CAPÍTULO 5.

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A lo lejos se veía una mujer cuya cara era más que seria, estaba mega celosa y se puso mucho más con ver que ella lo besó.

Arturo venía llegando a dónde Amparo estaba, tanto Isabel como Alejandra no habían visto nada, pues estaban centradas cantando y bailando en la camioneta.

Arturo agarró nuevamente del brazo a Amparo, pero ella otra vez se lo puso en la cintura.

Estaba que explotaba de celos, estaba furiosa y enojada, sin embargo, sabía que sólo en esa situación lo iba a tener cerca y él agarrándola así.

Él vio su cara cuando la "muchacha" lo besó y eso le alegró pues sabía que tal vez y Alejandra tenía razón. No quiso agarrarla de la cintura pues pensó que ella le rechazaría, pero para su sorpresa fue otra cosa. Estaba muy feliz de tenerla así de cerca, sentir su aroma, ese perfume cuyo olor era único, sentir tan de cerca su respiración y como ella entre ratos lo veía mientras la llevaba.

Era divino.

AMPARO: ¿me veo muy tomada? - preguntó de repente, casi cuando estaban a punto de llegar.
ARTURO: demasiado, ¿por qué tomaste tanto? - preguntó serio.
AMPARO: - sonrió al verlo así - porqué estaba muy divertida, a parte no es tanto y no tomo del diario.
ARTURO: te recuerdo que el otro día te tomaste dos botellas de vino completas que, por cierto, dejaste una en mi cuarto. Seguramente quienes limpiaron pensaron que era mía.
AMPARO: que más da lo que piensen, ese día tardaste tanto en llegar, estaba tan nerviosa y desesperada, perdón por bañarme en tu baño y por ponerme tu pijama.

Alejandra había escuchado lo último, así que le gritó.

ALEJANDRA: ¿cómo qué te bañaste en su baño y usaste su pijama, tía? - evidentemente no había escuchado el perdón.

Isabel se giro a donde ellos estaban. Amparo estaba nerviosa, Arturo nervioso.

ISABEL: ¿no lo sabías?
ALEJANDRA: ¿tú sabías?
ISABEL: que se habían bañado juntos no, pero lo de la pijama sí.

Amparo estaba ya sentada en la silla de adelante, Arturo se iba subiendo.

AMPARO: no nos bañamos juntos y ¿cómo que lo de la pijama sí?
ISABEL: bueno, usted salió ese día con la pijama de mi suegro.
AMPARO: ¿me viste?
ISABEL: mmm, sí. Nosotros pensamos que bueno, ustedes ya saben - abriendo la boca de más.
ARTURO: ¿nosotros?, ¿quiénes más la vieron?
ALEJANDRA: ¿entonces nada de nada, tía?
AMPARO: niña - respondió sonrojada al máximo, mientras tanto Isabel y Alejandra se carcajeaban al ver así nerviosos a ambos - mejor vámonos, antes que alguno hable de más - dijo volteando a ver a ambas mujeres, al ritmo que iban seguramente también terminaban hablando sobre el show y los hombres.
ARTURO: eso es lo mejor, vamos. Si alguien quiere vomitar me avisa.

Las tres mujeres se rieron grandemente. De repente Amparo prendió el estéreo de la camioneta, había músicas cantables, así que las 3 se pusieron a cantar y a bailar como podían, llevaban toda una fiesta en esa camioneta, las 3 ibas felices reían y platicaban, Arturo también se reía de ellas y con ellas.

Cuando llegaron a la casa fue el problema.

¿Cómo subir a sus cuartos sin hacer ruido? Las tres se quitaron sus zapatos e hicieron que también Arturo se los quitará, Arturo subió a Isabel y Alejandra primero, las agarró a ambas de la cintura y las subió.

Ambas entraron en silencio a sus recámaras, tanto Uriel como Daniel estaban tomados y en un sueño demasiado profundo, así que cuando ellas se acostaron, ni las sintieron.

Las dos iban tan cansadas que cuando llegaron sólo se acostaron a la cama sin siquiera cambiarse o desmaquillarse.

Después Arturo bajó por Amparo, misma que estaba sirviéndose un caballito de tequila, pero antes que se lo tomará, él se lo quitó.

UN AMOR INEFABLE EN TIERRAS SALVAJES. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora