17 de agosto de 1994
La música clásica resonaba en la habitación especialmente solo para que Venus ensayara, allí se hallaba ella, practicado el deporte y la danza que tanto adoraba, en un principio el ballet había sido simplemente una parte más de sus enseñanzas de pequeña, al igual que el piano, violín o los diferentes idiomas, sin embargo, el ballet se había hecha una de las cosas que más amaba siendo tan así que quería que eso fuese a lo que en un futuro se llegase a dedicar, al ballet profesional.
Estaban a un día de los famosos Mundiales de Quidditch, dicho evento al que iría junto con sus dos mejores amigas y sus padres, por lo que las dos descendientes de Los Merodeadores ya deberían de estar por llegar para hacer una pijamada entre las tres y ponerse al día con Venus con lo que no pudieron contarse mediante las cartas semanales.
—Hija, debes ir a ducharte, las chicas no deben de tardar en llegar —habló su madre entrando en la estancia sacando a Venus de su burbuja, la menor se giró con gracia y miró a su progenitora.
—¿Tan rápido pasó el tiempo? —preguntó con curiosidad sin poderse creer cómo el tiempo parecía volar cuando bailaba.
—Sí, ahora sube a tu habitación a ducharte, no puedes recibir a las chicas así, sino tendrán razones para decir que no te bañas —dijo Helen con burla haciendo reír a su hija.
Venus se quitó las zapatillas y yendo hacia la puerta de la habitación pasando junto a su madre dejando un beso en la mejilla de esta.
—Las chicas vendrán por la Red Flu así que prepara el balde para el vómito de Juls — informó la morena menor con gracia haciendo reír a su madre para luego emprender camino hacia su habitación en la tercera planta de la mansión.
Una vez duchada y cambiada con un simple vestido veraniego color crema, Venus bajó a la sala donde una de las mujeres del servicio acababa de dejar una bandeja con una tetera llena de su té favorito —té de anís—, junto con un plato de sus galletas favoritas para acompañar su hora del té.
La morena se sentó en su acostumbrado sofá, dejando el libro que había traído consigo sobre la mesa para luego con movimientos delicados y elegantes como se le caracterizaba por ser, comenzó a poner las cucharadas de azúcar necesarias para así luego degustar su té en total silencio en lo que leía su libro.
Un rato después su silencio se vio roto por por el acostumbrado sonido de la aparición por la Red Flu, Lyra Black acababa de hacer aparición junto con su lechuza y baúl en la mansión Rosier. Venus dejó su libro de lado levantándose con una sonrisa yendo directamente hacia la otra morena atrapándola en un abrazo, de verdad ese par se había extrañado.
—Te he extrañado, enana —habló en tono bajo la Rosier para posteriormente separarse de ella revolviendo el pelo de la mayor.
—Y yo a ti, ¡no me despeines Rosier! —se quejó la morena apartando las manos de Venus de su cabeza.
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Déjate amar ||Pansy Parkinson||
FanfictionEl amor viene en diferentes tipos y colores, puede ser inesperado, prohibido, secreto, no correspondido, dañino; sin embargo el sentimiento es tan grande que la mayoría de las veces es el que gana las batallas con los demonios y logra pintar de colo...