Capítulo 8

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Gratissimum. Era notable que estábamos en una ciudad turística. Llevamos alrededor de veinte minutos rondando las calles, y creo que he visto cerca de cincuenta anuncios de puntos de visitas y con mensajes de “Bienvenido a Venus”, “Welcome to the hottest planet”, “¿Preparado para unas vacaciones calientes?” y millones de textos parecidos. No tenía de qué quejarme, era una ciudad bonita, se respiraba ese ambiente festivo en todas partes, veías grupos de jóvenes por doquier celebrando, hombres y mujeres charlando animadamente y reuniones de ancianos,sobre todo en los parques. Creo que había visto ya todas las razas de la Galaxia, pero definitivamente predominaban los limaxs, y según tengo entendido los aemulas también abundan en Venus, pero aún si los encontrara no podría distinguirlos si ellos no lo desearan así. Los sitios más oscuros eran los callejones de algunos barrios por los que rondaban solums, el resto de Gratissimum era puro color, luces y alegría. ¿Qué era lo mejor de todo? que Enyd se había mantenido desde que pasamos el letrero de “Bienvenidos a Gratissimum” completamente callada. Sí señores, estaba muy a gusto con su silencio, pero claro en algún momento tenía que explotarse mi burbuja de felicidad.

-¿Qué crees que deberíamos hacer? - por más extraño que suene, lo preguntó amablemente.

-Enyd no siendo borde. ¿Debería hacerme ilusiones?  – le dije sonriendo mientras aleteaba mis pestañas.

-Pfff, después te quejas cuando te digo imbécil,- hizo una pausa- imbécil. – acentuó la última palabra mirándome fijamente.

Sonreí. –Esa es la Enyd maleducada que conozco. – Volví mi vista al frente. La verdad no estaba seguro de por dónde empezar. Gwyddyon no nos había hablado de qué hacer al llegar. Solo sabíamos que debíamos hablar con los ciudadanos para descubrir algo, ¿qué era ese algo? Ni idea. Suspiré– ¿Qué tal ir a algún parque? Todos los que hemos pasado han estado llenos, ahí podríamos encontrar información. -

Enyd solo asintió. Estaba rara.

(…)

Ya habíamos cruzado palabras con bastantes nativos y extranjeros también, ¿y qué averiguamos? nada. Solo mantuvimos charlas triviales acerca de cómo se estaban divirtiendo, de sus hogares y algún que otro comentario en relación a la guerra, pero nada relevante. Estaba al darme por vencido y dirigirnos a otro lugar cuando algo logró captar mi atención.

A la sombra de un árbol se encontraba un anciano rodeado de niños que lo escuchaban atentamente- Así es, éramos todos explotados. Trabajábamos sin descanso, y si alguna parte de nuestro cuerpo fallaba, exhausta ante tal trato solo éramos golpeados. – Debía ser un mestizo, nacido entre un limax y un avarum, porque, aunque se encontrara cubierto de esa baba característica de los primeros su aspecto no era tan grotesco y se distinguían en el algunos rasgos propios de los avarum. – La suerte es que logré escapar antes de que me mataran allí. Fue difícil, créanme, huir de un sitio repleto de maiores vires no es tarea para cualquiera. -

- ¡¡Viejo Declan eres genial!! – intervino uno de los niños, y el resto no tardó en seguirle la rima con más gritos alabando al anciano.

El tal Declan se rió alegremente y les dijo –Ya, ya, que este viejo se creerá sus mentiras. – parecía un señor agradable- Bueno, ¿¿no creen que ya se está haciendo tarde?? Deberían ir a sus casas. Yo descansaré un rato en un banco y me iré después. Hoy no tienen que acompañarme. –Sonrió hacia sus espectadores y estos se despidieron uno por uno.

– ¡Hasta mañana viejo Declan! -

- ¡Tenga cuidado de camino a casa! -

- Me divertí mucho hoy. ¿Mañana puede hacernos la historia de cuando conoció a aquella celeri? -

"SER HUMANO OTRA VEZ"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora