La curiosidad....

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Tomas me seguía sonriendo como un lunático, mientras yo trataba de pensar en algo racional que tirarme al mar, además él no tiene un arma, solo sus zapatillas, por otro lado yo tengo una Magnus y eso es 100 veces mejor que unas zapatillas

-No, lo entiendo Tomas, ¿Por qué actúas de esa forma?- pregunté con curiosidad,

-Porque según algunos doctores, tengo una enfermedad llamada megalomanía que me da la necesidad de  sentirme halagado todo el tiempo, sentirme poderoso que todos me quieran, pero yo no lo creo de esa forma lo mío no es una enfermedad es más un don- creo que podía escuchar él pájaro cucú de los dibujitos animados al escucharlo- Míralo de mi punto de vista si todos fuéramos amables con todos como yo soy, todos nos querríamos los unos a los otros, nos veríamos a todos de forma superior todos seriamos los mejores y seríamos más felices.

-Pero eso sería ser falso, porque estoy segura que no quieres ser amable conmigo ahora o ¿sí?- le respondí con mi tono de voz normal, no quería que supiera que le tenía miedo

-Yo…- mi pregunta lo confundió- ¡no! No quiero ser amable contigo quiero ser tan malo como para matarte por hacer dudar a las personas de mi personalidad- me respondió como escupiendo veneno por la boca- un escalofrió me invadió, este chico sí que podía ser intimidante

-Enserio crees que mi opinión les importe a los demás estudiantes o personas en el mundo porque si lo piensas de esa forma sí que estás loco- si hubiera pensado un segundo antes lo que dije tal vez no lo hubiera dicho pero lo dicho hecho esta o era algo similar

-¡¿yo loco?! ¡¿Por qué todo el mundo lo piensa?! Es que no ven que tengo la razón que si todos vivieron como yo todos serian felices- gritó acercándose aún más a mí, sus ojos estaba dilatados dejando solo ver más negro que su color marrón

-Cálmate Tomas- dije elevando y bajando mis manos, pero eso solo lo empeoro porque pego un gritó de frustración y puede ver como sacaba algo de sus zapatillas, era una cerbatana.- ¿Qué piensas hacer con eso?- pregunté confusa y temerosa

-Veneno es lo único que calla a lo que no me creen lo he hecho anteriores veces y ha funcionado perfectamente solo a Julia le han molestado mis métodos pero no puedo permitir que me separen de ella otra vez no puedo- dijo mientras sacaba un plastiquito de su otra zapatilla, que supuse que era él veneno, tenía que actuar no quedarme como estatua, rápidamente saque mi arma y le apunté con ella

-No te muevas, y deja él veneno en él suelo- le dije firmemente pero él seguía con su trabajo, como si no me hubiera escuchado- deja de la cerbatana ahora Tomas- le ordene, él reacciono al escuchar su nombre, y río al verme con un arma

-Sabes lo mejor es morir valientemente- volvió a bajar la mirada a su trabajo y yo no podía disparar, no quería se me hacía imposible dirigí mi vista a donde se encontraban los motociclista pero no los encontré

-Si buscas a tus amigos, los motociclista ya me encargue de ellos, no eran muy sutiles en tu protección- dijo mientras miraba su trabajo terminado.

Cada parte de mi ser gritaba corre, pero mi lógica me decía que no que algo más podía hacer, distraerlo pero ¿cómo?

-¿Quién es Julet?- pregunté rápidamente, su mirada me penetro tan fugazmente y tan potente que tuve que dar un paso hacia atrás

-ESO A TI NO TE IMPORTA- trague, creo que no me salió bien el tema de conversación, admirando su trabajo Tomas se preparó para disparar la cerbatana cuando se me ocurrió una idea alocada

-Sabes ahora que lo pienso no me importa mátame si de todos modos por lo único que no te hablaba era porque te envidiaba- le dije con voz neutra

-¿me envidiabas?- preguntó bajando la cerbatana

-Sí, es decir tú tenías tantos amigos si yo ni uno solo, así que mátame de todos modos nadie me va extrañar- dije tratando de pensar algo triste para que una milagrosa lágrima cayera de mis ojos, pero no sucedía ¿Por qué no fui a clase de actuación?

-¿Por mis amigos? Pero si tú tienes amigos, dos chicos o no mejor dicho tres chicos- dijo mirándome sin entender, ¿cómo era que lo sabía me estaba espiando acaso?

-Esos no son mis amigos, son más bien como acosadores que me siguen a todas partes- invente rápidamente

-Sabes no eres buena para mentir- me dijo y levanto la cerbatana, disparé y todo se volvió negro.

Pero una luz me llevo a otro lugar, me resistí pero algo me impulsaba hacia la luz así que me rendí y entre.

Cuando volví a abrir los ojos me encontraba en mi paraíso, junto a mi árbol y había alguien poyado allí. Reconocí su pelo rubio, su silueta, todo mi corazón latió rápidamente y corrí hacia ella, sonriendo y llorando a la vez

-Mamá

-Aquí estoy hija, te estaba esperando- dijo mi madre sonriéndome y abrazándome

El Paraíso de FayraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora