Cuando lo hicimos en el bosque

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Era un día caluroso y nunca habían arreglado el aire acondicionado en la base, por lo que Itachi se llevó (engañado) a Deidara al bosque para pasar tiempo juntos, pensando que quisas no haga tanto calor allí.

Pero fue todo lo contrario.

El calor se concentraba entre la maleza y era peor que el infierno. El rubio fulminaba con la mirada al Uchiha, maldiciéndolo por haberlo llevado allí.

-Era mejor que me hubieras dejado morir derretido en mi cama, al menos allí estaría cómodo.

-Pero no estaríamos juntos.

Iba a contestar de mala gana como siempre pero luego lo vio quitarse su túnica de Akatsuki y quedar en una musculosa negra bien apretada a su cuerpo, el sudor resaltando el brillo en su piel morena y su largo cabello empapado por el mismo lo hacía ver tan…

Deidara no se dió cuenta cuando tragó grueso, y menos cuando Itachi lo escuchó y descubrió sus sucios pensamientos.

El Uchiha sonrió pícaro y se acercó a él, buscó su mirada y pasó sus manos por su cintura, atrayéndolo hacia el y pegándolo a su cuerpo.

-¿Te gusta lo que ves?

Deidara no contesto, el rubor se le subió a la cabeza y dejó de ser el mismo por un segundo, esa era la única explicación para lo que hizo a continuación.

Tomó a Itachi del rostro y plantó un beso desesperado y brusco en sus labios. El Uchiha no tuvo ni tiempo de reaccionar, con los ojos bien abiertos por la sorpresa y el cuerpo tieso como una estatua esperó a que Deidara se alejara.

Cuando lo hizo, el rubio lo miró tímido y frunció el ceño, sostuvo su cabeza con sus manos frustrado.

-Es el calor. Definitivamente se me frieron las neuronas.

Sin poder aguantar más, Itachi lo atrajo bruscamente hacia el y frotó su erección contra la pelvis de Deidara, lo tomó de la nuca y en un gruñido de lujuria deboró su boca con pasión y hambre.

Deidara jadeaba y gemía en la boca contraria mientras se rendía ante el placer de sus lenguas tocándose y frotándose entre si. Pasó sus brazos por la espalda del Uchiha y sintió con sus manos como el sudor empapaba la tela negra, se aferró a él y lo atrajo aún más hacia sí.

Itachi frotó sus erecciones sobre la ropa mientras desvestía al rubio, se separó y fue hacia su cuello, lo besó y mordió tanto que pensó que las marcas que dejaba se volverían permanentes… y no es que estuviera en contra de la idea.

-Espera -decía Deidara entre jadeos -No podemos hacerlo aquí.

-Cierto -habló Itachi deteniéndose, miró alrededor y sonrió satisfecho.

Tomó a Deidara entre sus brazos y lo alzó del suelo sorprendiendo de sobremanera al contrario quien de aferró a él, caminó hacia uno de los árboles cercanos, el cual estaba rodeado de arbustos grandes, y se quedaron allí.

Bajó a Deidara, pero no lo despegó de su cuerpo -Aquí nadie nos verá -lo volteó hasta tenerlo de espaldas, pasó sus manos por su cuerpo y pellizcó uno de sus pezones arrancando un gemido bajo del rubio -Pero tienes que contener tu voz.

Itachi pasó su lengua por el cuello expuesto de Deidara mientras una de sus manos molestaba sus pezones y la otra bajaba hacia su erección y comenzaba a masturbarlo. El rubio gemía bajo, llevó su mano hacia su boca para ahogar su voz.

Sus piernas temblaban y se rendían ante el placer, por lo que se sostuvo del tronco el árbol frente a el con su mano libre. Sintió como Itachi bajaba su pantalón y dirigía su mano hacia su entrada, luego algo húmedo cayó en ella, era la propia saliva del Uchiha que actuó como lubricante mientras metía un par de dedos.

El rubio gimió un poco alto cuando Itachi presionó su punto dulce, lo que el Uchiha amó y siguió torturándolo allí para obtener más de esos lindos sonidos que salían de la boca de su amante.

-Ya… basta -hablaba Deidara entre gemidos -hazlo…

-¿Hm? ¿Hacer que? -volvió a presionar y Deidara gimió adorablemente otra vez.

-Mételo… estúpido Uchiha -masculló mientras el rojo de su rostro se expandía hacia su cuello.

Ante esto, Itachi gruñó ya incapaz de contener sus ganas de hacerlo suyo y metió su miembro dentro de él, embistió con fuerza y ambos de fundieron nuevamente en ese placer intenso que habían vivido hace unos días.

Deidara luchaba por mantener sus gemidos pero su voz quería salir, Itachi lo tomó de la quijada y lo giró hacia el para comer su boca.

-Si quieres gemir, hazlo aquí dentro -habló abriendo su boca.

El rubio odiaba que fuera tan sexy a veces, jamás lo diría en voz alta, pero cuando hacía esas cosas no podía resistirse -Mierda.

Lo tomó de la parte trasera de su cabeza y lo jaló hacia el, metió su lengua en su boca y lo besó con hambre. Gemía y lamía su paladar al mismo tiempo, sus lenguas y sus cuerpos jamás se separaban, el placer y la corriente de sentimientos que corría por sus venas los hacia aún más presos el uno del otro.

El calor del verano solo se intensificaba en el bosque, pero aún así lo hicieron unas tres veces más en el mismo lugar.

Al terminar, Deidara no podía pararse por lo que Itachi lo llevó a cuestas a la base.

-Nunca más lo haremos en el bosque.

-¿Por qué? -preguntó el Uchiha.

El rubio lo miró incrédulo -¿¡Acaso quieres matarme!?

Itachi rió -Entonces, eso quiere decir que podemos hacerlo en otros lugares, ¿cierto?

Deidara no contestó.

Historias Inéditas [ItaDei]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora