UN AMOR INEFABLE EN TIERRAS SALVAJES.

CAPÍTULO 10.

En cuanto salió los demás empezaron a hablar.

ALEJANDRA: ¿se dieron cuenta de las miradas?
DANIEL: y, ¿los roces de mano que mi mamá discretamente le daba?
ISABEL: ¿será que ellos se arreglaron ahora sí?
URIEL: yo creo que sí, ambos se sonreían entre ellos y a parte ambos bajaron felices aún cuando todos nosotros bajamos con un dolor de cabeza inmortal, capaz de sonreír como ellos - decía riendo y contagiando a los demás.
DANIEL: bueno yo igual creo que sí, ojalá y sí.
ANÍBAL: pero a diferencia de aquella vez que vimos salir a mi mamá del cuarto de papá, esta vez no se les vio juntos antes, ni mucho menos vimos salir a uno del cuarto del otro.
URIEL : bueno, respecto a eso, yo si vi.
TODOS: ¿cómo?
URIEL: si bueno, yo estoy acostumbrado a despertar temprano, hoy como por hay de las 7:20 a.m. me desperté, pero como tenia mucho dolor de cabeza bajé a pedir una pastilla. Iba entrando al cuarto, cuando de repente escuché una puerta abrirse, pensé que tal vez era uno de ustedes que acababa de despertar, así que me asomé y vi a su papá - decía mirando a Aníbal y Daniel - saliendo del cuarto de doña Amparo.
ANÍBAL: pero, ¿cómo?
URIEL: ¿cómo qué cómo?
ANÍBAL: si, o sea, ¿traía la misma ropa o iba en su pijama?
URIEL: ah, si. Traía la misma ropa que usó en la fiesta, a parte salía tratando de no hacer ruido, como de puntitas y con una SONRISA - decía resaltando lo último.
ISABEL: así qué…
ALEJANDRA: así que mis tíos si estuvieron juntos - decía, ahora ella empezaba a recordar lo de su tía, entonces empezó a atar cabos. Su tía feliz y con piernas temblorosas, las miradas de ambos, los roces de mano, las sonrisas. Todo cuadraba a la perfección.
DANIEL: bueno, pero la otra vez igual vimos a mi mamá salir del cuarto de papá y ellos casi, casi nos dijeron que no había pasado nada.
ANÍBAL: en eso tienes razón, pero puede ser que esta vez sea diferente. A parte aquella vez no los vimos así como hoy.
ALEJANDRA: bueno, yo propongo que nos fijemos bien en sus expresiones, pero no seamos tan obvios, claro. Y ya veremos si se arreglaron o no - ella ya estaba segura, pero quería ver que si tenía razón o no.

El “plan perfecto” para ellos.

Los hijos y los no hijos se sentían muy feliz con que ellos volvieran a ser nuevamente un matrimonio, ya todos sabían lo que había pasado entre Arturo y Amparo, esa historia sólo la conocían los más íntimos, o sea los mismos que estaban ese día con ellos. Por eso se sentían muy felices que ellos se arreglarán, el amor se les notaba mucho, aunque ambos lo negarán.

“Mientras tanto, en el despacho”

Amparo tocaba para que Arturo diera el permiso a entrar, se sentía un poco nerviosa, pero sin duda alguna estaba feliz.

Arturo estaba igual que ella, pero al ver que durante el desayuno ella le correspondía a su mirada y le devolvía la sonrisa o hacia otras cosas, dejó de preocuparse por eso.

ARTURO: adelante - pronunció, mientras se acomodaba los lentes y leía la carta de recomendación.

Amparo pasó y verlo así tan concentrado mientras leía y con esos lentes hicieron que se quedara embobada mirándolo.

Arturo al sentir que nadie hablaba, alzó la vista y la vio. Sólo atinó a reír.

ARTURO: ¿pasa algo? - preguntó alzando la ceja y sonriendo.

Arturo al decir eso, la sacó del trance en el que se había quedado.

Amparo empezó a caminar lentamente hacia él, Arturo estaba en el escritorio, cuando la sintió acercarse jaló su silla a un lado junto con él. Fue entonces cuando Amparo al ver ese movimiento y ver que él estaba por pararse, camino rápido y se sentó en sus piernas.

Fue algo que impresionó a Arturo, pero por supuesto que se dejó.

Fue entonces que ella le susurró al oído un “buenos días, mi cielo” y después se dirigió a besarlo. Así estuvieron por, tal vez, un minuto, sólo besándose. Pero cuando ambos sintieron que tal vez ya no se iban a poder controlar, se despegaron.