¿Que sucedió?.
Ellos descubrieron Nuestro Secreto.
Ellos no podían separarnos.
Somos hermanos y Siempre debemos permanecer juntos.
Un Amor abominable es Justo lo que albergaba en Nuestros corazones.
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❝ERES EL TIPO DE CHICO CON EL QUE NO IRÍA TAN SIQUIERA A UNA CITA❞ 𝐃 𝐀 𝐋 𝐈 𝐀
𝓜ientras espero a que mi hermano llegue, me entretengo quitándole la piel a un par de uvas. Siempre he asegurado que así saben mucho mejor.
Alzo la mirada y lo veo llegar. Su rostro está encendido, su caminar es tosco y las venas se marcan en su cuello y frente. Sin duda, la furia lo ha poseído
—Compre tu comida —anuncié con un tono lo más relajado posible mientras se sentaba frente a mi.
No respondió. Tomó la botella de agua de la bandeja, la abrió de golpe y bebió de un trago, empapando un poco su camisa en el proceso.
Suspiró, dejando caer la botella sobre la mesa. Luego, cubrió su rostro con las manos y se dejó caer en la silla, como si el peso del mundo le aplastara los hombros.
—Es insoportable —murmuró al fin—. Estuve a un paso de golpearla.
Me dio un ligero escalofrío. Tom mordisqueaba su uña del pulgar, intentando calmarse, pero su nerviosismo era palpable.
—Yo también he querido golpearla muchas veces —dije con una sonrisa, y él asintió—. Tienes razón, Tom, es insoportable y se merece que alguien la ponga en su lugar.
Me miró, curioso.
—¿Pero? —preguntó.
—Eres un chico, y créeme, no te conviene ser tú quien lo haga —me incliné hacia adelante, comenzando a comer mis uvas.
—Lo sé —respondió después de un bocado a su hamburguesa—. Pero me enerva que piense que puede pasar por encima de ti, que crea que algún día podría sentir algo por ella. Nunca, jamás sentiría un ápice de aprecio por alguien que te lastime.
—Entonces, ¿no quieres a mamá y a papá? —tomó mi mano que reposaba sobre la mesa.
—Dal, con todo lo que nos han hecho, estoy tratando de guardarles un poco de respeto —asentí, coincidiendo con él.
—Papá espera mucho de ti, Tom. Tienes la suerte de haber nacido con algo entre las piernas —los dos soltamos una risa.
—Nuestro padre es un machista de primera. Sabe que eres más capaz e inteligente que yo, lo que te hace la indicada para llevar las empresas —suspiré, sintiéndome agotada.
—Pero jamás permitiría que una mujer lleve las riendas del apellido "Hiddleston". Qué idiotez —solté su mano con delicadeza y le di un mordisco a mi sándwich.