Querido Diario:
No puedo creer que este día haya sido real. Puedo postar que cuando me desperté esta mañana, lo menos que me imaginaba era que algo como esto pasara.
Recuerdo lo que sucedió perfectamente...
Iba caminando por los pasillos para llegar a la clase de educación física.
Había estado ignorando a Matt todo el día. Jenna me preguntó qué me pasaba en una ocasión, pero sólo le dije que no estaba molesta con él.
Los pasillos estaban vacíos y me tomó tiempo darme cuenta que caminaba sin rumbo fijo. Este no era el camino al gimnasio. Quedaba a un extremo de la escuela y yo estaba en el otro. Cuando me di la vuelta para devolverme, di un pequeño respingo del susto. Su rostro estaba a centímetros del mío, haciendo que mi corazón latiera a mil por hora. Por instinto, puse mis manos en su pecho y caminé hacia atrás, volviendo a respirar con normalidad.
—¿Qu... qué haces aquí? —tartamudé.
—Pues... yo estudio aquí —respondió Matt, con una sonrisa.
—Idiota... —murmuré, haciéndolo reír—. Sabes a lo que me refiero.
—Necesitamos hablar —habló esta vez más serio. Asentí con la cabeza, aceptando que esto debía terminar—. Escucha... no sé por qué estás molesta conmigo, ni tampoco qué fue lo que hice, pero sea lo que sea que haya hecho, perdóname —Sus ojos reflejaban sinceridad. Yo suspiré.
—Es que ese es el problema —susurré—. Tú no me has hecho nada. Ni siquiera debería molestarme que hayas besad... —cerré la boca abruptamente al ver que había metido la pata. Lo vi sonreír y cruzarse de brazos.
—Así que por eso estás molesta —sonó más a una afirmación que una pregunta—. ¿Cómo lo sabes?
—Los vi, y no es por eso que estoy molesta —mentí.
—No tienes de qué preocuparte —dijo ignorando mi comentario anterior—. Primero, porque fue ella quien me besó. En ningún momento quise que ella me besara, pero no podía sólo decírselo así, sin tacto. Ni siquiera se lo correspondí —"Si, si podías" me dije—, y segundo, porque ese beso no significó nada para mí. Ella no es la chica que me gusta. Es otra.
Eso fue como si me clavaran un cuchillo por la espalda.
—¿Ah no? —murmuré, con la mirada baja.
Yo sabía que no le gustaba a Matt, pero que él mismo lo dijera dolía.
—No —negó.
—¿Quién es? —la pregunta salió de mis labios tan rápido sin poder evitarlo—. Si se puede saber, claro.
—Te diré solo si admites que estabas celosa —dijo acercándose hacia mí.
—No puedo admitir algo que no es verdad. Ya te dije que no estaba molesta por eso —Cada vez se acercaba más a mí y yo más retrocedía.
—¿Sabes? Pinocho tenía una novia, y a ella también le crecía la nariz cuando decía mentiras, así como tu ahora —No dejaba de caminar hacia mí. De repente, sentí los casilleros en mi espalda. No tenía como retroceder. El rostro de Matt estaba a centímetros del mío otra vez.
Uff ¿era idea mía o hacía calor aquí?
—No estoy mintiendo.
—Está bien, te creo, pero, no te diré quien me gusta —Rayos. Necesitaba saberlo—, a menos que lo admitas.
—Estaba... estaba celosa —dije tan rápido que ni yo misma entendí.
—Disculpa ¿qué dijiste? —fingió que no escuchó, poniendo su mano en su oreja. Rodé los ojos.
—Dije que... estaba celosa —volví a decir esta vez más alto.
—Oh vamos, tu puedes decirlo.
—¡Está bien! ¡¿Sabes por qué estaba molesta?! ¡Porque te vi besando a esa chica y eso me puso celosa! ¡Si! ¡Estaba celosa! —él sonrió.
—¿Y... por qué estabas celosa? —preguntó, acercándose más a mí, rozando su nariz contra mi mejilla izquierda.
Cerré los ojos. Si siguía haciendo eso me iba a desmayar ahí mismo.
—No me cambies de tema, Matt. Ahora tu cumple con tu parte y dime —ordené. Soltó un suspiro.
—¿Para qué quieres saberlo? —Su tono de voz sonaba fastidiado.
—Curiosidad —Me encogí hombros.
—Bueno, esa chica no me gusta. Me encanta. Me trae vuelto loco desde que la conocí —Cada palabra que dijo fue como un balde de agua fría—. Es rubia como tú, tiene tu misma estatura, sus ojos son azules, también como los tuyos. En pocas palabras... es hermosa.
Sentía unas ganas horribles de irme a llorar, pero no iba a hacerlo aquí en frente de él.
—No has contestado mi pregunta —dije cortante, con la mirada hacia otro lado.
—Me sorprende que aún no sepas quien es —dijo negando con la cabeza. Abrí mi boca en una O.
—¡Bueno pues perdóname por no poder leerte la mente para saber quién rayos te gusta! —exclamé indignada y levantando un poco la voz. Rodó los ojos.
—¡No me refiero a eso. Me refiero a que cualquier persona ya se habría dado cuenta!
—¡¿Cuenta de qué?!
—¡De lo que siento por ti!
Y eso... me mató.
Antes de que pudiera decir algo, él ya había juntado sus labios con los míos mientras que sus manos estaban en mi nuca.
Mi mente estaba en shock. Y no solo por el hecho de que nunca había dado un beso en mi vida, sino porque ese beso me lo estaba dando Matt. La persona que hace unos segundos me acababa de confesar que sentía algo por mí.
Estaba besando a Matt.
Al ver que me había quedado paralizada. Envolví mis brazos en su cuello, haciendo que él colocara sus manos en mi cintura y le correspondí el beso. Su agarre era fuerte, como si temiera que me separara y saliera corriendo. Era bastante obvio que no haría eso.
Nuestros labios se movían en perfecta sincronización. Nunca imaginé mi primer beso así. Tan... genial.
Cuando sentí que me faltaba el aire, me separé de él haciendo que él mordiera mi labio inferior, pidiéndome que no me separara.
—No sabes desde hace cuanto tiempo había querido hacer eso —confesó, con la respiración agitada, y aún con sus manos en mi cintura. Sus labios estaban rojos e hinchados. Seguramente los míos debían estar igual.
—Aún no creo eso de que sientes algo por mí —admití, con las mejillas sonrojadas por lo que acababa de suceder. Rió levemente.
—¿En serio? Pues yo creo que lo dejé bastante claro hace un momento.
Y... esa es la razón por la cual estoy tan feliz.
No puedo creer que Matt me haya confesado que siente algo por mí. Nunca me lo hubiera imaginado.
Y mucho menos, que hoy di mi primer beso.
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Querido Diario...
Short StoryAgatha Thompson es una chica con un problema: es excesivamente tímida, lo que ha hecho que no tenga amigos, ni siquiera conocidos. Podría decirse que es el bicho raro de la escuela. Sus padres son doctores y casi nunca están con ella. Agatha si...