Querido Diario:
Esta mañana me desperté gracias a golpes en la puerta.
Anoche había llorado hasta quedar dormida. Lo único en que podía pensar después era en no volver a ver a Matt. No podía verlo a la cara después de lo que pasó. Imaginar que todo había sido por una apuesta me llenaba de vergüenza. Imaginarlo burlándose de mí me rompía más el corazón.
Bajé las escaleras aún medio dormida y con el vestido puesto. Había logrado manejar el enredo que era mi cabello poniéndolo en un moño alto. No quedaba rastro de maquillaje en mi rostro. Anoche se quitó solo al secar mis lágrimas con pañuelos.
La persona tocando la puerta no paraba de tocar.
—¡Ya voy! —grité.
Justo en el momento en que abrí la puerta y vi a la persona detrás quise cerrar, pero él fue más rápido. Logró poner el pie y pasar dentro de la casa. Intentó acercarse a mí, pero retrocedí.
—No te me acerques —le advertí.
Verlo ahí de pie, con la misma ropa de anoche y ojeras, hizo que mis ojos comenzaran a ponerse aguados. Comencé a parpadear seguidamente para evitar que las lágrimas salieran de mis ojos. No quería que él me viera llorar.
—No, por favor —habló con la voz rota—. Por favor no llores.
—¡Dije que no te me acerques! —le grité, cuando quiso hacerlo.
Estaba sorprendido. Él nunca me había escuchado gritar y mucho menos a él. Matt sabía que yo no era de muchas palabras y escucharme usar ese tono con él lo tomó fuera de base. Incluso yo estaba sorprendida, pero en ese momento todo rastro de timidez e inseguridad se había esfumado.
—Escúchame. Quiero explicarte cómo fueron las cosas. Después, si no me quieres en tu vida lo entenderé y te dejaré en paz. Sólo tendrás que decirlo. Pero lo único que te pido es que me dejes explicarte.
Asentí, de brazos cruzados. Si este iba a ser el fin entre nosotros al menos iba a darle la oportunidad para que no hubieran malentendidos.
—Habla.
Él suspiró y se pasó las manos por su cabello negro.
—Voy a ser totalmente honesto contigo. Nick tuvo razón. Sí hubo una apuesta —admitió. Cada palabra como un cuchillo siendo clavado en mi espalda—, pero no como tú crees. Al principio cuando llegué nuevo a la escuela y me metí en el equipo de fútbol, Nick y Jordan fueron los primeros chicos con los que me junté. Unos días después a Nick se le ocurrió hacer una apuesta. La apuesta consistía en que yo tenía que conseguir una cita contigo. Lo que Nick no sabía es que yo ya había hablado contigo gracias a Jenna, y que además ya yo estaba interesado en ti. La apuesta sólo me ayudó a hacer lo que yo ya tenía pensado hacer.
La manera en que lo dijo parecía sincera, pero aún seguía insegura.
—¿Cómo sé yo que estás diciéndome la verdad? —pregunté.
—Puedes preguntarle a Jordan. Él es el único que sabía que yo tenía un interés en ti. Además de que la apuesta era sólo conseguir una cita contigo. No tenía por qué hacerme tu novio después.
Asentí estando más segura, pero aún habían cosas que no tenían sentido.
—¿Cómo explicas lo que pasó ayer con Cindy y con Nick?
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Querido Diario...
Short StoryAgatha Thompson es una chica con un problema: es excesivamente tímida, lo que ha hecho que no tenga amigos, ni siquiera conocidos. Podría decirse que es el bicho raro de la escuela. Sus padres son doctores y casi nunca están con ella. Agatha si...