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La vida de Gaara no era fácil, vivía atormentando diariamente desde que tenía uso de razón, las personas le temían por el inmenso e incontrolable poder que poseía. Sin embargo, en toda la oscuridad que lo rodeaba, existía una luz. _____, era el único chico de su edad que no le tenía miedo, se conocieron un día en el parque cuando el chico se acercó a él y le preguntó si podían jugar juntos, al principio no le pareció bien la idea pues podía lastimarlo, luego de mucho insistir terminó aceptando.
De ahí poco a poco su relación comenzó a fortalecerse. Estaba sentado en la cima de un edificio, el viento y la arena volaba suavemente, su vista se encontraba perdida en el horizonte.
—¡Gaara! —el gritó rompió el silencio que lo rodeaba.
El pelirrojo volteó ligeramente la cabeza encontrándose con los vivos ojos de su amigo, aquel que lo hacía sentir vivo cada vez que lo acompañaba. _____ abrazó al de ojos color turquesa sin ninguna dificultad, por alguna motivo, la arena no reaccionaba ante el chico y a él le agradaba su tacto, no le prestaba atención a la molesta voz de la bestia que estaba sellado dentro de su persona.
—¿Qué sucede? —preguntó con voz calmada.
—Baki-sensei te está buscando, parece que tendrán una nueva misión —comentó soltando al hijo del Kazekage—. Lo que escuché es que fueron elegidos para ir a los exámenes Chunnin en Konoha, ¿no es genial? —habló entusiasmado—. Espero poder ir con ustedes, aunque tengo una misión con mi equipo, deseo ser capaz de volver a tiempo para acompañarlos.
Gaara no puedo evitar hacer un gesto de descontento ante la noticia dada por el contrario. Había tantas cosas que consideraba mal en las oraciones dichas por _____. De por sí no le hacía ninguna gracia el que el chico tuviera otro equipo y se fuera de misión lejos de él, donde no podría protegerlo.
Le asustaba la idea de que alguien intentara herirlo y no estar ahí para evitarlo, si algo le llegara a pasar no podría perdonárselo, no podría seguir adelante sin él a su lado. Esos extraños sentimientos que lo inundaban y aún no podía entenderlos pero se sentía cálido, como si corazón no estuviese apagado.
—No tienes porque ir a esa misión con tu equipo —expresó con un atisbo de amargura.
Lo admitía, no le agradaba que _____ pasará tiempo con los Gennin que conformaban su equipo. Le hervía la sangre, quería que desaparecieran y dejaran de interponerse entre ellos. Siempre debía dividir su tiempo, compartir era molesto.
—Por supuesto que debo ir —renegó.
—Quédate —demandó el pelirrojo.
—Gaara... —dijo viéndolo fijamente—. No es necesario comenzar una discusión sobre esto, ya lo hemos hablado.
—Sigo sin estar de acuerdo.
—No te preocupes por mi, Gaara —recostó la cabeza en el hombro del pelirrojo—. Será una misión súper sencilla, estaré de regreso y te alcanzaré en la Aldea de la Hoja para apoyarte en los exámenes, aunque estoy completamente seguro de que pasarás, después de todo eres muy fuerte.
