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Los días posteriores fueron más fácil de digerir para ambos. Era más común que se encontraran en horas estrelladas, cruzando miradas y sonrisas prometedoras. Cuando dentro de ellos las llamas de un tacto anhelado clamaba por compasión.

Aunque había una esperanza de ser saciada esa sed y es que Jungkook se había enterado por boca de Jimin que el moreno festejaría su cumpleaños en su casa, un 29 de diciembre, dado que su día exacto su familia y amigos estarían festejando por el año entrante. Cosa que entusiasmo mucho al azabache, pues además de ser expuesto por Jimin, el mismo festejado le entregó una nota que contenía la invitación. Asegurando de ambas partes que se verían aquella noche.

Conseguir el regalo habría sido fácil si tan solo Jeon fuera normal. El regalo de navidad había sido fácil de elegir, pues cuando se puso a trabajar en el, el moreno aún seguía sonriéndole a la cara. Pero en esta ocasión, después de la distancia tomada, de las pocas palabras que había sacado de su corazón, sabía que tenía que darle algo especial, sin importar lo que costara, debía expresar ese presente el deseo que tiene por volver a lo que eran. No, error. Lo que tenían era bueno y bello, pero lo que esperan es mejor. Ambos quieren algo mejor. Por lo qué tal vez serían unos días difíciles cargados de sentimientos, pero el resultado valdría la pena.

Para aquella tarde después de tener una conversación exhaustiva con su padre donde discutieron las cosas buenas que traería la reunión y los posibles altercados que desencadenaría, el mayor le dejó la elección al pálido, advirtiendo que aún estaba en tratamiento y tenía que tomar en cuenta cada paso que había avanzado al momento de exponerse. Y era entendible, ya que Richard no quería ver lastimado nuevamente a su niño. Acto que Jeon agradeció, pero se decidió por dar la cara a esta nueva experiencia, pues aunque su mente le advirtiera, su corazón ganaba.

Se preparo bastante temprano, estaba nervioso y entusiasmado por la velada. Sabía que asistirían dos de sus amigos, dado que Jung había salido de vacaciones a su cuidad natal. Motivo por el cual solo Park estaba opinando sobre su apariencia, ya que del pálido no aceptaría crítica.

-Deberías peinarte.- mencionó observando de arriba abajo a su amigo.

-Ya lo hice.- aclara, señalando su melena húmeda.

-Secar tu cabello y acomodarlo con los dedos, no es peinar.- reprende como desaprobación.

-Deberías cortarte la cabeza.- se mete sin siquiera alzar la vista de su móvil.

Merecedor de un golpe con un cojín de parte de su novio y miradas criticables. La tarea era complicada, el rubio quería hacer que Jungkook se viera decente, pues la misión era que pudiera hablar con Taehyung y aclarar lo que había pasado, para planear algo en su futuro. Y los comentarios burlones de su novio no servían. Por más que estuviera de acuerdo, esta noche era diferente.

Siguieron con la tarea principal y Jimin obligo al azabache a que se peinara. Una vez ya vestidos y preparados, porque en palabras del pálido "listos, no estarían jamás" salieron para cruzar la acera. Cada uno cargaba un regalo; Min llevaba un balón de basquetbol con un moño, Park una caja decorada y Jeon un cajón de madera, solo sellado, sin decoración o alguna tarjeta.

Los nervios sobrepasaban al azabache. Nuevamente de encontraría con el moreno y ahora con su familia, si bien antes había hablado con SeokJin y este le dijo que todo estaba en orden, no sabe el pensamiento de su maestro de historia y lo que le preocupa no es una calificación reprobatoria, sino que le prohíba acercarse nuevamente al menor. Eso si sería un total castigo.

El cielo ya estaba siendo alumbrado por las estrellas y la luna llena, algunas nubes cubrían el resto de la vista. La brisa soplaba un fresco aire y el sonido de música clásica los inundó pronto.

BREATHE //KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora