Capítulo 9

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-¡¡¡Hola!!! ¿Hay alguien? – Dije por tercera vez.

-Pff, otra pérdida de tiempo- bufó Enyd.

Me asomé a la recepción, pero no había nadie a la vista.

-Deja de buscar, esto está vacío. – se dirigió a la entrada, abrió la puerta y se giró- A qué espe...? – interrumpió su frase y abrió los ojos mientras movía la cabeza hacia un lado.

Observé en la misma dirección y no lo podía creer, allí donde hace unos segundos había comprobado que no había nadie, estaba sentada la mujer del bar.

Con sus brazos apoyados en la barra de la recepción y su cabeza descansando sobre sus manos entrelazadas dijo – ¿Se van tan rápido?  - su expresión se tornó divertida al notar que aún seguíamos con las mismas caras de asombro.

Enyd fue la primera en reaccionar –Pero… Tú… si yo…. ¡¿De dónde saliste?!- atinó a decir.

-¿Yo? He estado aquí todo el tiempo. - una sonrisa se extendió en su rostro.

Me recompuse y carraspeé – ¿Entonces este es tu local? –

-Exactamente, veo que hice bien en darles la dirección, pero llegaron más tarde de lo que pensé-

-Ya, nos dejamos llevar por el ambiente de la ciudad, ¿Saoirse no? –

-La misma, para servirte- dijo mientras guiñaba su ojo derecho. Deslizó su mirada hacia Enyd, que no le estaba prestando la menor atención, y al regresarla a mí, expresó con aparente decepción- Tenía la esperanza de que vinieras solo, pero bueno, lamento decirte que solo tengo una habitación libre. Tendrán que compartirla – Se escuchó como Enyd chasqueó la lengua después de escuchar esto último. Delatando así que en realidad estaba atenta a la conversación.

(…)

Después de pagarle la noche y darle nuestros nombres, Saoirse nos guió al cuarto. Era pequeño pero lo suficientemente cómodo para pasar pocas noches. Había un televisor en la esquina y una cómoda de tres cajones en la pared adyacente al mismo. Un baño con baldosas blancas y verdes era la única habitación que acompañaba al dormitorio. Tiré la mochila en la entrada y me quedé observando lo que ya sabía que me iba a ocasionar problemas: la cama. Fácilmente podían dormir dos personas en ella sin siquiera rozarse, pero tendría que tantear el terreno con la fiera.

Mientras mi cerebro analizaba como tratarla sin que se pusiera a gritar como loca, ignorarme o insultarme. Ella había salido del baño y como si un imán la halara se tumbó sobre la cama. Me quedé con la vista fija en ella. Joder, no podía quedarse dormida antes de saber que no me iba a asesinar a la mañana siguiente si se despertaba y me descubría junto a ella.

-Imbécil, deja de mirarme y acaba de acostarte, que no puedo dormir si alguien me observa tan fijamente- dijo sin quitar su brazo de encima de sus ojos.

No tenía idea de cómo supo que la estaba mirando, pero no me importó en lo más mínimo. Podría dormir cómodamente y solo eso bastaba para ponerme de buen humor.

Me acosté, teniendo cuidado de mover lo menos posible la cama para no despertar el mal genio de Enyd.

Revisé las notificaciones que había recibido durante el día y entre ellas distinguí los mensajes de mi amigo.

-El plan “Nealie para presidenta” está en marcha. Se está haciendo la molesta por tu “irresponsabilidad” pero cuando le conté la idea pude distinguir un rastro de emoción en sus ojos. Creo que va a presentarse a las elecciones, y ya sabemos que el pueblo ama a los Kenneth. -

-¿Cómo te va a ti? -

Decidí que le respondería al otro día, lo cierto es que no estaba seguro de cómo me iba.

"SER HUMANO OTRA VEZ"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora