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Draco se pasó el resto de la hora de pociones haciendo tareas de encantamientos e investigando algo para historia de la magia, siempre entendía mejor si era él quién investigaba porque Binns lo hacía dormir.

El día paso de manera normal, sólo que Potter se veía un poco más contento que los anteriores días, a él no le había sentado nada bien ser del que hablará todo Hogwarts por su clasificación en el torneo y tampoco se le veía con la comadreja, eso parecía ponerlo muy triste, ¿Por qué sé esto yo? Se supone que no me interesa San Potter, aunque sí es verdad que desde tercer año le empezó a tener un poquito pero poquito de lástima por lo de Black, pero nada más.

Ya eran las 7:30 así que Draco decidió salir, seguro y sí habían dicho lugar y él lo había olvidado, era muy poco probable que él olvidará algo, pero era una posibilidad. Salió de su dormitorio y bajo la escalera para llegar a la sala común, paso entre las mesas de los que estudiaban con un libro, un caldero y un par de ingredientes en una bolsa pequeña que simulaba un regalo por si alguien preguntaba; salió por la puerta y se dirigió a la escalera que daba al vestíbulo seguro y encontraría a Potter ahí en algún punto de la noche, pero rogaba que Filch no fuera a encontrarlo en su espera.

No estuvo mucho tiempo ahí porque a las 7:45 había bajado Potter con una pequeña sonrisa, pero al parecer estaba muy feliz, sus ojos verdes siempre decían la verdad, lamentable, todos lo podían leer tan fácil.

- No especificamos lugar, pensé que te podría encontrar aquí. - Se veía agitado y llevaba ese pergamino viejo en su mano junto a su varita, otra vez, llevaba varios más en una bolsa, pero solo el pergamino viejo estaba en su mano, curioso.

- Sí, se me olvidó, ¿conoces algún lugar en el que nadie nos pueda encontrar? - Se estaba poniendo nervioso, si no se movían los iban a encontrar o los podían ver, eso sería malo, muy malo.

- La casa de los gritos... - hablo rápido pero se quedó callado, Draco pudo entender a la perfección lo que dijo, que cosa tan rara, la casa de los gritos, como si hubiera una entrada... ¿Podría haber una entrada? Pero era cierto, Potter el año anterior había llegado a Hogsmeade sin un permiso y había estado cerca de la casa de los gritos

- ¿Sabes de alguna entrada a ella, Potter?

- Tal vez... No sé... Nos pueden ver, pueden cerrar la puerta, el carruaje de Beauxbatons está muy cerca, es peligroso- Sólo estaba balbuceando y casi no se le entendía, parecía nervioso y había empezado a moverse inquieto- Olvídalo, mejor busquemos otro lado... ¿El baño del segundo piso?

- ¿El que está en el mismo pasillo en el que encontraron a la gata de Filch petrificada? - oh, Draco se había puesto tan feliz, esa gata era un asco, lástima que la curaron.

- Sí, pero ahí está Myrtle... No sé si te agrade eso o... ¿Conoces tu algún otro lugar?

- Myrtle, ella aveces se aparece en los baños de los chicos, no me agrada... Se dice que hay un jardín interior que hizo Rowena Ravenclaw, no sé si sea cierto, está detrás del único tapiz que lo se mueve en el 3 piso, hay un pasadizo.- Podían probar suerte, tal vez esa chica rubia y de ojos azules de Ravenclaw no le había engañado

- ¿Un jardín interior? Creo que estaría bien intentar suerte.

Así, ellos empezaron a avanzar hacía el tercer piso hasta llegar frente al único tapiz que no se mueve, al ver por sus costados habían un par de bisagras, así que abrieron el tapiz y quedó al descubierto un largo pasadizo iluminado con burbujas de colores azules y verdes.

Primero subió Harry y luego lo siguió Draco, era un poco largo y al final había una puerta con una cerradura de plata, la empujaron y estaba abierta, al entrar, no se podía decir si estaban en un pequeño claro o si estaban en el castillo. El jardín era grande, en el centro había una fuente que tenía grabadas unas runas, habían unas bancas y estaba lleno de flores tanto muggles como mágicas, habían pequeñas hadas que iluminaban y habían lámparas de gas regadas por la zona, era algo hermoso a ojos de Draco, Harry estaba fascinado veía a las hadas y a las flores, parecía ser un niño de 5 años al cuál le enseñan por primera vez flores mágicas que bailan.

Luego de pocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora