•1•

50 6 1
                                    

-NO- una voz gruesa y profunda ordeno.

Esa voz no era familiar para él, pero podía encontrar algo de calidez en ella, era como acariciar la melena de un animal salvaje, que no sabes si en un punto te puede lastimar, pero confías en que estarás bien porque te dejo tocarlo, aunque el miedo seguirá ahí.

Jeon elevo la cabeza apreciando de inmediato como la figura, que apenas minutos atrasa se encontró descansando, se acercaba a él a paso apresurado. Su corazón lo comenzaba a sentir en la garganta, no podía pasar saliva y sus ojos no podía apartarse de aquel extraño.

-No intentes levantarte- volvió a escuchar, pero esta vez pudo saber de dónde provenía la orden. Aquel chico de figura fina llego a su lado y se colocó en cuclillas a junto a él. El pálido pudo notar los rasgos detallados, del rostro que estaba a solo unos centímetros de él.

El cabello castaño caía en ondas hasta su frente, cubriendo solo un poco de sus cejas, las cuales se veían muy obscuras por la sombra que la luz de los faros provocaba. Una nariz alta y uniforme a las proporciones de su rostro. Su doble parpado en solo uno de sus grandes ojos rasgados, le daba un toque único, unas pestañas largas y finas que parecían una delicada  tela de ceda que se ondeaba con la brisa fresca primaveral. Y esos labios gruesos y alargados, con un color carmesí que los hacían parecer pequeños pétalos de rosas que tal vez ... podría ... tocar ...

-Ah- se queja lo más bajo que puede. Seguidamente, puede ver por primera vez el color de esos ojos que lo miraban directamente. <<Hermosos>> piensa sin bajar la vista del color avellana.

-Perdón- se escusa el castaño- Tenemos que retirar la zapatilla, para ver qué tan grave es- avisa, volviendo su vista a el tobillo del pelinegro.

Jungkook solo puede dejar que el castaño comience a desatar las cintas de su zapatilla. Un momento después siente como es retirado y el viento frio lo abraza sin compasión. Un tacto lo saca nuevamente de sus pensamientos. Los dedos largos y delgados del castaño tratan de retirar la media y él solo se limitaba a titubear y dejarse hacer.

-Como lo imaginaba- expone el castaño- Te lo que tendrán que emputar- concluye en un tono serio.

-Q ¿Qué? - fórmula en un chillido apenas audible.

- Es broma, no es nada grave- responde entre risas el castaño, pera después posar su atención en el pálido que yace enfrente de él. - Oye, no es nada, tal vez solo necesites una férula y descansar por unas cuantas semanas- concluye más serio. 

Jeon iba a responder, pero antes de siquiera pensar en que decir una voz interrumpe. - ¿Jungkook? - esa voz si es reconocible para él. Su madre que estaba por entrar a su hogar, cuestiona de forma angustiada.

La señora Jeon se acercaba a ambos jóvenes que aún permanecían en el suelo a la mitad del empedrado. Una vez llego al lado de su hijo, se inclinó para estar a la altura necesaria para ver el estado del pelinegro.

- ¿Qué fue lo que paso ?, ¿Por qué estás en el piso ?, ¿Te duele algo? - farfullo con angustia.

El castaño que estaba expectante de la escena de reencuentro se incorpora nuevamente en su lugar. -Se torció el tobillo por venir corriendo a la mitad de la calle en el lugar de la acera, no tuvo cuidado. - canturreó el castaño, viendo como el pelinegro se llenaba de pena. - No creo que sea nada grave, pero creo que debería de llevarlo a alguna clínica. - concluye inexpresivo.

- SI, creo que esta bien. - habla la señora Jeon, volviendo su mirada al pelinegro. - ¿crees poder llegar al auto? - pregunta con esperanza de no cargar a su hijo.

-C ... Creo que ...

-No creo que sea buena idea que apoye el pie para mantener su peso. - intervine el castaño, dirigiendo su mirada a la mayor. - puedo ayudarlo, si no le molesta. - concluye finalmente con una sonrisa amable.

BREATHE //KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora