CAPITULO 19: "Un día en la vida de Ravel."

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En la ciudad de kuo, a 9,448 km de Londres ya había pasado una semana desde la partida de issei.

Para Ravel toda la semana había estado inusualmente tranquilo, nada muy diferente a como cuando estaba issei, sin embargo su ausencia había dejado espacio para que se creará una incomodidad en el ambiente entre Reynare y ella, sin embargo la rubia le era ajeno el motivo de dicha incomodidad entre ellas. Reynare siguió trabajando haciendo sus contratos y repartiendo panfletos sin decir una queja, incluso de alguna mamera parecía mas dócil, era más inquietante que si presentara alguna queja o fuera encontrá de lo que ella decía, sin embargo cualquier cosa que generará esa incomodidad entre ambas no parecía que Reynare lo quisiera resolver y pretendía hacer lo mismo.  'Oh al menos esa era mi intención'. Pensó Ravel al ver que la ángel caída entro en su despacho y se paró frente a su escritorio mirándola fijamente.

"Tengo trabajo que hacer así que podrías ir al grano." Con su atención en Reynare, Ravel detuvo su trabajo, sus manos posándose sobre su escritorio esperando a que Reynare dijera lo que tenía en mente.

Parada, con sus brazos cruzados debajo de su pecho, su mirada estaba fija en una esquina de la habitación con algún pensamiento en mente. Todos podrían decir que se estaba debatiendo sobre si debía mencionar dicho pensamiento.

"¿Que piensas respecto a issei?" Pregunta después de unos segundos de un breve en silencio y la pregunta no fue una que esperara Ravel

"¿Que es lo que pienso?" Perpleja ladea su cabeza al no entender a qué vienia esa pregunta.

"Actualmente es tu pareja, aun que ninguno de los dos se a molestado en dejarlo claro. No puedo evitar preguntarme después de escucharte en el aeropuerto si estás dispuesta a compartir a tu amado caballero conmigo".

"¿¡Estabas escuchando!?" Exclamo furiosa, aún que no estaba muy segura de si estaba molesta por qué la hubiera estado espiado su conversación o por las cosas vergonzosas que la habría escuchado decir en dicha conversación. Ante el  exabrupto de Ravel, Reynare esbozo un sonrisa, casi feliz por el nerviosismos de la pequeña demonio del clan Phoenix, momento en lo que podía admitir que se sentía un poco orgullosa.

"Para mí desgracia se que tú ya tomaste su corazón, tampoco estoy interesada en el puesto de número uno, se perfectamente que no puedo amarlo tanto como tú, aún asi estoy interesada en él de otras formas". Con un tono de picardía llevándose un dedo a sus labios y guiñando un ojo para aclarar sus intenciones con Issei.

"Solo lo quieres p-p-para... Tu ¡Tú!¡pervertida!". Goleando el escritorio con sus manos, abiertas antes de señalar a la caída con un dedo . "No le pondrás tus manos encima, ¡pervertida!" El rostro y el aura juguetona de Reynare desaparece reemplazada por una de fastidio antes de ponerse serio.

"Aburrida," Girando sus ojos volvió a actuar de forma seria, por mucho que le gustará meterse debajo de la piel de Ravel, quería aclarar el sus dudas. "Pero eso no es a lo que me refería, issei no deja de parecerme un buen partido en medio año logrando alcanzar el nivel de un demonio de clase media a final de camino, cuanto tiempo le tomara alcanzar a un clase alta o suprema, no aprovechar ahora sería un desperdicio".

"Jamás." Dijo secamente a lo que Reynare la mira genuinamente sorprendida mientras Ravel tomaba asiento.

"¡Eh! ¿¡Porque!?" Exclamo indignada esta vez siendo ella la que golpeara su escritorio con sus manos. "Si solo lo vez como alguien para tu beneficio entonces me niego a compartirlo con alguien como tú." Responde de forma tajante, no dispuesta a ceder antes de tomar su papeleo y empezar mirarlo con la mitad de su atención.

"Acaso vas a evitar que me acerque a issei cuando le gustó, puede ser que lo que dijiste en el aeropuerto era mentira sobre que no importaría cuantas mujeres tuviera." Ravel se congelo en su sitio. No supo que responder, antes de notarlo ya estaba fuera del bar considerando las palabras de Reynare. No lo admito en su momento eh ignorado a la caída salió del bar para no admitir que había logrado meterse debajo de su piel al cuestionarla.

THE CRY OF PHOENIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora