Capítulo 4

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Kalen Kenneth- sentí una voz imponente que conocía muy bien – ¿Hasta cuándo piensas huir de tu madre? - cuestionó mientras se colocaba el tacón que debió habérsele caído apurada por esconderse.

La encaré con una sonrisa angelical – ¡Mamá! ¡Qué sorpresa verte por aquí! ¿Cómo has estado?  – cruzó sus brazos en un claro gesto de “¿En serio?”.

-Pues la verdad, he estado haciendo de niñera de un chiquillo malcriado, persiguiendo a mi propio hijo de un lado a otro- suspiró y me miró con ojos preocupados – Kalen, sabes que en algún momento vas a tener que volver a casa. ¿Qué pasa? Desde niño siempre decías que cuando llegaras a ser presidente como tu padre harías de la Galaxia un lugar mejor-

- Ma, no es tan fácil-

- Lo sabemos y por eso vamos a estar ahí para ayudarte- me sonrió de esa forma tranquilizadora que solo una madre hace.

Pero no podía, aún no. –Mamá, por favor te lo ruego dame un poco más de tiempo- dije en tono de súplica.

-Lo siento Kal, no puedo hacer eso.-
Sabía que no estaba ahí para negociar, estaba dispuesta a llevarme hoy a casa.

-Pues yo también lo siento- susurré antes de lanzarme a correr en la dirección contraria. Necesitaba más tiempo para aclarar mis ideas, y si debía seguir huyendo de mi madre para conseguirlo, lo haría.

Y pensé que lo lograría. Cuando estaba a punto de llegar a la calle, seis hombres completamente trajeados que se ocultaban detrás del local de la esquina revelaron sus posiciones e interrumpieron mi paso.

Tsk, mi madre se había preparado bien, y ahora mi yo interior me castigaba por andar de romántico caminando en vez de transportarme en algún vehículo.

(…)

-Hermanito me decepcionas. –mencionó Nealie sobreactuando- Pensé que eras más inteligente. ¿Cómo pudiste ser atrapado tan rápido? -

Los dos nos encontrábamos sentados en el sofá del salón que tantos recuerdos guardaba de nuestra niñez. Yo posicionado en la esquina derecha y Nealie invadiendo mi espacio personal mientras no dejaba de molestarme.

-¿Por qué se demoran tanto? ¿Papá cómo ha estado? ¿Está enojado conmigo?  – pregunté totalmente serio.

El rostro de Nealie formó una mueca, en señal de protesta por no hacer caso a sus intentos de agotar mi paciencia.

Resignada respondió – En los últimos días, el Sr. Melvin Kenneth amanece en su despacho y hasta pasada las 10:00pm no se le ve un pelo. Él ha estado ocupado culminando los proyectos que piensa son de vital importancia antes de que termine su mandato; y no tengas miedo, no está enojado contigo, más bien es una bola de preocupación. Se la pasa hablando de si estarás comiendo bien, y si tendrás un lugar para quedarte o estarás durmiendo en la calle, y más absurdas suposiciones. –

Sonreí, eso sonaba mucho a mi padre. Siempre ha sido muy apegado a nosotros y nunca ha intentado ocultarlo.

-Nea, voy a mi habitación, si bajan me avisas- Tras cerciorarme de que mi hermana asentía. Busqué mi dormitorio y me adentré en él.

No era un cuarto ostentoso, prefería que fuera sencillo, las paredes, la sobrecama y demás muebles, estaban perfectamente combinados en distintos tonos de azul y blanco. Sobre la cómoda descansaban varias fotografías de días especiales en familia y varios retratos de Nealie, Kelvin y yo pequeños. Tenía una mesa de estudio donde estaba colocado mi equipo de música, un ordenador y algunos libros que decidí mantener en físico.

Presioné el botón de reproducir en mi auricular mientras caía en mi suave y reconfortante colchón. La verdad lo había extrañado, no hay nada como tu propia cama. Quería salir de allí y encontrar a esa chica, pero siendo realistas no podría hacerlo sin hablar antes con mi padre; ¿qué le digo? Si yo mismo no estoy seguro de qué estoy buscando, de qué pienso encontrar hablando con Gwyddyon y con Enyd, solo es una corazonada.

"SER HUMANO OTRA VEZ"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora