CAPÍTULO 1.

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"La vida debe ser comprendida hacia atrás. Pero ser vivida hacia adelante."

Esa mañana Arturo regresaba al hospital, a pesar de la recaída que ya anteriormente había tenido el aún seguía regio y bien, a parte amaba su trabajo. Su enfermedad no iba a hacer impedimento para seguirlo haciendo.

Aunque, bueno, tal vez sólo había un impedimento, su familia. Gracias al cielo, ellos no se habían opuesto. Pues sabían mejor que nadie que él amaba su trabajo y cuán importante le era.

"Comedor, mañana"

Arturo salió del cuarto de huéspedes como todas las mañanas, Amparo salía al mismo tiempo, por lo que bajaron juntos, venían platicando temas triviales por lo que entre risas llegaron al comedor.

(Ellos aún no se arreglaban, sin embargo ya se hablaban más, lo hacían por sus hijos - según ellos -. Arturo dormía en la recámara de huéspedes, Amparo en su recámara, el papel del divorcio aún no llegaba y con todo lo que había pasado ya se habían olvidado de eso, aunque en algún momento tendría que volver. Amparo ya deseaba arreglar las cosas con él, lo amaba y eso no lo podía evitar, quería estar a su lado. Antes, aunque no tuvieran una buena relación, al menos dormía a su lado, sintiendo por las noches su respiración y el agradable olor de él que se impregnaba en la recámara. A Arturo no le era diferente la situación, él también deseaba arreglar los problemas con su mujer, la amaba mucho y se lo había tratado de demostrar muchas veces, sin embargo, ella siempre lo rechazaba, sabía que tenía la culpa por haberla engañado, pero eso ya había pasado desde hace mucho tiempo y ella aún permanecía en el pasado)

Allí mismo ya los esperaban sus hijos Aníbal y Daniel junto con Isabel y su pequeño bebé.

(Aníbal y Daniel ya habían arreglado sus problemas, Daniel e Isabel aún no se casaban; sin embargo, ya vivían juntos por su bebé, Aníbal e Isabel ya se llevan, así como Amparo que ya tiene una buena relación con Isabel)

DANIEL: - feliz de ver así a sus papás - mmm, al parecer está muy buena su plática.
ARTURO: - terminando de reír - no es nada con importancia hijo, buenos días a todos.
AMPARO: - sonriendo - buenos días a todos igual - todos respondieron "buenos días" al mismo tiempo, Amparo se acercó al pequeño bebé - ¿cómo está este príncipe? - hablándole al bebé y tocando su cachete, este mismo sólo balbuceaba cosas sin sentido alguno, pero le sonreía a su abuela.
ANÍBAL: ¿hoy regresas al hospital, papá?
ARTURO: así es, ¿tú vienes hijo?
ANÍBAL: no, quiero ir al aserradero un rato, tal vez por la tarde vaya, aún no lo sé.
ARTURO: bien, entonces ten cuidado y, tu Isabel ¿vienes?
Amparo: ella no puede Arturo, hoy tenemos la agenda súper ocupada, ¿cierto Isabel?
ISABEL: - asintió con una sonrisa - así es don Arturo, tenemos que ir a checar el vestido, el banquete y los adornos; por cierto Daniel, recuerda que hoy cuidas al bebé.
DANIEL: ya sé, tal vez y vayamos con Aníbal al aserradero igual.
AMPARO: ten cuidado Daniel, no vaya a agarrar algo el bebé, eh - levantando el dedo índice en señal de regaño.
DANIEL: - riendo - ya sé, mamá, ya sé. Por cierto, ¿ya van a ver el banquete? Aún faltan 3 meses para la boda.

Isabel y Amparo lo voltearon a ver completamente serias, claro como él ni se metía en eso, no sabía - pensaban las mujeres -.

Arturo y Aníbal se dieron cuenta de la cara de ambas mujeres, por lo que comenzaron a reír.

ANÍBAL: uy hermanito, para que hablaste. Yo mejor me voy.
ARTURO: bueno, yo también me voy por qué tengo muchas cosas que hacer, adiós - levantó la mano en señal despido - cuidado, Daniel - le sonrió por último.

Amparo se sintió un poco triste, bajó su cabeza, puesto que Arturo no se había despedido de ella con un beso en la mejilla como él acostumbraba.

Él le había jurado que ya no buscaría más en cuánto a su relación, que había hecho todo lo posible, pero que ella siempre lo rechazaba, que tal vez lo mejor era seguir como amigos, aunque él mismo sabía que eso no era lo mejor. Aún así estaba decidido y esa mañana se lo había hecho saber.

UN AMOR INEFABLE EN TIERRAS SALVAJES. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora