Capítulo 10: Una llamada, mil interrogantes

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Ambos chicos iban a paso lento por la acera, dirigiéndose a la casa del más alto. Un profundo silencio los rodeaba, uno bastante incomodo a decir verdad ¿Qué decir luego de una charla como la que habían tenido minutos antes? Para Harry era bastante incomodo el hecho de que uno de sus mejores amigos supiera lo que había sufrido por su padre en la niñez, mientras que Louis estaba feliz, por un lado, porque la persona que amaba le confió un secreto tan importante como aquel y, por el otro, estaba triste al saber por todo lo que tuvo que pasar su amigo de rizos alborotados a causa de su progenitor. En eso, el teléfono de Harry comenzó a sonar y este tomo el aparato algo confundido, ya que no era común que recibiera llamadas a su celular y menos aun a esas horas de la tarde. Miro extrañado hacia la pantalla del celular y por el nombre que vio en la pantalla supo que algo estaba mal. Por el otro lado, el oji-azul estaba más confundido que su amigo. Desde que conocía a Harry jamás había visto que alguna vez lo llamaran al celular, solamente recibía y mandaba mensajes debido al pack gratis que contrataba cada mes por la compañía del teléfono.

— ¿Hola? —contesto el oji-verde, esperando una respuesta del otro lado.

El castaño no podía escuchar lo que la persona del otro lado de la línea decía. El celular del rizado era bastante anticuado, por lo que el volumen no era lo suficientemente alto como para que alguien pudiera escuchar sin ser la persona que tenía el móvil pegado a su oído.

— ¿C-cómo paso? ¿Qué fue lo que sucedió? —pregunto Harry a la persona que lo había llamado. Su voz se notaba nerviosa y alarmada, con una gran carga de preocupación y tristeza en ella.

‘¿Habrá sucedido algo con Anne?’, se preguntó Louis. Para el castaño, las únicas personas cercanas a su amigo eran él y Anne, su madre. Si el oji-verde estaba tan alarmado, seguramente algo le había pasado a ella. Después de todo, Louis estaba con él.

— ¿Cómo está? —pregunto el rizado, temeroso por la respuesta.

Una vez la persona del otro lado le contestó, este  se rompió. Y Louis sintió que algo dentro de él se quebró cuando vio una lágrima rodar por la mejilla de Harry. Instintivamente se acercó y lo rodeo protectoramente con sus brazos. Quería reconfortarlo, hacerle ver que no estaba solo.

La línea aún no se había cortado y el oji-verde seguía escuchando con atención lo que la persona le decía, más bien no con tanta atención, después de todo su mente estaba nublada por la noticia.

— Voy para allá. En 10 minutos llego. —anuncio antes de cortar la llamada.

— ¿Qué pasó? —le pregunto el oji-azul, sin romper el abrazo y viendo directamente a los ojos del rizado.

— Necesito ir al hospital de St. Teressa. —menciono urgentemente, mientras tomaba su móvil y marcaba para pedir un taxi que lo llevara a su destino.

— ¿Es Anne? —pregunto Louis alarmado.

— No, no es ella. —le respondió, y al instante fue atendido por la estación de taxis.— Hola, necesito un taxi para ir desde…—observo la dirección que marcaba la casa a su izquierda— Anthony Avenue altura 2000 al hospital St. Teressa. Por favor, que sea lo antes posible. —y una vez le confirmaron que su taxi estaba en camino, le agradeció a la persona del otro lado de la línea y cortó.

— ¿Entonces, quién es? —pregunto el castaño algo intrigado.

— Luego te cuento, ¿sí? Ahora no estoy pensando bien, no tengo la mente clara.

— Te acompaño. —anuncio Louis.

— No es necesario, Lou. Estaré bien.

— No, no estás bien. Quiero ir contigo Hazz, para asegurarme de que no cometas una locura. Y tampoco quiero que estés solo. —confesó.

— No sé si sea buena idea. —el rizado hizo una mueca.

— Déjame ir contigo.

— Esta bien. —suspiró rendido.— Pero intenta no meter la pata y… Puede que veas una nueva faceta de mía que tal vez no te guste.

Esto último tomo por sorpresa al oji-azul, pero no pudo preguntarle al respecto porque en ese momento había llegado su taxi.

Louis no sabía que ese día su imagen de Harry cambiaria rotundamente.

 

“Siempre, para cuando me necesites. Siempre estaré, cuando necesites un hombro en el que llorar. Y también estaré allí, cuando quieras compartir un buen momento conmigo. Siempre en las buenas y en las malas.”

Notas de un loco enamorado //Larry Stylinson// AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora