✦Naruto Uzumaki✧

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Natsuky terminó de empacar los platitos de comida en una canasta de mediano tamaño, terminó de guardar todo y salió de su hogar

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Natsuky terminó de empacar los platitos de comida en una canasta de mediano tamaño, terminó de guardar todo y salió de su hogar. Su madre estaba de misión en la Aldea de la Arena, fue asignada a llevar algunos pergaminos importantes a quienes anteriormente los habían atacado.

La muchachita se dirigía a la casa de Naruto para brindarle su apoyo, después de que Sasuke abandonara la aldea, el rubio se encontraba bastante triste y frustrado por no haberlo hecho regresar. Ella, al ser su amiga, sentía que debía ayudarle a recuperar el ánimo. Era consiente de que Sakura también lo intentaba, pero tampoco estaba en las mejores condiciones para hacerlo.

La kunoichi muchas veces se sentía mal por no poder ayudar al Uzumaki y estar al margen la mayor parte del tiempo, pues sentía que en vez ser un apoyo, terminaría siendo todo lo contrario. Sin embargo, esta vez no quería que eso sucediera, ansiaba mostrarle al ojiazul cuanto aprecio tenía por él. Subió con tranquilidad las escaleras hasta llegar al piso del imperativo ninja, tocó la puerta y no recibió respuesta, claro que no se dio por vencida y golpeó repetidas veces y con mayor fuerza.

—¡Ya voy! —escuchó un fuerte grito del otro lado de la madera.

Esperó pacientemente hasta que la puerta se abrió, mostrando a un desarreglado y somnoliento Naruto que lucía una pijama y un adorable gorrito de castor. El ojiazul restregaba sus ojos con pereza, al notar quien estaba frente a él se sonrojó y cerró de un portazo, sobresaltando a Natsuky.

La sorprendida chica vivió a tocar la puerta, segundo después su amigo volvió a abrir, esta vez lucía su característico traje naranja con la chaqueta abierta. Sus mejillas estaba sonrojadas, generando la risa de la visitante por lo cómico de la escena.

—¿Puedo pasar? —preguntó sonriendo—. Te traje un poco de comida, prometo que está sabrosa —mostró la canasta.

—C-claro —se hizo a un lado para permitirle entrar—. Lamento el desorden —se disculpó rascándose la nuca.

—No hay problema —le restó importancia al asunto.

Dejó la canasta en la mesa cubierta de envases vacíos de ramen instantáneo, los tomó y lanzó al basurero. Sacó los platos de comida y los fue dejando sobre la superficie de madera. Naruto no apartó la vista de los deliciosos platos.

—Todo luce muy bien —comentó el ninja rubio.

—Por favor, siéntate y come —pidió al chico.

No tuvo que repetirlo cuando el imperativo ninja se lanzó a la comida como si ésta fuese la última de su vida. Natsuky rió y lo dejó continuar. Prestando atención a su alrededor, sintió la necesidad de limpiar el chiquero que había en el apartamento, muchas veces se preguntaba cómo era que el Gennin sobrevivía solo.

La madre de Natsuky desde hacia años atrás, se dio la tarea de ayudar al huérfano, en su corazón, a pesar de todo lo malo que escuchaba sobre el niño, no podía ignorarlo y decidió hacerlo aún en contra de la opinión de los demás aldeanos que hablaban pésimo sobre la familia. Desde que era una niña conoció a Naruto y se volvieron amigos casi de inmediato.

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