Mala idea

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-¿de qué hablas?- pregunté tranquilamente mientras que por dentro mis nervios estaban a flor de piel

-Estas en la agrupación centro, al mando de la mujer llamada Capitana, un grupo de niños hasta adolecentes y alguno que otro adulto de 20 a 24 años pero nada más. Son una organización que no depende de ningún grupo de mafia, sino de un tal Robert quien organizo este negocio y me lo propuso hace ya mucho tiempo pero yo no acepte, entonces ahora me lleva la contra por no apoyarlo, en fin son muy buenos. Sí he estado manteniendo monitoreado su trabajos y son muy pulcros generalmente sin evidencias. Y por supuesto su localización todavía es inexistente para mí, por ahora pienso descubrirlo pronto-cada palabra que dijo, fue como perder el aire de mis pulmones, lo sabía y lo había adivinado por mí, estarían todos en peligro, por mi culpa, por mi maldita culpa.

Quería golpear algo cualquier cosa, hasta a mi padre, pero me ganaría muy fácilmente, le había dado la información, pero no sabe dónde nos encontrábamos, me dije a mi misma para tranquilizarme, pero si me sigue o él auto tiene algún chip de rastreo podrá encontrarlo, y ya que me había encariñado con él coche.

-Fayra, ¿te encuentras bien? No has cambiado esa expresión ni parpadeado hace mucho- dijo mi padre quitándome de mis pensamientos, asentí y le entregue las llaves del auto me miró confundido

-Hasta que yo misma revise este auto, que no tenga ningún chip de rastreo o cualquier dispositivo que pueda localizarme no pienso usarlo-  me di vuelta pero me detuve- y quiero mis llaves de mi auto- pude sentir como las buscaba, pero cuando me las lanzaba, lentamente me di vuelta

-Sabes, si te quedaras, no correrías él riesgo de que mande algunos de mis hombres a seguirte ninguno de tus amigo o compañeros correría el riesgo solo tienes que quedarte aquí- me dijo mientras me lanzaba la llave, la atrape y la sujete con tanta fuerza que sentía como me hacía daño, deje de apretarla y di un grito silencioso para luego calmarme. Si según el esto era ser un buen padre estaba equivocado me estaba extorsionando para quedarme con él pero no pienso dejarlo ganar, me subí a mi Ferrari y arranque a toda velocidad hacia la carretera.

Media hora después note como dos motos me seguían, les hice la seña del dedo por la ventana y acelere, ellos también lo hicieron, seguí conduciendo por el desierto sin ir a ningún lugar en particular, si esperaban que los llevara a al refugio, estaba equivocados, tenía hambre he iría a ese restaurante italiano que si bien recuerdo estaba abierto las 24 horas del día.

Cuando llegue me bajé rápidamente, dejando él auto asegurando, y avancé rápidamente hacia él restaurante que como bien había recordado su cartel brillaba, cuando entre el olor a pasta me inundo y mi estómago rujió tan fuerte que la pareja de novios que tenía una sesión de besos se separó lentamente asustados.

Cuando termine mi comida  eran ya las 6 de la mañana, le había enviado un msj al capitán que lograría llegar porque me estaba siguiendo y que estaba bien que no llegaría con las manos vacías, luego había apagado él teléfono para que no me molestaran.

Me quede unos minutos sentada en mi mesa mirando como los pocos autos empezaban a pasar, y me pare para pagar la cuenta, las motos seguían afuera, con el motor en marcha, suspiré frustrada, miré mi auto y comencé a caminar tranquilamente hacia él trabajo no tenía ganas de conducir, era temprano y el olor al mar era más abundante y yo amaba ese olor, junto con su tan fría brisa, me sujete mi chaqueta de cuero y seguí avanzando.                                                                     

Las motos iban a mi pie, su ruido me molestaba tanto que estaba a punto de sacar mi Magnus para disipárseles a los motores, pero me contuve porque enfrente mío vi como Tomas avanzaba hacia mí, estaba vestido de un jean gastado, un remera negra  y él pelo alborotado, y por supuesto con esa sonrisa tan falsa que nadie notaba solo yo

El Paraíso de FayraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora