CAPÍTULO 9.

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“5:00 a.m.”

Amparo seguía recostada en el pecho de Arturo.

De repente, se levantó de golpe al sentirse invadida, le dolía terriblemente la cabeza, se sentía con una resaca de los mil demonios, pero al alzar su vista y verlo a él, ahí, junto a ella, desnudo; fue como si todo se le borrará, incluso hasta el dolor.

Se veía precioso descansando, era tan guapo y lo mejor es que era suyo.

Lo admiró por algunos minutos, hasta que en un movimiento que ella hizo, provocó que el mini Arturo se despertará, Amparo al sentir como se ponía duro y erecto entre su intimidad, sólo empezó a gemir.

Pronto comenzó a moverse lentamente, disfrutándolo en toda su extensión, quería sentirlo todo.

Sin esperar más, pues no podía, su temperatura fue subiendo lo que provocó que sus movimientos también, fue entonces cuando Arturo se despertó.

AMPARO: ohhh…. ahhh - pronunciaba mientras se acariciaba sus pechos.
ARTURO: ¿aún te quedan ganas después de lo hace rato?

Amparo tenía la cabeza echada atrás y los ojos cerrados por la excitación, por lo que al oírlo, se asustó.

AMPARO: no sabes cuántas, no me es suficiente lo de anoche. Ahora que has vuelto a ser mío, no quiero parar ni un instante - para poder hablar había tenido que parar, cuando terminó de hacerlo volvió otra vez con los movimientos, ahora más rápidos.

Arturo sólo le sonrió y rápido la volteó, de manera que ahora era él era el que estaba arriba.

La manera tan rápida en que lo hizo produjo que Amparo abriera los ojos de golpe. Ahora él llevaba el control.

Empezó a acariciar o más bien apretar los pechos de Amparo, ella sólo gemía al sentir eso.

ARTURO: ¿te gusta? - preguntó succionando uno de sus pechos.
AMPARO: ni te imaginas, es tan rico. Ahhh - gimió en su oído al sentir que él había llegado demasiado profundo.

Arturo se había enterrado casi por completo en ella, y al ver que le había gustado volvió a hacerlo. Sus movimientos eran duros y salvajes.

AMPARO: siento, que… vas a romper… me. Ahhhhh.

Arturo seguía en lo suyo, succionando, apretando y pellizcando los pechos, entrando y saliendo de ella, mientras gruñía por el placer que él también sentía.

AMPARO: ahhhhh, ¡por Dios santo! - gritó, apretando fuertemente las sábanas con puños cerrados al sentir que Arturo se había enterrado completamente en ella.

Amparo, después de eso, se corrió por completo. Arturo siguió moviéndose esperando su pronta liberación que no tardó mucho en llegar.

Sacó su miembro de ella y Amparo se echó a un lado de la cama, mientras sentía como él líquido goteaba saliendo de ella.

Ambos trataban de recomponer sus respiraciones, pues después de tan intenso orgasmo, estás se habían acelerado muchísimo.

Cuando ambos estuvieron respirando ya más tranquilos, se miraron y se sonrieron grandemente, palabras de amor salieron por sus bocas, se besaron hasta que sintieron que sus labios se entumían y quedaban hinchados por tantos besos que se habían dado.

Después de eso, Arturo abrió su brazo y Amparo se acostó abrazándolo, después él también con el brazo que había abierto, la abrazó, pegándola lo más posible a él, como si quisiera hacerla parte de su cuerpo.

La abrazó fuerte por la cintura y se quedaron dormidos.

“7:30 a.m.”

Arturo escribía una nota…

UN AMOR INEFABLE EN TIERRAS SALVAJES. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora