Capítulo 4 : When I look at You

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Habían pasado semanas desde que Clarke envió la carta a Lexa. Y todo salió exactamente como estaba planeado. La respuesta nunca llegó, pero la comandante se colocó lejos de Polis, acompañada de un gran número de guardias. Nia ordenó a sus guerreros que observaran todo el movimiento del campamento. La inquietud del entorno era notable, Lexa sabía muy bien que el objetivo era ella y mucho más que eso, la pelea era personal. Siempre estaba esperando un ataque que nunca llegó. ¿Cómo derrotar a un enemigo perdido? Algo no se sentía bien. No era propio de Nia amenazar y correr. Todo había estado muy tranquilo desde la advertencia y estaba más que claro qué posición había tomado Lexa. No arriesgaría a toda su gente por los caprichos de los mayores.

Clarke bebió un sorbo de vino mientras esperaba el regreso de Nia a la tienda. Permaneció allí prácticamente todo el tiempo, planeando el gran ataque o practicando trigedasleng mientras vivía bajo la apariencia de un amante. La idea de teñir su cabello funcionó, ella usó una ganga. Frutas que se usaban mucho en la antigüedad. Su rojo oscuro la hacía casi imperceptible a los ojos de los terrestres que llegaban, a la llamada de Nia. Desde que tomó la decisión de participar en esta guerra, su estado de ánimo ha cambiado. Concentró toda su ira, dolor y sufrimiento en ello, se convirtió en su único objetivo en la vida. No quería pensar en lo que vendría después.

- ¡Llegué! - Dijo Nia al entrar a la carpa. Clarke se volvió hacia ella y le ofreció una copa de vino.

- Te tardaste demasiado. - Respondido. Las dos compartieron una sonrisa y la mujer tomó la taza.

- Perdóname, mucha información nueva. Y veo que está mejorando cada vez más. Pronto ya no serás una chica del cielo. - Nia bebió el líquido rojo. Clarke consideró la posibilidad de que ella ya no lo fuera. Cada día se sentía más distante de su gente y cuanto más se acercaba a los terrestres, más los entendía. Tal vez aprender su idioma nativo la haría conectarse más con ellos y quién sabe, al final de esta guerra, podría irse a la Nación del Hielo y crear una nueva vida, incluida la identidad. Pensó en sacar el tema varias veces, pero prefirió guardar silencio. Este no era el momento.

- ¿Y cuáles serían? - Dijo tan pronto como apartó sus pensamientos. Nia terminó su bebida y se concentró.

"Lexa está impaciente con nuestro silencio, completamente perturbada." Clarke consideró que Nia pareciera narrar la más positiva de las historias cuando se trataba del sufrimiento de Lexa. Nada podría hacerla más feliz que tener poder sobre la comandante. - Creo que, si no actuamos con prisa, ella descartará esta guerra y creerá que todo fue una broma mía.

- Lexa no es una idiota. Ella sabe que vendrá una guerra, pero yo entiendo que puede retroceder ante la posibilidad de que la estemos distrayendo de otra cosa, que de hecho lo estamos haciendo. -Clarke negó con la cabeza y miró el mapa. Nia la miró con recelo y sospecha durante unos segundos antes de hablar.

- La forma en que hablas de ella ... Tienes mucho respeto. Es casi como si hubiera sentimientos. - Clarke tragó. Su corazón latía rápido. Nunca podría amar a Lexa, de eso estaba segura.

- Ella es una buena comandante. Tal vez no esté de acuerdo con sus costumbres, pero su gente lo es todo para ella. - Ella afirmó.

- Pensé que no estabas de acuerdo con eso, después de todo, estás luchando por ponerme en el poder porque Lexa no se lo merece.

- Mi única pelea aquí es con Lexa, Nia. Y sé que para llegar a ella te necesito a ti y a esta guerra. La venganza es todo lo que quiero. - Escupió las palabras y se alejó. La mujer no parecía convencida. Había notado la admiración de Clarke por la comandante durante algún tiempo, y eso le molestaba más de lo que debería. Pelirroja o rubia, la chica era hermosa. Hizo todo lo posible por no enamorarse de ella y necesitaba saberlo.

The Wanheda | Traducción | ClexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora