Capítulo 4

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Habían pasado 15 días desde que había aceptado la propuesta de trabajo. Hasta hoy había continuado como si nada, con mi rutina de vida y trabajo de siempre. Sergio solo se había puesto en contacto conmigo a través de correo para mandarme el contrato que firmaría de forma digital y que le envíe a la hora de que me llegara. Estaba decidida a cambiar mi vida y este era el primer gran paso. Gracias a Dios Alberto se había seguido comportando durante esta semana, era como si los últimos dos años se hubieran borrado de su mente, pero a mi no se me olvidaban.

Se ofrecía para llevar a Paula al colegio, venía a cenar a casa todos los días, le leía un cuento a su hija y a la hora de dormir ni me tocaba. Era como una calma que me daba escalofríos, no era capaz de fiarme de él y más aún sabiendo que no quedaba mucho para que se enterara de mi viaje y mi ascenso.

El jueves por la tarde, cuando solo quedaban 4 días para que comenzara el viaje, después de recoger a Paula del colegio recibí una llamada de Sergio en el móvil nuevo. Aproveche mientras Paula estaba en la ducha para llamarle de vuelta.

-Buenas tardes Sergio

-Buenas Raquel, supongo que habrá visto mi llamada

-Si lo siento, hasta ahora no he podido devolvérsela.

-Seré breve, no quiero entretener la ni ponerla en un aprieto con su marido.

-No se preocupe ahora estoy sola.

-Bueno solo quería informarle de que mañana viernes será el día. He organizado una reunión en la sala de juntas principal a las 10 de la mañana con la junta, incluido su marido, comunicaremos nuestro viaje y su nuevo puesto de trabajo.

-Perfecto, si le parece bien voy a ir sobre las nueve para que me informe de todo y así evitar llegar con Alberto.

-Me parece bien, será en la sala de juntas de la planta donde se encuentra el despacho de su marido.

-Gracias y hasta mañana.

-Hasta mañana Raquel.

Cuando colgué y apagué el teléfono para guardarlo de nuevo en la guantera del coche, subí a ver a Paula, que estaba poniéndose el pijama ya. Alberto llegó a las 10 y después de ducharse y cenar me dijo que mañana tenía una reunión y que entraría a las diez por lo que él llevaría a Paula al colegio, lo cual me vino perfecto.

**************

Al día siguiente me deperté a las 7 y sin despertar a nadie entré al baño, prepare un neceser con mi maquillaje nuevo y en una bolsa metí un vestido azul oscuro de tirantes grueso, ajustado y hasta mitad del muslo, junto a unos tacones negros, y lo lleve todo a mi coche. Me deje el pelo natural y vestí uno de mis trajes grises y camisa cerrada, prepara el desayuno, desperté a Paula y mientras estaba comía sus cereales frente a la televisión desperté a Alberto diciéndole que me iba ya porque quería pasar por casa de mi madre a dejar unas cosas que le había comprado ayer.

Salí de casa a las ocho y fui directamente a la empresa, como era temprano aún no había casi nadie por lo que aproveche y entré en el baño privado de la oficina de Alberto. Me maquillé, me cambié de ropa y zapatos, me atuse el pelo y guarde todo lo demás de nuevo en el coche. A las nueve en punto estaba subiendo de nuevo por el ascensor la nueva Raquel. Cuando llegué a la sala de juntas y abrí la puerta solo pude ver una cosa. El cielo de Madrid a través de los ventanales inmensos y a Sergio mirando a través de ellos. Vestía su traje gris, con camisa oscura y corbata sobria como siempre.

-Buenos días- al oír mi voz él se giró hacia mí.

Se me quedó mirando por unos segundos que parecieron una eternidad y juraría que llegué a ver cómo casi se le desencajaba la mandíbula disimuladamente. Tenía que ser sincera conmigo misma y hoy me veía más guapa que nunca. Antes de que pudiera contestar siquiera, Silene entró en mi campo de visión y se acercó a mi efusivamente. Durante la siguiente hora ambos me explicaron un poco más a fondo cómo serían estos dos meses y cuando quise darme cuenta mi reloj de muñeca marcaba las diez.

The secret letterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora