XXXIX

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Querido Diario:

Es de noche y acabo de llegar a casa, estaba en el hospital.

     Resulta que en el juego de Matt, uno de los chicos del equipo contrario chocó con él haciéndolo caer sobre su rodilla izquierda. Matt cayó al suelo con sus manos tomando el lugar afectado con una mueca de dolor. Jenna y yo nos preocupamos al instante.

     Iban a llamar a los paramédicos pero él dijo que no era nada, así que siguió jugando. Cosa con la que yo no estaba de acuerdo, pero luego recordé que ahí estaban los representantes de la universidad que querían ofrecerle la beca. Él sabía que si no jugaba, la podría perder.

     Nuestro equipo ganó el juego, afortunadamente, pero en los vestidores, su rodilla empezó a dolerle mucho más, haciendo que sus amigos lo llevaran a la enfermería. La enfermera dijo que era mejor que lo llevaran al hospital, ya que posiblemente podría ser un esguince. Jenna, algunos amigos del equipo de él y yo lo acompañamos en todo el rato. Él decía que se encontraba bien, pero nosotras sabíamos perfectamente que no era así. Con solo ver la mueca de dolor que hacía al caminar, podías darte cuenta de que no lo estaba.

     Al final de la noche, ya le habían hecho los exámenes. Si fue un esguince. El doctor le mandó a reposar por cinco días. Nada de caminar ni entrenar. Luego tendría que usar una rodillera negra por veinte días.

     Cuando terminó todo, me dijo que me podía venir a descansar. A duras penas acepté, ya que tenía mucho sueño.

     Ahora la pregunta es si van a darle la beca aún con lo que sucedió.

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