.

Ten auxilia a Rosé antes de partir a casa. Se despide de Kun y le pide perdón por poner sus expectativas altas cuando la mediocridad en su trabajo y esfuerzo ha sido descubierta.

Y en el trayecto de su universidad a la escuela, llora presionando con fuerza el volante en sus manos para no sollozar con fuerza.

Su cuerpo duele mucho pero su corazón y mente duelen mucho más, piensa mientras sube por elevador hasta su departamento. Únicamente quiere darse un baño en su tina y llorar hasta la mañana siguiente.

Con esos planes y dolor en sí, abre la puerta de su departamento, encontrándose con diversos olores deliciosos, su estómago gruñó exigiendo comida. Al entrar a la cocina se encontró con una bandeja de lasaña, otra de ratatouille y un pastel siendo decorado. 

El cuál casi cae de las manos de Hendery, quién salta de sorpresa al ver a su roomie frente a él con cara confundida.

—¡Mierda Ten! Me asustaste, ¿qué haces aquí? Faltan dos horas para que salgas de tus ensayos.

—¿Por qué hay tanta comida? ¿Invitaste a alguien? —ignoró sus preguntas por el bien de su estabilidad mental, no tenía ganas de hablar sobre el fiasco que había sido, el recordatorio de lo mediocre que es y lo mal que se sentía.

Por otra parte, no quería lidiar con visitas pero el departamento ahora era hogar de Hendery y él tenía el derecho de invitar a quién él quisiera. Pero esperaba que simplemente le diera una respuesta de que vió un tutorial de cocina en internet o una receta de cocina en un programa de tv que solía ver y quería intentarlo.

—Cocine para ti, ya estás a mitad de ensayos, falta poco para tu obra, alguien tan talentoso como tú y perseverante en sus sueños merece felicitaciones y una comidita para celebrar. No es mucho, pero me dijiste que te gustaba la pasta, así que te hice una lasaña, la otra vez veíamos ratatouille y dijiste que te gustaría probarlo, así que busque cómo hacerlo y lo hice y me dijiste que tu pastel favorito era el tiramisú, así que lo preparé para ti. Quería que estuviera listo cuando llegaras pero te adelantaste... No es mucho, pero creo que mereces ser felicitado por ser tan talentoso y esforzarte tanto, Ten.

Hendery sonríe con nervios ante lo dicho, incluso siente sus mejillas arder, cree que lo que dijo fue muy cursi, qué pena.

El rostro de Ten se ve muy cansado, sus ojos brillan y su corazón se para cuando ve que comienzan a salir lágrimas de aquellos gatunos orbes, termina de gritar asustado cuando el cuerpo del chico cae al suelo en rodillas, llorando.

—Ten, ¿estás bien? Maldición, ¿no te gustó? ¿eres alérgico a algo? ¿dije algo mal? ¿te sientes mal tú? Ayuda, ¿llamo al 911?

Ten se sintió tan conmovido al escuchar aquellas palabras de Hendery, su corazón dolió mucho más, ¿él de verdad lo veía de esa forma? Lo había decepcionado tanto seguramente si supiera lo que había pasado.

Hendery era tan lindo, siempre era atento con él, era divertido apropósito cuando le veía decaído y cansado, siempre le esperaba con la cena y hacía su vida más liviana y feliz. Tenía detalles como estos de cocinar lo que a él le gustaba y ahora... Había hecho una cena para conmemorar la mitad de sus ensayos.

Quería llorar, él no merecía nada de lo que Hendery hacía por él. No merecía a Hendery directamente.

Por lo que su cansancio mental lo venció y se tiró a llorar.

-,heartbreak boy. ↠tendery.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora