𝐃 𝐈 𝐄 𝐂 𝐈 𝐎 𝐂 𝐇 𝐎

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●❯────────────────❮●❝SOLO A TU LADO ME SIENTO VIVA❞DALIA

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❝SOLO A TU LADO ME SIENTO VIVA❞
DALIA

Un mes había pasado desde la muerte de Vlad. Su recuerdo seguía presente, pero ya no era el tema de conversación predominante. Ahora, todos hablaban de los mellizos y su fiesta de cumpleaños. Mi hermano y yo estábamos a días de cumplir la mayoría de edad.

Miré impaciente el reloj de pared que colgaba sobre el escritorio de la maestra. La aguja parecía moverse a un ritmo tortuoso, y aún no había comenzado el apunte que debía haber terminado hace media hora. Mi mente divagaba, incapaz de enfocarse; últimamente, todo en mí funcionaba de una manera extraña y descontrolada.

Miré a mi izquierda, hacia la ventana, y vi a lo lejos cómo las hojas de los árboles caían suavemente. El otoño, mi estación favorita, me ofrecía una calma infinita que serenaba mi angustiada alma.

Suspiré aliviada al escuchar el timbre de la última clase. Por fin, solo me quedaba el entrenamiento con las porristas y mi jornada escolar terminaría. Salí del aula lo más rápido posible, evitando que la profesora pidiera pruebas de que había trabajado durante su hora. Con paso firme, dejé el edificio y me dirigí al gran complejo dedicado a los deportes y las artes.

Saludé a las chicas que ya estaban en el vestidor, listas para salir a la práctica. Me pidieron indicaciones, y con una sonrisa les pedí que me esperaran afuera. Abrí mi casillero y me apresuré a ponerme el uniforme de porrista.

Al llegar a la cancha, vi a Tom dando órdenes al equipo de rugby. Me lanzó una rápida mirada, seguida de una sonrisa, antes de regresar a su tarea.

—¡Buenos días, Ángeles! —saludé a mis porristas—. Dentro de tres días, nuestros Demonios estarán en las semifinales. Ellos darán lo mejor de sí, y nosotros debemos dejar el cuerpo y el alma en nuestra coreografía.

Los chicos y chicas asintieron con entusiasmo.

—Competiremos contra Lancing College, que el año pasado nos pateó el trasero con su coreografía —advirtió Joel.

—Bueno, este año nos besarán el trasero porque nuestra coreografía será impecable —sonreí—. ¡Somos Ángeles! Mostrémosles el paraíso.

Me di media vuelta y me coloqué en posición, sujetando los pompones con firmeza. Cuando "Bubblegum Bitch" comenzó a sonar, me dejé llevar por la música. Planeé cada giro, cada salto y cada acrobacia, todo con el objetivo de que las Ángeles se coronaran como las mejores porristas del año y demostrar que como líder era imparable.

Respiré hondo al sentir cómo mi cuerpo se impulsaba hacia arriba. Tenía solo unos segundos para aterrizar de pie sobre los hombros de un compañero y mantener el equilibrio. Tambaleé un instante, pero logré estabilizarme. Mi pecho subía y bajaba por el esfuerzo, y finalmente solté el aire al escuchar los aplausos del equipo de rugby que llenaban mis oídos.

𝐋𝐎𝐒 𝐌𝐄𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐇𝐈𝐃𝐃𝐋𝐄𝐒𝐓𝐎𝐍 / 𝐓𝐎𝐌 𝐇𝐈𝐃𝐃𝐋𝐄𝐒𝐓𝐎𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora