CAPITULO 17: "Alquimia y Hechicería" parte 1

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En el medio de la habitación, sobre una gran mancha roja, descansó un esqueleto rojo con múltiples laceraciones, órganos desparramados en todas partes al igual que jirones de piel y ropa. Eso fue a lo que se redujo el cuerpo de issei, después de explotar al no ser capas de soportar la desbordante energía mágica. Issei había terminado al borde de la muerte, destrozado y desfigurado al punto de ser irreconocible, solo dos cosas lo habían salvado ese día de haber muerto; Lo primero había sido su regeneración que después de un tiempo el cuerpo miserablemente destrozado había logrado volver a unir las partes que de alguna manera no se habían desprendido por completo de su cuerpo y había echo crecer la carne junto la piel faltante. Lo segundo fue su esqueleto ligeramente más resistente que el resto de su cuerpo. Después de que su esqueleto hubiera sido roto un número considerable de veces, seguramente después de haber roto más huesod de los que diez personas podrían romperse en toda su vida, había echo que su esqueleto se volviera ligeramente más resistente como para soportar el refuerzo, lo  suficiente como para solo salir con solo algunas laceraciones, evitando que este explotará y los fragmentos destrozaran los órganos vitales.

Ahora saliendo de la inconsciencia los dedos de issei se movieron. Lo próximo que supo el castaño fue que un intenso dolor recorría por completo su cuerpo, como si tuviera agujas al rojo vivo clavadas por todo su cuerpo tanto por dentro como por fuera. El forzar mínimamente sus músculos lo hizo sentir que estos volverían a explotar y tuvo deseos de retorcerse por el dolor, deseos de gritar de no ser por qué eso significó algún mínimo de movimiento y solo el movimiento de su pecho al respirar fue un suplicio al punto que trato de dejar de respirar, pero incluso el latir de su corazón, fue como sentir que alguien golpeara su pecho con un martillo rítmicamente. Apretando sus dientes estos rechinaban de forma audible mientras sus ojos se encontraban  bañados en sangre. El cuerpo de issei se contrajo un par de veces los gemidos de dolor, asco y mareo no se hicieron esperar, podía moverse pero era como si sus músculos estuvieran desgarrados pues sus nervios gritaban por piedad ante la infernal tortura. El más simple movimiento fue aumentar más la condena a su tortura, era lo peor que cualquier cosa que hubiera sentido hasta ahora al punto de no poder explicar con palabras el grado de dolor que sentía y que lo tenía paralizado, la muerte fue cientos de veces preferible a sentir está agonía. Cuando Oubis lo había reducido a una bolsa de carne no menos destrozado de lo que se sentía ahora, había destrozado su columna vertebral evitando que sintiera el dolor de su cuerpo destrozado pero ahora su columna estuvo intacta y podía sentir su cuerpo agónisante.

Girando para acostarse sobre su pecho el mundo de issei amenazaba con derrumbarse cuando todo en la habitación comenzó a balancearse de lado a lado con agresividad por la severa conmoción cerebral, su cabeza amenazó con explotar cuando la sangre subió a su cabeza. Con el pecho en el suelo miro su escritorio dónde  recordaba haber guardado la lágrima de Phoenix que Ravel le había dado en el caso de emergencia.

Comenzando a arrastrarse por el suelo con ayuda de sus brazos, el escritorio a apenas a metro y medio de él, parecía estar a cientos de kilómetros cuando por cada movimiento que hacía le hizo desear la muerte en ese momento, sus dientes apretados tratando de contener las lágrimas y gritos de dolor. Arrastrándose por el suelo por lo que parecieron horas se aferro al respaldo de la silla. Sin poder sostener el peso de issei, la silla se fue hacia atrás haciendo caer  al suelo a issei una vez mas. "Arg...." Dando un gemido de dolor al golpear el suelo. Volviendo a intentarlo, está vez se agarró al borde de su escritorio usándolo como apoyo para levantarse. Cuando abrio el cajón el dolor se había vuelto algo manejable aún que las náuseas y el mareo solo aumentaron aún asi fue mucho mejor que antes y no vio necesidad de usar la lágrima sin heridas o dolor solo era un desperdicio usar la lágrima ahora. De repente su garganta se sintió seca ni siquiera una gota de saliva en su boca llevo su mano a la jarra de agua aún sobre su escritorio y comenzó a tragar toda el agua, la sed que sintió era horrible pero está jarra de agua fue la más deliciosa que jamás había podido probar derramándose por las comisuras de su boca, mientras bebía se olvidó de respirar hasta que se acabó la última gota que escurrió de la jarra antes de desplomarse en el suelo por algunos segundo en los que aprovecho para respirar, unos segundos pasaron en los que esperaba que el mareo terminará por desaparecer, fue el hambre que se hizo precente eh hizo gruñir a su estómago como un dragón. Obligándo a su brazo levantar se tomó su teléfono reviso la hora y la fecha aún no salía el sol así que supuso que no había pasado mucho tiempo.

THE CRY OF PHOENIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora