－，heartbreak boy. ↠tendery.

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Hasta dónde Hendery tenía uso de razón, él creía que era un chico con suerte.

Como aquellas veces en dónde pasaba los examenes sin estudiar, cuando en su viaje a Cuba lanzo la cámara y cayó en el mar, cinco minutos después logró encontrarla luego de grabar a peces o cómo cuando conseguía entrar a bares sin fila porque le gustaba a los chicos de seguridad y como esa gran vez que logró entrar a la prestigiosa universidad privada de Nueva York enviando su carta de solicitud por error.

Hendery siempre había sido un chico con suerte.

Hasta ahora.

—¿Qué pasa? ¿Por qué desalojan a todos?

—Hay una plaga de avispas, pero no una cualquiera, parece que han estado ahí desde hace dieciocho años, no pueden seguir viviendo aquí.

—Pero no entiende, yo acabo de llegar a la ciudad, no tengo a dónde más ir y compré recientemente muebles que vienen en camino.

El regordete señor simplemente le regaló una mueca y palmeó su espalda con suavidad.

—Lo siento jovencito, será mejor que busques un hotel.

Y Hendery no tuvo qué hacer más que suspirar y tirarse en la vereda llamando a su mejor amigo para que le diera asilo en su hogar.

—Heeeey, Hendery, ¿qué pasa hermano?

—Hey... Lucas adivina qué?

—Finalmente te tiraste a Justin Huang, mentira, mentira ¿qué adivino?

Hendery casi grita de horror cuando escuchó aquello.

—Por cosas así es que dudo porque somos amigos... En fin, estoy en Nueva York.

—¿Qué? ¿En serio? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿En dónde estás? ¿Cuánto tiempo te quedas?

—Sí, en serio, llegué hoy por la mañana, estoy frente al edificio Hamlet y me quedó durante los cuatro años que dura la carrera, se supone que iba a ser una sorpresa pero mi edificio está infestado de avispas y no me quiero quedar en los dormitorios de la universidad porque me amo a mí mismo, ¿podrías darme asilo en tu hogar?

Lucas alardeó sobre lo genial que sería cuando le mostrara Nueva York y aseguró lo mucho que le encantaría la universidad y la ciudad.

—Pero por ahora no puedo darte asilo... No estoy en Nueva York y no regresaré hasta después de un mes.

Hendery ya no era un chico con suerte, oficialmente.

—¿Qué? ¿Y en dónde estás? ¿No tienes una llave bajo el tapete como en las películas?

—Estoy en Australia, vine a mis prácticas de cuidado para animales silvestres y no Hendery, ni siquiera tengo tapete, deberías considerar buscar un roomie, al menos hasta que llegue.

—¿Es en serio? Acabo de llegar y el edificio dónde se supone que me iba a quedar fue cerrado por culpa de una maldita plaga de avispas, me quedare en la banqueta o algo así.  Odio aquí.

—Para nada, si entras en choerry.net puedes encontrar anuncios de roomies y cosas más...

—Lucas por favor, ¿quién tiene roomies en este año? Sólo los universitarios.

—Eres universitario.

—Sí, pero de los cool.

—Mira Hendery, busca un roomie que sea por lo menos normal, sólo un mes y déjame dormir que son las seis de la mañana.

—Aquí son las tres de la tarde.

Y Lucas colgó.

Bueno, su amigo le había dejado sólo en un ciudad que sólo conocía por la película de Home Alone y los realitys shows de planeaciones de bodas, su mudanza estaba a punto de llegar y no tenía hogar.

Por lo que se dispuso a ir a una cafetería, recibir su mudanza ahí y buscar en la famosa página que Lucas le recomendó.

"Roomie New York, 4ta y 5ta avenida."

Las opciones no eran muy increíbles, personas extrañas o con precios muy altos no estaban en sus planes por el momento.

“busco roomie que sea ordenado, responsable, no trabaje en turnos nocturnos y de preferencia que sea varón, de ser chica, por favor comunícate antes por mensaje privado.

dirección: cuarta avenida, número 19.

teléfono: el que está ligado a mi perfil, lol.”

olvidé ponerlo: puedes visitar el departamento las veces que necesites para checar arreglos anteriores.

Quizá su suerte no se había acabado del todo.

Lee Yongqin, estudiante.
24 años.

Residente del edificio 19: Wall Journal en la cuarta avenida.

El último anuncio suena muy necesitado pero en su foto de perfil se ve decente, así que iría a visitarlo lo antes posible porque era su última esperanza.