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Sasori prefería no recordar el pasado, ciertamente había mal actuado durante muchos años, sin embargo, la vida le había dado una nueva oportunidad y estaba dispuesto a aprovecharla. Annaisha le había pedido que ayudará en el hospital central de Amegakure, con gusto aceptó la petición de su amiga.
Salió de su apartamento, bajó en ascensor hasta la primera planta, salió del edición, observo la lluvia caer con fuerza sobre la aldea. Conociendo el húmedo clima, su cuerpo era cubierto por un impermeable color negro y sus sandalias ninjas por notas de hule que eran común entre los aldeanos. Caminó con tranquilidad por las mojadas calles, llegando al gran edificio gris que cumplía con el rol de hospital principal de la Lluvia.
Se identificó ante el guardia, el hombre muy amablemente le indicó el cuarto de casilleros donde los doctores y enfermeras guardaban sus pertenencias. Dejó sus mojadas prendas en el locker que le fue asignado, dejando ver su ropa que consiga en una camisa de mangas larga color azul oscuro y un pantalón negro.
—Bienvenido, Sasori-san —lo saludó el doctor encargado.
—Gracias.
—Nos honra que usted sea quien se encargue de ayudar a los nuevos, su experiencia será un gran apoyo para estas jóvenes promesas —continuó hablando mientras caminaban por los pasillos.
—Es mi deber aportar mi parte en la mejoría y avance de la medicina.
El pelirrojo no lo hacía por las demás personas, en realidad, le eran indiferentes si no tenían algún vínculo cercano con él, a pesar de ello, aceptó porque sus compañeros creyeron que sería la mejor opción. Mentiría si dijera que no se sintió halagado.
Abrió la puerta del salón que su guía le indicó. En la habitación de paredes totalmente blancas, se ubicaban un escritorio frente a los otros esparcidos en hileras. Su misión consistía en enseñar ninjutsu médico a los graduados de medicina, pues ciertamente, les brindaría más facilidad al atender pacientes.
Se sentó en su silla y restregó con sus manos su cabello, dudando de la decisión que tomó, no estaba capacitado ni tenía la paciencia para enseñar a otros ninjutsu. Se repetía una y otra vez que no debía explotar ni matar a nadie, no soportaría dejar quedar mal a Annaisha quien fue tan buena con él.
El sonido de la puerta siendo abierta lo sacó de la maraña de pensamientos que inundaban su mente. Volteó en dirección al sonido, una mujer de aspecto frágil con cabello de un color azul claro y ojos amarillos que destacaban en su piel pálida, se notaba dudosa y nerviosa, Sasori no sabía si sentirse ofendido, no era tan intimidante o al menos así se veía.
—Puedes pasar —habló rompiendo el extraño ambiente que los rodeaba.
La fémina con vergüenza se adentró al salón y se sentó en la primera silla que se encontraba junto a la puerta, los minutos transcurrieron en silencio hasta que la habitación estuvo llena. Una vez que todos los asiento se ocuparon, comenzó a explicar teóricamente cómo se utilizaba y de dónde surgía el ninjutsu médico.
