CAPÍTULO II

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JONAS

—Me aceptaron en la universidad de Madrid... —dije acercándome a la mesa...
—Mi amor... Felicidades... —dijo mi madre mientras me abrazaba...

Acerté con la cabeza tratando de fingir un poco de felicidad...

—Jonas... Leo y yo... Iremos a Barranquilla a pasar carnavales... Vamos... Te hará bien distraerte... —dijo Eli mientras se acercaba a mí.

—¡No! —dije afirmando.

—Jonas... Tú sabes lo mucho que mi hijo amaba los carnavales... Si tú vas sé que él se sentirá feliz de verte feliz —dijo el señor Antonio.

Chiste la lengua y me fui a mi habitación...

—iré a descansar —dije un poco lloroso.

Su recuerdo sigue aquí... Estando en mí... No puedo creer que en mi vida llego una persona, una hermosa persona a darle sentido a todo... Me enseño a confiar en mí... Y a navegar contra viento y marea... Pero... Aun así ya no esta...

Sus palabras, su voz... Su hermosa voz... Es algo que me duele recordar, no puedo parar de leer esa carta... Y observar aquella roca...

Mi vida cada día se agotaba... No sabía... No sé cómo continuar mi vida sin él... ¿Cómo voy a seguir sin mi pequeño carnaval de alegrías? Aunque la alegría ya había muerto con él... Mi sonrisa se había muerto, con mis ganas de seguir... No podía continuar con mi vida... En cualquier sitio lloraba, en el día lo necesitaba y en las noches lo soñaba... Soñaba que está ahí conmigo... Que me decía "Te amo" que me calmaba con un beso en la frente, que me ayudara con aquellas rocas que querían hacerme caer... Pero sobre todo que me abrazaba... No había brazos que me hacían sentir seguro... Su olor... ¡Joder! Su hermoso olor... No lo puedo olvidar...

Solo miraba su foto... Y recordaba esos días... Ver su foto es trasladarme a aquel lugar, a ese momento en donde él estaba

—Te necesito Dereck... Necesito que estés aquí... ¿Dónde estás?... —dije mientras miraba sus fotos en mi teléfono.

Mi madre trataba de no hablarme... Eli y leo trataban de animarme, pero yo no podía...

Mire mi mano... Ahí estaba ese anillo, ese hermoso anillo que me dio como juramento a su amor eterno a mí... Y no estaba... Le culpaba y le reprochaba por dejarme solo... Con los sueños, con las ganas de vivir... Teníamos muchas cosas por hacer...

—Cariño... Cariño no... —dijo mi madre al verme recortado a la pared llorando.

—Mamá... Ya no puedo más... No puedo —conteste derrumbándome en llanto.

—Ay Jonas... Ojalá pudiera sanar tu dolor...

—Mamá... ¿Por qué? ¿Por qué se me fue? Mamá él me dijo que estaría siempre conmigo...

—Cariño... Y así fue... Él te dio su vida... De alguna manera esta contigo...

—Pero no necesito aquí mamá... Necesito que me bese... Que me abrace... Que me apoye... Necesito su calor... Su amor... Ya no quiero seguir viviendo mama... Necesito a mi esposo...

Mi madre me abrazo fuertemente, pero aun así me sentía solo... Mi corazón estaba hecho polvo de tanto romperse...

—Debes tomar tus pastillas... —comento mi madre.

—Ay vieja... Ay mi viejita... Ya no puedo... No puedo seguir así...

—Ya mi amor... Yo te entiendo cariño, pero debes ser fuerte... Muy fuerte... Toma... —dijo mi madre dándome aquellas pastillas para dormir...
—Esto te ayudará cariño...

Me tomé aquellas pastillas y me dispuse a descansar... Acostado en aquella cama, en donde su presencia se hacía cada vez más fuerte.

PECCATUM III [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora