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Quiso la suerte que el equipo se reuniera en la sala principal de mi piso. La única vez que no quise verlos y estaban todos allí. Más de uno me llamó por mi nombre al pasar y yo levanté una mano para evitar las preguntas. No estaba de humor para preguntas.

Cerré la puerta detrás de mi y busqué en el armario hasta que encontre mi maleta. Después de tirarla sobre la cama, la abrí y comencé a tirar la ropa adentro. Eso duró unos tres brazos antes de que yo también me enojara. —¡Mierda!—grité y empuje la maleta lejos de mi.

Sentada en el borde de la cama, dejé caer la cabeza entre mis manos. Esto fue tan estúpido. Toda la cosa. Tony. Yo. Almas gemelas. Todo fue estúpido como el infierno. Di otro grito de frustración solo para ser interrumpida por un golpe en la puerta. —¿Qué?

—Es Nat.

Con un suspiro me levanté y abrí la puerta para dejarla entrar. Le dediqué una sonrisa poco sincera mientras cerraba la puerta detrás de ella. —Oye.

—Entonces—dijo ella extrayendo la palabra. —Almas gemelas, ¿eh?

Solo me quedé aturdida  por un segundo antes de sacudirme. —¿Bruce?

Ella frunció los labios y asintió. —Para ser justos, tenía que decírnoslo. Los chicos estaban a punto de perder la cabeza por tu cara.

Tararee de acuerdo y me incliné contra el tocador. Nat empujó la maleta hacia el centro de la cama para sentarse junto a ella. —¿Llendo a algún lugar?

—Supongo que eso depende de Tony. No quiero ir a ningún lado, pero no estoy segura de que él quiera que me quede. Supongo que siempre podría ir a casa. —Me encogi de hombros como si no fuera importante, pero por supuesto que lo era. Es mi vida entera.

—Estoy bastante segura de que estás en casa, Ana—dijo Nat, sin mirarme a los ojos y tuve que resistir las ganas de llorar. No llores delante de los asesinos, maldita sea.

—Gracias.— Estoy orgullosa de hacer correr esa palabra sin que sea evidente que estabas al borde de las lágrimas. Mantuve los ojos fijos en donde estaba tocando la alfombra.

Ella suspiró. —Mira. Nunca seré el mayor admirador de Tony. Tenemos demasiados problemas, pero sé que ha tenido que lidiar con más cosas de las que tiene. Y sé que te ama.

Eso llamó mi atención. Levantó la cabeza y la miró a los ojos.

—No se callaría sobre ti en toda la misión. Estoy bastante seguro de que escuché sobre tu beso una docena de veces y podría recitar detalle por detalle la cita perfecta con la que tiene la intención de llevarte.

Resople una risa ante eso.

Natasha sonrió antes de ponerse seria una vez más. —¿Puedo hacerte una pregunta?

Asentí con permiso.

—¿Por qué no le dijiste desde el principio que eras su alma gemela?

—Muchas razones. Principalmente quería saber que él estaba interesado en mí por mí, no porque el destino dijera que debería estarlo.

Levantó la barbilla e inclinó ligeramente la cabeza. —Puedo entender eso. También puedo entender estar decepcionado cuando descubres que la persona que pensabas que le gustabas porque sabías que era tu alma gemela todo el tiempo. Probablemente se me ocurrieron todo tipo de razones por las que no me lo habían dicho. , si eran ciertas o no.

Frunci el ceño y ella siguió sentada en silencio y estudiándome. Finalmente, negué con la cabeza y me aparte de la cómoda. —Maldita sea, Nat.

Sus labios se crisparon y volvió a sonreír. Se puso de pie y se detuvo en la puerta antes de irse. —Los sacaré a todos de aquí. Haz lo que creas que debes hacer. Al final del día, es entre tú y Tony. El resto de nosotros no importa.

Battle Scars {Tony Stark}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora