Eran aproximadamente las 12 am, una chica de estatura media, 1.63, iba corriendo sin calzado y se veía bastante agitada, su cabello era de un color gris platinado a mitad de la espalda y era una mujer sumamente hermosa a la vista de los demás
—No podrás correr toda la noche linda! -gritaba un hombre de cabello negro corto que la estaba siguiendo-
Detrás de este hombre lo seguían dos más, la chica desgraciadamente había presenciando un asesinato y como era de esperarse no pueden dejar testigos
¿Por que ella estaba a altas horas de la noche fuera? Bueno, la chica recién estaba empezando sus prácticas cono enfermera en un hospital y normalmente salía muy tarde, para su desgracia paso exactamente en el lugar donde estaban golpeando a un hombre hasta dejarlo muerto
La joven muchacha siguió corriendo hasta que se tropezó con unos cubos de basura, ese pequeño tropezón provocó que estos hombres la lograrán alcanzar
— Que muñequita tan bonita...-el pelinegro se acerco tomando a la chica del mentón sonriendo- Porqué en vez de matarte ¿no te haces mi novia?
— Que propuesta tan tentadora...-le sonrío coqueta acercando más su rostro al de este- Pero yo no me junto con escorias -le escupió en su cara alejándose de este-
El chico enojado le sonrió y limpio su rostro, furioso por su falta de respeto le dio una fuerte cachetada en su rostro, la muchacha no podía defenderse ya que estaba siendo tomada por los otros dos chicos
— Eres una pequeña zorra, si hubieras sido más amable no tendrías que pasar por todo esto -le mencionó este plantando otro golpe en el rostro de la chica- tenías una cara bonita
Este hombre procedió en darle una fuerte patada en su abdomen haciendo que la chica soltara un grito ahogado, sin esperar más volvió a patear pero esta vez al costado, cerca de sus costillas, el dolor era tanto que hizo que esta se retorciera en el suelo. Uno de los chicos tenía una barra de metal la cual se la entrego a su líder
— ¿Sabes algo? Se ve que tienes el cuerpo muy frágil
Menciono el chico acercándose con la barra de metal, la chica no decía nada pero tenía varias lagrimas que bajaban por sus mejillas. Este con una sonrisa no dudo en golpear repetidas veces los tobillos de la chica hasta el punto de romperlos
—¡Maldito seas! -la chica le grito entre llantos–
Cuando este tipo iba a dar un último golpe fue detenido por una mano grande la cual tenía un tatuaje
- ¿Que es este escándalo? -le pregunto el chico quitándole el tubo mientras miraba a la chica retorciéndose de dolor en el suelo-Que bien...son ustedes los que están manchando la reputación de Moebius no?
- ¡Jefe! Puedo explicarlo, ella nos vio haciendo un trabajo y no podemos dejarla así -dijo el chico de cabello negro bajando la cabeza por respeto-
-Cállate, no pedí explicaciones -el jefe le dio un fuerte golpe en la cabeza a su subordinado para así acercarse a la chica incandose frente a ella sonriendo - Hola, veo que no te trataron muy bien
El alto chico acerco su mano al rostro de esta mujer, ella a como pudo le dio un manotazo arrastrándose lejos de este mientras se quejaba
- Oh vamos, estoy intentando de ser amable preciosa -el chico volvió a acercar su mano a su rostro con aquella sonrisa tan burlona- Vamos, seamos amigos, ¿como te llamas?
La chica no dijo nada pero tampoco se alejó más ya que le dolía mucho moverse, el chico la tomo en sus brazos estilo princesa
- Como no me dices tu nombre te llamaré lisiada -dijo este riendo y caminando con la chica en sus brazos-
- Petya...-mencionó la chica quejándose un poco por el dolor que tenía en sus tobillos-
- Tus papás acaso no te querían? -este chico se burlo de su nombre ya que le parecía extraño-
Petya frunció el ceño por como este se burlaba de su nombre, Petya era la variante rusa de "Petra", la chica venía de Rusia y solo vino a estudiar a Japón ya que sus instituciones eran mejores
Petya se había quedado dormida en los brazos de este chico, cuando llegaron Petya solo sentía como su cuerpo tocaba algo suave y acolchado, unas manos calientes que recorrían su cuerpo con un toque suave, Petya al sentir las manos se asustó y dio un manotazo apartando aquellas manos que eran las del chico tatuado
- Lisiada, estoy tratando de curar tus heridas así que quédate quieta -el chico se rió un poco al verla tan nerviosa-
- No quiero, estoy bien así....-decía mientras se acomodaba en aquel colchón sin quitarle los ojos de encima a este chico alto-
-Oh vamos, deben dolerte mucho las heridas Petya, déjame curarte -le respondió con esa sonrisa burlona que solía hacer mientras su mano bajaba hasta los tobillos de la chica-
Petya no dijo una palabra más y solo dejo que este la curará, cuando tocaba sus tobillos ella se quejaba del dolor que le causaba un simple roce
- Duele! Hazlo despacio! -le reclamó la chica haciendo una notable mueca de dolor-
- Ajá duele y no puedo hacer nada al respecto así que deja de quejarte -le dijo este pasando una venda por sus tobillos- listo
-Listo? Solo harás eso? -la chica como estaba estudiando medicina sabía que hacer en estos casos y como tratarlos- solo me vendaste los tobillos, eso no me va ayudar
- Mira lisiada, no soy un doctor y no puedo hacer nada más -el chico suspiró rodando un poco sus ojos- acaso tu sabes de algo? Ya que me estas juzgando mucho
- Claro que se de estas cosas...¿Puedes traer una bolsa con hielos? -dijo la chica quitándose la almohada que tenía detrás y una caja pequeña que estaba al lado para acomodarla bajo sus pies-
- ¿Para que quieres el hielo? -pregunto el chico curioso y ayudándola a acomodar sus pies-
- Para la hinchazón ¿para que más?
El alto muchacho se levanto dando un suspiro y metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón para así irse caminando a buscar una bolsa con hielos a una tienda. Cuando llegó vino con dos bolsas de hielo y un chocolate
- Ya te traje el hielo y algo dulce -dijo este colocando suavemente las bolsas sobre los tobillos-
- ¿Para que el chocolate? -Petya se quejo un poco por el dolor y lo frio de las bolsas-
- Es para ti, después de un momento tan amargo deberías tener algo dulce ¿no? -le dijo el atractivo chico acercando su mano con el chocolate hacia ella- Pero si no lo quieres me lo comeré yo
Petya tomo el chocolate sonriendole un poco, este chico se veía un poco amable y no le tenía tanto asco como a los otros que conoció el dia de hoy
- No sabía que las lisiadas sonreían también -Dijo este riéndose un poco y levantándose- bueno me voy Petya... demonios tienes un nombre horrible
- Oh cállate, apuesto a que tu también tienes un nombre horrible -le reclamó Petya abriendo el chocolate y dándole una pequeña mordida, era tan dulce, el chico tenía razón, algo dulce ayudaba con los malos momentos-
- Naa...mi nombre es mucho mejor que el tuyo
- ¿Como te llamás?
- Shuji Hanma, pero solo dime Hanma
Tenía razón, su nombre era más hermoso que el de Petya, Hanma salió cerrando la puerta en sus espaldas dejando anla joven chica descansando en su colchón